ImperialismSovietStalin

16 17 LIBERACION LIBERACION Veinte capitalistas son los amos de medio millón de habitantes están consiguiendo ascender de una etapa económica inferior a otra más en consonancia con su ideal económico.
Nadie ignora que el régimen del comercio internacional no es libre. El Estado controla el intercambio, lo que no significa que él mismo lo haga, como algunos creen. Existen cuerpos distintos y aun asociaciones particulares que han tomado a su cargo alguno de los ramos de que se compone; pero sus actos se sujetan a la aprobación y regulación de las autoridades que obran de acuerdo con el famoso plan. De este modo, puede salir del país lo que no lesione o perjudique los proyectos económicos y entrar lo que los favorezca, exclusivamente.
No existe en la política comercial de los soviets, a pesar de la propaganda y de las continuas acusaciones de dumping que les han enderezado, ni la agresividad feroz de los pueblos capitalistas que estorban deliberadamente la entrada de las mercaderías extrañas, a fin de garantizar un mercado a las indígenas, ni el deseo de invadir las plazas de afuera con sus productos. No aspiran a lo que los ingleses denominan la self sufficiency. ni tampoco al imperialismo. Su afán es más sólido, más lógico, más consecuente: quieren realizarse como individualidad económica, aprovechando los dones naturales y proveer, en condiciones más satisfactorias que las que podía suministrarles la importación, a las necesidades casi indefinidas así dicen ellos de su pueblo. Rusia era un país agrícola. Un país agrícola. dice Yansen es el que exporta productos de la tierra e importa aparatos; pero que no produce estos últimos, o los produce en cantidad insignificante. Claro es que, para pasar a la etapa superior, debe fabricarlos, a efecto de que su transformación no esté sujeta a las deformaciones a que sujetan los pueblos poderosos a los coloniales o semicoloniales. Los soviets no desean con ello romper sus relaciones de comercio y negarse a toda importación, constituyendo una economía cerrada, imposible en los tiempos que corren y, además, perjudicial en muchos aspectos. Quieren mantener, estrechar, ampliar sus lazos con el resto de las naciones; pero a condición de que éstas no tengan la mira de constituir en Rusia una empresa auxiliar del mundo exterior más adelantado. un complemento de la organización de los países industriales, que no ven en los atrasados otra cosa que un mercado para sus productos y sólo robustecen con su propio capital aquellas producciones que no estorbarian el mantenimiento aquél, sin importarles las necesidades efectivas de su población.
De aquí la necesidad de asegurar un control sobre el comercio.
No han querido dejarlo libre, porque (son palabras de Stalin. la abolición del monopolio de tan importante rama de la economía del país, habría significado el abandono definitivo de la industrialización, de la construcción de nuevas plantas y el aumento de las antiguas; la inundación de mercancías procedentes de los países capitalistas y un decaimiento en la industria a causa de su relativa debilidad; el aumento de los sin trabajo y un descenso en el standard de vida de las masas, así como en la posición económica de la República. Lo que no significa, como podría pensarse, que se haya adoptado un régimen semejante a la protección que conocemos y practicamos, pues ésta tiene como mira la ayuda a la industria local. sino otro distinto en cuanto a sus fines, pues las prohibiciones se refieren a las interferencias perjudiciales que los países vecinos podrían realizar, en el proceso de realización de las posibilidades económicas que necesitan desenvolverse en el interior hasta el máximo En realidad, lo que vale de la experiencia rusa, en el aspecto que estamos considerando, no son los procedimientos, sino el objetivo, la meta que se han propuesto y a la cual puede llegarse por distintas vías: alcanzar, cada pueblo, la plenitud económica que le permitan sus posibilidades, cuidando de no convertirse en objeto de especulación por parte de los extraños. No es éste un bien al que pueden aspirar, legitimamente, todos los países débiles del mundo?
Nuestro producto nacional por excelencia es el café, en cuyes grunos se cristaliza el sudor del pueblo costarricense. Carecemos de otro artículo de exportación para nivelar la balanza económica, porque los gobiernos han entregado la industria bananera al capital monopolista norteamericano.
Nos faltan además reservas metálicas que pudieran servir en casos de emergencia, porque estamos en pleno régimen de papel moneda. También han entregado los gobiernos el oro de nuestras minas a compañías extranjeras.
Debemos vivir entonces, puesto que importamos el sesenta por ciento de lo que consumimos, con lo que produzca el café en los mercados del exterior.
Pero ese producto del trabajo colectivo y de la tierra costarricense está controlado por DOSCIENTOS VEINTICUATRO EXPORTADORES De esos doscientos veinticuatro exportadores, CINCO han veEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.