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Informe de Manuel Díaz Ramírez al Comité Ejecutivo de la cgt sobre el Primer Congreso de la Internacional Sindical Roja en Moscú, julio de 1921, escrito en México, noviembre de 1921 y con posdata de enero de 1923. rgaspi, fondo 495, reg. 108, exp. 12,ff. 1-10.
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obreros organizados por medio de sus 320 delegados. De esa manera contestó la consciencia obrera revolucionaria a las urdimbres maquiavélicas del capitalismo internacional. Con una clara percepción de su papel revolucionario, los hombres representativos del paria asalariado llegaron a la conclusión absoluta de que no cabía neutralidad posible; o se dejaba a los instrumentos de la burguesía apoderarse definitivamente de las masas obreras, o, haciendo a un lado escrúpulos idealísticos, se entraba de lleno en las filas del revolucionarismo militante, dignamente representado por la TERCERA INTERNACIONAL COMUNISTA. El dilema se imponía de una manera vigorosa, no actuar significaba un suicidio criminal, la neutralidad se traducía inevitablemente en restar fuerzas a la Revolución, no había más que dos caminos a seguir:
Moscú o Ámsterdam. Hoy ya no son posibles las mistificaciones. La Sindical Roja no es algo abstracto, algo intangible o que sólo existe en la imaginación de alguien. La Sindical Roja es el conglomerado de los trabajadores revolucionarios del mundo, y tan fuerte así se siente que, no obstante haber nacido ayer, como si dijéramos, ya impone condiciones para ser admitido en su seno. No quiere adhesiones a medias ni medias adhesiones. Explicaré por qué: hay organizaciones obreras —muy poderosas, como la Confederazione del Lavoro, de Italia, La Confederation du Travail, de Francia, que a pesar del espíritu revolucionario de sus miembros a semejanza de nuestra Confederación Regional Obrera aún permanecen bajo la influencia amarillista de sus directores reformistas o centristas y gobiernistas, como sucede en México, mangoneando las organizaciones a su sabor. Los directores y algunos de los dirigidos han creído que bastaba con hacer la adhesión a los principios de la Sindical Roja, aunque en la práctica de los hechos se condujeran como perfectos reaccionarios. Que se podía estar impunemente con un pie en Moscú y otro en Ámsterdam o cortar las relaciones con