Discurso de Hernán Laborde en la Convención del Partido Comunista de Estados Unidos, Nueva York, 31 de mayo de 1938. RGASPI, fondo 495, reg. 108, exp. 203.
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volucionario y democrático de Cárdenas para instaurar un régimen supeditado al fascismo internacional y a los grandes monopolios extranjeros.
Al mismo tiempo esperan enrolar a México, juntamente con el resto de América Latina del lado del triángulo Berlín-Roma-Tokio en la guerra mundial que se aproxima y que en este hemisferio será sobretodo, una guerra contra los Estados Unidos.
En México, un país semi-colonial, semi-feudal, retrasado y pobre, tenemos una revolución nacional, democrática, anti-imperialista, en marcha.
Gracias al poderoso empuje de las masas, particularmente la lucha de los campesinos por la tierra, la revolución plantea vigorosamente las reivindicaciones del pueblo oprimido, miserable y explotado que lucha desde hace 28 años por una vida mejor.
Cárdenas expresa, en su programa y en su política, las aspiraciones de nuestro pueblo. La nacionalización del petróleo es uno de los mejores ejemplos de esta política en sus aspectos anti-imperialistas y libertadores.
Cárdenas expropió el petróleo de acuerdo con las leyes mexicanas y en respuesta a la actitud insolente de los trusts anglo-americanos del petróleo, que rehusaban obedecer la ley, que maniobraban contra nuestra economía nacional, que fomentaban las actividades subversivas de los grupos reaccionarios del país, y que finalmente, precipitaron la rebelión fascista.
La expropiación del petróleo es un paso inicial hacia la liberación económica de nuestro país, hacia la industrialización de México, hacia la construcción de una economía nacional. El petróleo ha producido 3.400 millones de pesos para los banqueros y accionistas de Inglaterra y de los Estados Unidos, y sólo ha dado a los trabajadores mexicanos, salarios miserables que representan el 25% de lo que paga