Sen Katayama al Congreso de la Confederación General de los Trabajadores, Nueva York, agosto de 1921. rgaspi, fondo 495, reg. 18, exp. 66, ff. 340-342, traducción del inglés.
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Ejecutivos de ambas Internacionales intercambiarían representantes y celebrarían conferencias y deliberaciones para tratar los temas relacionados con la unificación de la lucha revolucionaria; también se decidió que los sindicatos rojos y los partidos comunistas en cada país debían trabajar conjuntamente en la lucha común. Esta resolución fue preparada por [Alfred] Rosmer, representante de los sindicalistas franceses y por Tom Mann, de los sindicalistas ingleses. Los sindicalistas españoles se pronunciaron en contra al principio, pero finalmente votaron a favor.
Es imposible, por supuesto, ignorar a la Internacional Comunista, que es la representante política de los trabajadores revolucionarios del mundo. Que la Internacional Sindical Roja se rehúse cooperar con la Internacional Comunista, significa dividir a los obreros revolucionarios del mundo, y esto sería un desastre.
En lo que se refiere a la cooperación con el partido comunista, también está determinada por los requerimientos actuales de la lucha revolucionaria. De no plantearse que el partido comunista (en Rusia, en Alemania o en cualquier lado) no es revolucionario y traiciona a los trabajadores —lo que sería un argumento totalmente falso y estúpido- entonces es necesario que los sindicatos rojos y el partido comunista trabajen juntos. Esto no quiere decir que el partido domina a los sindicatos —significa solamente que ambos han llegado a un acuerdo acerca de la lucha en contra del capitalismo—. Rechazar esto es dividir a la clase trabajadora.
La resolución relativa a las relaciones de la Internacional Sindical Roja, fue aprobada por 282 votos a favor y 32 en contra, lo que indica la opinión mayoritaria del Congreso.
Vemos a este Congreso como uno de los pasos más necesarios para vencer el capitalismo. Los sindicatos reaccionarios, en Estados Unidos y en Europa, son el último baluarte del capitalismo, la fuerza más poderosa en contra de la revolución.