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José Allen, “El movimiento comunista en México”, 1919-1922. rgaspi, fondo 495, reg. 108, exp. 25, ff 15-33.
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hecho en Nueva York, Chicago, Cuba, México, etc., etc.". Estas declaraciones las dijo cuando ya Allen estaba en San Antonio y de las cuales tuvo noticias por haberlas leído en el periódico local. Y sin embargo, Rubio había escrito a Quintero y demás, que Allen había declarado que él, Rubio, era cuanto el mismo fue quien lo declaró en Laredo.
En vista de tales desastres, Allen, determinó retirarse, no mezclarse más con semejante gente. Pero vino el Congreso que celebraba la CGT y no pudiendo quedar con esas acusaciones encima, asistió para encontrar la oportunidad de sincerarse ante los compañeros. Al asistir por primera vez a una sesión de dicho Congreso, el recibimiento que se le hizo fue frío. No se le acusaba, pero se dejaba ver que desconfiaban.
Proal, Galván, Valadés, y otros que tenían motivos suficientes para conocer la actuación de Allen, lo veían con indiferencia marcada y sólo Proal le dijo que estaba en entredicho.
No sólo no se le dio la oportunidad de defenderse y de hacer muchas informaciones útiles, sino que se percató que en ese Congreso no se hacía otra cosa que una labor de división entre los Comunistas y los anarquistas. Valadés, al frente de los muchachos que formaban la juventud Comunista, se dedicó a ataques furiosos en contra de Quintero y socios. Estos, contestaban en la misma forma. Resultado que, no sabiendo Valadés conducir a su gente ni a sí mismo, dejó que los anarquistas terminaran de adueñarse de la organización que era la esperanza del proletariado y especialmente de los Comunistas.
El Partido Comunista lo habían hecho desaparecer. En lugar de proceder a su reorganización al ser deportados los que fungían como miembros del Comité Central del “Consejo Comunista”, que seguía funcionando como director del Partido, Valadés, ansioso de gloria y mando absoluto, había informado a la Agencia que el Partido nunca había existido.
Cuando Allen, por boca del mismo Valadés supo semejante