Discurso de Hernán Laborde en la Convención del Partido Comunista de Estados Unidos, Nueva York, 31 de mayo de 1938. RGASPI, fondo 495, reg. 108, exp. 203.
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Esto es lo que el pueblo mexicano tiene después de años de lucha revolucionaria. Esto es lo que estamos defendiendo у lo que el pueblo americano nos debe ayudar a defender.
La perspectiva es de lucha armada, tal vez larga y penosa, como en el caso de España. Para cuando llegue ese momento, ya conocemos el valor inapreciable del Batallón Lincoln.
Pero el problema inmediato y urgente es otro. Se trata de la movilización de la opinión pública de los Estados Unidos en solidaridad con México. Se trata de asegurar del Gobierno Americano, gracias al peso de la opinión pública, una aplicación consecuente de la política de “buen vecino”. Se trata de romper el boicot de los trusts angloamericanos contra el petróleo de México.
Se trata de conseguir que el gobierno americano continúe comprando plata mexicana. Se trata de impedir las actividades de los fascistas mexicanos en los Estados Unidos. Que el líder de los “Camisas Doradas”, Nicolás Rodríguez, cómplice de Cedillo y contrabandista de armas para la rebelión fascista, sea expulsado de Texas. Se trata de dar al gobierno legítimo de Cárdenas, amigo de la administración Roosevelt, todas las facilidades necesarias para vencer las dificultades económicas y aplastar el movimiento fascista en México.
Finalmente, se trata de movilizar la opinión obrera y popular de los Estados Unidos para obtener apoyo, cooperación y participación en el Congreso de Unidad Sindical Latino Americana, y en la Conferencia Democrática Pan Americana, que la Confederación de Trabajadores de México у el Partido de la Revolución Mexicana están preparando. Estos Congresos serán los primeros pasos serios hacia la unión de los pueblos del hemisferio en un gran frente democrático de las Américas, el poderoso frente pan americano de la democracia y de la paz.