Sobre el viaje de Hernán Laborde por Michoacán y las dificultades para aceptar la línea de Frente Popular, 4 de febrero de 1936. RGASPI, fondo 495, reg. 108, exp. 186.
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descartar a los reformistas, a los políticos y en breve plazo nos darán la posibilidad de ser los dirigentes.
Sin plantearlo yo en el seno del P. se desarrolló una tendencia hacia cambios en la dirección. Esta tendencia la impulsé partiendo de reclutar sin ningún miedo para el P. a centenares de compañeros. Se ha despertado entre los compañeros más capaces y responsables la idea de estudiar los problemas y de aprender de las masas.
Esto me fue fácil hacerlos comprender cuando discutía con ellos cosas demasiado peliagudas tales como el papel del P. ante los indígenas tarascos. No dejé de insistir en la importancia que tiene este problema. Con los compañeros realicé algunas investigaciones con representantes de los indígenas, muchas dudas que tenían fueron aclaradas y todo esto me está facilitando para prepararme para el Congreso del P. en donde pienso presentar un estudio sobre el carácter de la revolución agraria y sus peculiaridades conforme al peso específico de las fuerzas del campo. Personalmente te diré que me he convencido que por la falta de una claridad de nuestro P. en el planteamiento de este problema estamos en condiciones muy desventajosas y puedo llamar peligrosas. Entre los sindicatos de Uruapan casi, casi no tenemos influencia decisiva; tenemos una simpatía, se nos reconoce como los más revolucionarios y sin “mancha” pero no se nos tiene esa confianza que es peculiar de los indios para con otros tipos a los que verdaderamente “adoran” y los consideran como sus “dioses”. En las pláticas que sostuve con los líderes de los indígenas y al plantearles algunas formas concretas de sus luchas y de la resolución de sus problemas pude conseguir que estos dijeran que era la primera vez que hacían tales cosas y que creían que era lo más justo.
Hay una serie de cosas pequeñas, pero que son grandísimas para la vida diaria de nuestro P. Una de ellas es que el latifundista Cusi (italiano), dueño de las haciendas “Lom-