Informe sobre el asalto a la casa de León Trotsky, 2 de agosto de 1940. RGASPI, fondo 495, reg. 17, exp. 247.
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que ya desque se trataba de un asalto de Dies, Diego Rivera у de "mis amigos” (declaró el propio Judas Trotsky), a esos solamente buscaba y arrestaba. A la prensa reaccionaria, de entonces hacía coro con las acusaciones de Judas Trotsky a la GPU y a los comunistas mexicanos, los jefes policiales hasta el 31 de mayo desmentían que habían aprendido a líderes del PCM, afirmando que solamente habían arrestado a los guardias de día en la casa de Trotsky y a sus “colaboradores”, haciendo recaer la más grande sospecha sobre el “secretario” Sheldon -que la prensa reaccionaria ha querido pintar como ruso comunista (hasta con retratos de Stalin en su cuarto), pero que la policía, entonces, desmentía, probando su calidad de americano y no comunista- y sobre Diego Rivera y su chofer, con hechos concretos.
Después del 31 de mayo, la policía no solamente anuncia “el fracaso de sus primeras investigaciones”, y la “descubierta [el descubrimiento] de una nueva pista más importante", como anuncia que cambió de manos la “investigación", pasándola a realizarla un tal Manuel Mendoza, famoso porque había descubierto un robo en Bolivia, siendo contratados sus servicios por una compañía minera boliviana ligada a la Pan American Aircraft Company, trust yanqui de la navegación aérea en América Latina. Fue este "famoso técnico” quien empezó a seguir la “nueva pista”, que, según confesión de “Excélsior", del 2 al 7 de junio, coincide con las “declaraciones aparecidas de Trotsky". Aparecen desde entonces “presentados"
у "acusados” a los trotskistas expulsados recientemente del PC (según la “deposición de David Serrano y las declaraciones del pc del 20 de junio), como David Siqueiros, todavía llamados de comunistas, al lado de ellos a Luis Mateos Martínez, quien antes del 20 de junio era considerado por el propio PC su miembro, a David Serrano, su compañera, defendidos por el PC aún el 20 de junio; bien como a Enrique Ramírez y Ramírez, llamado a deponer, por métodos brutales, por la po-