El Secretariado del Caribe al Comité Central del Partido Comunista de México, 15 de febrero de 1934. RGASPI, fondo 495, reg. 108, exp. 169.
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traje sobre la base de la Ley del Trabajo, con la ayuda de los dirigentes de los sindicatos.
La debilidad del trabajo del P., para conectarse con las masas radicalizadas en las empresas, para desarrollar las luchas de los obreros a base del frente único por abajo [sic] en contra de las maniobras y mañas de las Juntas y de los líderes sindicales, expresa claramente que el P. en la práctica subestima la creciente radicalización de las masas laboriosas. En lo general los conflictos que tienen lugar diariamente no son objeto de la atención del P., que no ha demostrado orientarse hacia la transformación de estos conflictos en huelgas.
La falta de dirección del P., se hace más notoria durante la huelga de Tacuba, cuando a pesar de las declaraciones abiertas del líder traidor Guzmán en las reuniones con el grupo de oposición revolucionaria y aún el Comité Ejecutivo de la CSUM, los compañeros dirigentes sindicales no lo desenmascararon ante los huelguistas. Los comunistas que participaban en la dirección de la huelga no supieron tomar el control durante las negociaciones con los patrones y mientras correctamente efectuábamos actividades revolucionarias entre los huelguistas dejábamos el campo abierto a las negociaciones del traidor Guzmán quien vendía la militante huelga que duró tres semanas.
La huelga en la línea Peralvillo-Cozumel a pesar de que el P. tenía una célula en la empresa desde hacía mucho tiempo se mantuvo en manos de los líderes anarco-sindicalistas debido a que el P. no aprovechó la lucha para movilizar a las masas contra la dirección traidora de estos líderes. Tales cosas por lo regular no pasan cuando el P. encabeza luchas obreras pero sí ocurren cuando el P. marcha a la cola. El P.
debe esforzarse por colocarse a la cabeza de las luchas económicas aún cuando participe tardíamente, aún cuando la huelga haya estallado ya.