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42 LIBERACION 43 LIBERACION gativas nacidas al calor de las corporaciones y de los gremios, y, atados de pies y manos, fueron entregados a la prepotencia del capital, en el campo de batalla de una concurrencia sin freno. Añádanse a esto los progresos técnicos, los modernos inventos, aprovechados tan sólo por los pocos detentadores del capital y tenemos ya la disolución lenta, pero efectiva, de las clases medias y la formación de sólo dos clases antagónicas: los capitalistas y los desheredados. Para aquéllos, la libertad y la igualdad en la fortuna; para los segundos, la igualdad y la libertad en la miseria. Se comprende fácilmente que, en este estado de cosas provocado por el régimen liberal, el terreno estaba perfectamente preparado para el socialismo. Sólo faltaban agitadores, aventureros políticos, una chispa para producir la conflagración.
Por último, en el campo de la política, el liberalismo ha dado también gran impulso al socialismo. Para el liberalismo, el Estado es la fuente de todo derecho; y consecuente con este principio, ha centralizado todo en manos del Estado. Ha zentralizado las escuelas, la administración eclesiástica, el matrimonio, la beneficencia, entregándolo todo en manos del Estado. Por donde resulta innegable la afirmación de Schaffle: Toda centralización del Estado liberal da un impulso al socialismo y congenia con él. Puede, pues, el socialismo apelar a estos principios en favor de sus planes y repetir, parodiando a Engels, que el movimiento socialista es el heredero de la filosofía liberal.
y estoy por decir, la moderna furia escolar, es el seminario de la democracia social.
Porque, quiéralo o no lo quiera, hace que de hecho todos traten de elevarse sobre su estado propio y siembra el descontento en todas las clases del pueblo. Así lo entiendo yo al afirmaros que un obrero sobrecargado de trabajo que no reza, porque no lo aprendió o lo ha olvidado, es la presa más asequible del socialismo, desde él momento en que se le promete mejorar su situación.
Bien se dan cuenta los socialistas de que en este punte van sobre la base de la incrédula ciencia liberal. Oigamos la propia confesión que Bebel hacía en el Reichstag el 16 de septiembre de 1878: Vosotros atacáis nuestras doctrinas en cuanto a religión y las tacháis de materialistas y ateas. Peconozco que esto es del todo exacto. Creo firmemente que el socialismo nos ha de llevar al ateismo. Pero. quiénes han fundamentado filosófica y científicamente estas doctrinas ateas que tanto cuidado y enojo os causan. Fueron, por ventura, los socialistas demócratas. Eran, tal vez, socialistas demócratas Edgar y Bruno Bauer, Feuerbach, David Strauss y Ernesto Renan. Estos son hombres de ciencia. Nosotros hemos adoptado estas opiniones ateas en fuerza de nuestro convencimiento científico y nos creemos obligados a propagarlas entre las masas. Pero. por qué lo que en una parte es permitido, se ha de prohibir en la otra? Los representantes de nuestra ciencia moderna se han de ver y desear para contestar a esto con algo sólido; porque si no todos ellos hacen profesión tan pública de su incredulidad, hay muchos que se colocan en una actitud análoga a la de Strauss y Renan.
LOtra de las bases fundamentales del socialismo es el FANATISMO de la IGUALDAD. también en esto camina el socialismo sobre el terreno del liberalismo y no hace otra cosa que sacar consecuencias de sus principios. Los partidarios del liberalismo son los que han propagado el engañoso lema de libertad, igualdad, fraternidad y glorificado a la Revolución Francesa, la que, con ese grito de guerra, derribó el antiguo orden, borró la antigua organización y, al declarar soberano al pueblo, sembró la semilla de la insurrección, que más tarde maravillosamente habían de aprovechar las avanzadas socialistas. Precisamente a nombre de esa libertad, tan cacareada, el liberalismo entregó a la masa trabajadora, como fardo inerme, en manos de los capitalistas y precipitó toda esa serie de calamidades que más tarde habrían de dar cierta justicia y oportunidad a los primeros brotes socialistas.
También en lo referente a la teoría del valor es evidente la procedencia liberal.
La tesis de que el valor del cambio de una mercancía depende tan sólo del trabajo humano en ella acumulado, no es de invención socialista. JPuede ser suscrita por Smith, por Ricardo, por Say y toda la escuela liberal, con muy contadas excepciones.
Tanto Marx, como La Salle apelan, en apoyo de sus respectivas posiciones ideológicas, a la autoridad de una larga lista de reputados economistas liberales. Ahora bien, quien admita como cierta la teoría marxista del valor es imposible que encuentre justo el actual orden económico de la sociedad y no le queda otra alternativa que arrojarse en brazos del socialismo. Es verdad que posteriormente la escuela liberal ha abandona su concepto del valor o lo ha modificado, pero ciertamente es demasiado tarde. Como afirma con razón un célebre pensador, nadie podrá borrar de la historia el hecho de que el liberalismo ha templado el arma más peligrosa que el socialismo vibra en sus manos para derribar el orden actual.
LEn el terreno de los hechos también el liberalismo ha preparado el advenimiento del socialismo, le ha abierto camino por medio del establecimiento de la LIBRE CONCURRENCIA ECONOMICA y de todas las libertades que le son inherentes.
Todos los organismos protectores que, en el transcurso de los siglos, se fueron formando a la sombra no de utopias de mentes calenturientas, sino de flagrantes realidades, cayeron derribados por la piqueta liberal, precisamente en nombre de la libertad. se originó el atomismo social, nació el individualismo económico con todas sus funestas consecuencias. Los débiles, los impreparados económicamente, los que no contaban con medios de producción, fueron despojados de sus prerroEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.