BourgeoisieCapitalismCommunismIndividualismWorking Class

55 LIBERACION 54 LIBERACION cia, la tortura moral y material dominan, por consiguiente, al sector más numeroso de la sociedad humana.
Allí los usufructuarios de la actividad humana luchan unos contra otros, reforzando su poder de resistencia con el sacrificio cotidiano de los que apenas disponen en la vida de su fuerza de trabajo para defenderse. Todo se cotiza en el inmenso bazar que es el mundo contemporáneo, todo vende, todo debe traducirse en dinero para los explotadores del músculo, del cerebro y de la máquina, que ellos por sí solos no hubieran podido construir ni diseñar. saltando las fronteras para contender en los mercados del exterior, tanto en la venta de artículos manufacturados como en la adquisición de materias primas a bajo costo, los gobiernos que representan a la poderosa clase dominante provocan bélicos conflictos internacionales y se lanzan, con cañones o diplomáticamente, a la conquista de zonas de influencia, al sojuzgamiento, a la colonización de razas y de pueblos materialmente débiles, cuya servidumbre los Estados capitalistas consideran indispensable para fortalecer su estructura económica. Así nace la era brutal de los imperialismos, no importa que lleven por delante el emblema de la cruz o el ropaje embaucador de la civilización y del progreso.
De suerte que el desarrollo de la técnica científica al servicio de una pequeña parte de la sociedad, la minoria capitalista que va siempre tras el lucro y en cuyas manos se concentra inevitablemente la riqueza, lejos de promover el bienestar de los hombres sólo ha engendrado el odio, el mercantilismo como deidad suprema, la lucha de todos contra todos, la competencia feroz, conflictos internacionales, intervenciones y guerras imperialistas, sistemas y aparatos de destrucción tan eficaces, en tal forma ultracivilizados, que la propia ciencia nos está llevando otra vez a la barbarie. Sólo ha podido engendrar el maquinismo acaparado, en último análisis, el dolor y la miseria de la clase trabajadora.
Hablar de esta clase, de la clase proletaria, es referirse a la enorme masa humana explotada por el capital omnipotente. Vale decir, la única clase productora, y productora en común, compuesta de obreros manuales que venden su fuerza muscular cuando hay en la agricultura o en la industria quien la compre, y de obreros intelectuales, químicos, investigadores, oficinistas, ingenieros, individuos con capacidades ejecutivas, organizadoras o directrices, que dentro del régimen existente tienen que alquilar su fuerza cerebral a los dueños privados de los medios de producción.
De lo anteriormente expuesto se deduce que bajo el régimen capitalista la colectividad de asalariados ha venido aumentando fatalmente, incesantemente, con ritmo vertiginoso, el caudal económico de los propietarios del equipo mecánico, de los transportes, las tierras, las minas, de todos los medios de producción y fuentes de riqueza, incluido en estas últimas el trabajo humano.
En otras palabras, al revés de lo que sucedia en la época del artesanado, de los maestros y aprendices, de los pequeños agricultores de la edad media, que con sus propios instrumentos trabajaban individualmente en familia, la burguesía ha creado en realidad la organización comunista de la producción, pero conservando, acaparando los mejores frutos del trabajo colectivo.
Hay, pues, usando la fraseologia de Hegel, una antitesis entre el modo comunista de producción y el modo individualista de propiedad de los medios de producción, lo que se traduce en aprovechamiento unilateral de la riqueza producida. Por existir esta antitesis, por el antagonismo entre el modo de producción y el modo de apropiación, porque diariamente toman unos pocos lo que debiera ser para la comunidad de productores, nos encontramos frente al actual desequilibrio. la desesperación, la angustia, la cruel paradoja del hambre en medio de la abundanLo que en pugna con la verdad étnica llamamos América Latina, para no excluir a las que fueron colonias de otros países latinos pero no españoles; nuestra América india, mestiza, teñida de negro africano en vastas porciones de su territorio y en las islas del Caribe; esta América ancestralmente contradictoria: contradicciones de cultura hispánica y de tradición autóctona; hondamente dividida: ayer funcionarios y encomenderos, hoy latifundistas y holgazanes criollos que siguen tratando a los de abajo, la inmensa mayoría, como a seres vencidos, despreciables, que no tienen ni merecen redención; esta América Latina que en plena época de poderío burgués marcha y piensa y sueña con ritmo feudal, ha sido necesariamente arrastrada. por la interdependencia económica de las naciones, por la intensa lucha imperialista al torbellino desquiciador del histórico momento en que nos agitamos.
Pretendo haber explicado en breves lineas anteriores como el régimen capitalista ha dado origen al imperialismo económico, para colocar en estas nuevas plazas consumidoras el exceso de producción. Todas las grandes potencias, en periodos semejantes de su evolución industrial, controladas por el capitalismo monopolista moderno, han ido a conquistar colonias y esferas de influencia, ya mediante el uso de las armas, ya valiéndose de convenios con otros Estados respetables por su arsenal de guerra, con intereses presentes o futuros en la misma zona, Podría decirse que el imperialismo es, en el campo internacional, lo que la burguesía con el proletariado. Distintas fases capitalistas de explotación y de dominio. Aquél subyuga a los pueblos indefensos, aprovecha sus riquezas, se apodera de sus minas, acapara sus tierras, perfora el subsuelo, paga salarios de hambre a los nativos, se libra, en suma, de contribuciones fiscales, respaldando su actitud con el argumento poderoso de la fuerza: es dueño de acorazados, de granadas y de bombas, como el burgués es el único propietario de los medios de producción y de cambio.
Estados Unidos no podia ser una excepción en el proceso económico que durante los diez últimos años del siglo diecinueve, sobre todo a partir de 1898 y posteriormente con motivo de la guerra europea, llevó a la joven potencia anglosajona a la etapa francamente imperialista que las generaciones actuales hemos venido presenciando. Esta etapa corresponde al desarrollo extraordinario de la industrialización norteamericana y al aumento caudaloso del capitalismo financiero, urgido, de buscar inversión a sus valores.
Pero no solamente emplearon Washington y Wall Street, combinados, el viejo sistema de la colonización por medio de las armas. guerra contra España, adquisición de Puerto Rico, Guam, Filipinas, Culebra, Vieques y otras islas del Caribe sino también el sistema menos cruento de las concesiones, los empréstitos, los tratados politicos, comerciales y canaleros celebrados con dóciles o inconscientes gobiernos de repúblicas latinoamericanas, a las que por el mismo hecho de ser repúblicas y de llamarse con patrio orgullo independientes, prefirieron no colonizar a rostro descubierto, a la vieja y comprometedora usanza occidental, los sagaces, los puritanos conquistadores de allende el Bravo, muy escrupulosos siempre de la forma.
De su amor a la forma, de su puritanismo biblico, de sus escrupulosidad emocionante, da ſe sobrada la repetida coincidencia de que todos los zarpazos, todos los crímenes, todas las intervenciones, todos los negocios o tentativas de negocio, todos los atropellos del imperialismo norteamericano, sobre haber sido necesarios en nombre de la paz, del progreso y de la civilización. están invariablemente legalizados con la firma y con el sello protocolarios de la Casa Blanca, o con flamantes Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.