Discurso de Hernán Laborde en la Convención del Partido Comunista de Estados Unidos, Nueva York, 31 de mayo de 1938. RGASPI, fondo 495, reg. 108, exp. 203.
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Camaradas: el pequeño Partido Comunista de México ha ocupado y ocupa un lugar de honor en el movimiento revolucionario y democrático que se desarrolla en México.
El Partido ha estado, y está, en las primeras filas de la lucha contra los cedillistas y contra la reacción en general. El PC es el iniciador y uno de los forjadores de la unidad obrera y del frente popular mexicano.
Corrigiendo oportunamente los errores que podrían haber conducido a la escisión de la CTM, a mediados de 1937, nosotros hemos trabajado sinceramente por la unidad, bajo la consigna de: “Unidad a toda costa".
Esta política ha sido un factor importante en el desarrollo del movimiento democrático y de la política revolucionaria de Cárdenas. Sin la unión del pueblo, basada en la unidad de la clase obrera, la Revolución Mexicana podría haber corrido el riesgo de estancarse y de retroceder. Ésta es quizás la lección fundamental que debe sacarse de la situación mexicana.
El Partido Comunista está haciendo esfuerzos grandes por cooperar con Cárdenas para mantener su gobierno sobre la línea justa de una política nacional-revolucionaria y democrática. Tenemos que estar alerta contra las tendencias izquierdistas que pondrían en peligro la unidad de todas las capas democráticas de la población. Debemos reforzar la alianza de la clase obrera con los campesinos y con todos sus aliados más o menos retrasados.
El proletariado y el pueblo de mi país saben y aprecian el trabajo de nuestro Partido. Es por eso que el pequeño grupo de agitadores que no llegaba a 2.000 en 1933, es ahora un Partido nacional con 25.000 miembros. Es por eso que el órgano central de nuestro Partido “El Machete” que en era una pequeña hoja con una circulación de 3.000 ejemplares, ha sido hasta hace pocos días un semanario con circulación de 32.000 ejemplares y es ahora un diario.