Sobre el viaje de Hernán Laborde por Michoacán y las dificultades para aceptar la línea de Frente Popular, 4 de febrero de 1936. RGASPI, fondo 495, reg. 108, exp. 186.
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CARTA A TREVIÑO, 4 DE FEBRERO DE En mi viaje por Michoacán vi lo siguiente:
El cambio en la táctica no había sido comprendido por nuestros compañeros. Se vivía y se aplicaba la vieja línea. Los cambios en la correlación de clase han hecho cosas verdaderamente claras para entender que vivimos el principio de una nueva etapa de revolución. Tenemos en puestos municipales y en las Jefaturas de pueblos a representantes directos de las organizaciones y en muchos de los casos a compañeros de los mejores de los sindicatos. Masas adormecidas de indígenas, atemorizadas por cientos de años, se ponen en movimiento y exigen constantemente que se les den sus demandas. Otros sectores no proletarios se radicalizan y en las organizaciones anteriormente reformistas o patronales se radicalizan y aceptan nuestra dirección y pugnan por mejorar por medios revolucionarios sus condiciones de vida.
Los grandes hacendados ante esto hacen maniobras para buscar pretextos para comprometer la política general del Gobierno y para enfrentarse a los sindicatos. La política de Cárdenas que es aceptada por las masas encuentra un entorpecimiento ante las contradicciones del sistema y ante la labor de los reaccionarios que abierta o encubiertamente hacen todo lo que está de su parte por fregar a las masas, esto hace que las masas se den cuenta de que no basta con tener personas como Cárdenas y romesas tales como las que se les hacen, sino que se convencen de la imperiosa e inevitable necesidad de hacer un cambio en el sistema que comienza a aplastar a los grandes latifundistas y a los grandes explotadores nacionales y extranjeros. Un caso curioso es que los mismos cardenistas que yo llamo de “hueso colorado” están haciendo tal labor que son el mayor obstáculo al desarrollo de las luchas de las masas y a la unificación de las mismas;