Soviet

14 LIBERACION 15 LIBERACION Las enseñanzas del comercio rusoj Por MIGUEL SANCHEZ DE TAGLE verdaderos, obscurece aún su conducta, que oscila entre el temor y la esperanza, el castigo y el premio, empequeñeciendo el propio querer, supeditándolo a la manifestación de fuerzas naturales cuyas leyes ignoran o designio de fuerzas extraterrestres de poder incontrastable.
Para estos hombres no ha llegado aún la libertad; cuando la reclaman, por indicación ajena o por deseo propio, para defender sus creencias, lo que piden, sin saberlo, es la libertad de seguir viviendo en la ignorancia; no han advertido que la libertad consiste en depender de sí mismo y en vivir en relación con el resto del mundo, en cambiar la zozobra por la confianza en la propia opinión, en transformar el miedo a la muerte o el miedo al dolor de la vida en convicción serena del cumplimiento del ciclo fatal de todo lo que nace, y en deber y en alegría de vivir la existencia, elevándola al plano supremo de la conducta.
La otra forma de esclavitud, de ausencia de libertad que padecen, como individuos, la mayoría de los hombres, es su condición de dominados respecto del mundo exterior. La industria ha colocado al hombre encima de la animalidad; pero los beneficios que ella ha creado alcanzan sólo a un grupo breve de los hombres, a los que aprovechan el producto de la industria.
El problema de la libertad ya no consiste, pues, en descubrir en qué estriba, sino en hacerla llegar a todos los hombres. Es un problema de distribución: la libertad de la conciencia depende de difundir la verdad, la libertad económica depende de repartir los bienes materiales entre todos los miembros de la sociedad.
La historia nos demuestra que la ignorancia va unida a la pobreza, que en el pobre la esclavitud interior es consecuencia de su esclavitud externa, y que en el rico la ignorancia es privilegio, derecho de vivir en la sombra, complemento del derecho de coleccionar amantes o del derecho de encender el cigarrillo con un billete de mil pesos.
La liberación de los hombres ha pasado ya de garantía individual a deber colectivo. Del mismo modo que nadie tiene el derecho de medrar con la miseria de ciro, nadie tiene el derecho de explotar la ignorancia ajena. llegará el día en que nadie tenga el derecho de ser ignorante.
Acaba de llegar a nuestras manos, merced a la oportunidad del Fondo de Cultura Económica. un pequeño volumen sobre el comercio exterior ruso, o para precisar mejor la tendencia del libro, sobre el comercio soviético. No discute principios, ni trata de elaborar una teoría nueva acerca de tan intrincada materia COmo la llama Bastable; pero tampoco es de propaganda. Forma parte de una colección que se edita para describir y explicar el sistema puesto en ejecución por los soviets, sin observaciones tendenciosas como las que escritores del bando opuesto, al estilo de Fedoroff, suelen incluir en sus obras sobre Rusia.
Tiene, además, el libro, interés especial para nosotros. El comercio ruso, por la índole de la economía que lo constituyó y de donde procedía, presentó largo tiempo ciertas analogías con el mexicano. Exportaba la Rusia de los Zares efectos agricolas (trigo, cebada, centeno, cereales diversos, tabaco, lino, cueros, maderas, mantequilla, etc. productos de la caza y la pesca, maderas, azúcar, petróleo y sus derivados y minerales, entre lo principal. Relacionando esta situación con la mexicana, se diferenciaba en el acento de la exportación, pues mientras la nuestra lo ha llevado y lo sigue portando en los minerales, la rusa lo tenía en los artículos del campo. En el fondo, se ha tratado de artículos con poco trabajo. para los dos países, en el sentido que Cantillon daba a la frase.
Importaba alimentos, madera, artículos de misma substancia, materiales de construcción de origen mineral y subproductos minerales, combustibles minerales, productos químicos, minerales y metales, instrumentos científicos y electrotécnicos, telas, hilazas, etc. Es grande la semejanza, como puede apreciarse a la simple vista, de las importaciones rusas pretéritas y las nuestras actuales.
Las cosas han cambiado por completo en la lejana República: su comercio ha evolucionado y ofrece en conjunto aspectos interesantes de que deseamos hacer participes a nuestros lectores. Es distinta, desde luego, la proporción entre las exportaciones de cereales y artículos agrícolas y las manufacturas. Antes se vendían más de los primeros que de los segundos; mientras en la actualidad se realiza mayor suma de los segundos que de los primeros, lo que viene a constituir un magnífico síntoma. En 1933, se exportaron 233. 000, 000 de rublos de productos del campo y 140. 000, 000 de manufacturas; en 1927, las cifras respectivas ascendieron a 360. 000, 000 y 431. 000, 000 de rublos. Ha mejorado, asímismo, la composición de las exportaciones agrícolas y la de las mercancías elaboradas, que cada vez llenan mejor los objetos de su especialidad.
La importación ha sufrido cambios de esencia. Es más alto el volumen de materias primas que la industria aprovecha. Pero lo que más impresiona del cuadro general son las compras de máquinas. El Estado ha hecho un esfuerzo extraordinario para adquirirlas en el exterior, porque es mediante su auxilio como los rusos Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.