8 ADELANTE ESTADOS UNIDOS LAS INOCENTES VICTIMAS DE UN FLAGELO SOCIAL a responsabilidad de los padres estadounidenses por lo daños ocasionados a sus hijos a causa de su dependencia de las drogas toma formas diversas: o bien los niños sufren desde su primera edad las consecuencias directas los desequilibrios emocionales de sus progenitores o del propio vientre materno Salen con Taras que impedirán su armónico desarrollo intelectual y físico.
En Dallas, Texas, se supo una historia alucinante. Un padre salió tarde en la noche a pasear con su hijo de cuatro años, regresó solo al hogar y explicó a la madre que el niño se había quedado jugando esa madrugada en casa de amigos. La madre, tras horas de angustiosa búsqueda, encontró al pequeño y lo recupero entre gritos y empellones de la casa de unos traficantes que lo habían comprado por 40 dólares de Crack, el preparado fumable de la cocaína.
Los problemas sociales creados en torno a esta droga repercuten también de otra forma en la infancia.
La primera gran oleada de niños norteamericanos expuestos antes de nacer a los efectos Crack dentro a las escuelas este año y su bajo rendimiento aparejado a trastornos de conducta, causan no pocos dolores de cabeza a los educadores.
Los investigadores se encontraron con que las maestras del grado prescolar, pese a contar muchas con sobrada experiencia, se sienten confusas y exhaustas porque no están preparadas para enfrentar el problema.
Ellas se quejan de no haber recibido entrenamiento formal par identificar o tratar adecuadamente necesidades inusuales que presentan esos infantes. algunos maestros, incapaces es lidiar con ellos, optan por enviar a esos muchachos a clases de educación especial (para alumnos con bajo nivel intelectual) con lo cual estan saturando la capacidad de esos programas.
Un artículo del diario The New York Times describió lo que ocurre en la escuela pública 48 en el barrio de Bronx, en Nueva York, donde pese a estar a mediados del año escolar algunos niños de cinco años de edad son incapaces aún de escribir sus nombres y contar hasta 10, como usualmente deberían hacer.
La maestra Ina Weisberg dijo que una media docena de sus alumnos carecen de capacidad de concentración, dibujan en representación de sus nombres, no entienden los números y son incapaces de alinearse tranquilos en una fila.
En sus 20 años de experiencia, dijo esa maestra, nunca ha visto tal cantidad de niños con tan bajos niveles de percepción mental.
Unas pocas comunidades han tomado medidas para ayudar a los maestros a hacer frente al problema de los niños expuestos al Crack cuando estaban en el vientre materno.
En el condado de Hillsborough, Florida, a los maestros se les imparten clases para dirigir a esos muchachos, en los Angeles (California. se imprimió un folleto con métodos especiales de enseñanza, en tanto en el distrito de Columbia empezó un estudio para determinar las necesidades de esos alumnos.
Sin embargo, funcionarios del sector escolar reconocen que ellos rara vez conocen quienes son los niños afectados, pues es facultad privativa de los padres informar sobre su situación.
Los efectos del Crack son difíciles de diagnosticar porque se mezclan con los síntomas de desnutrición, bajo peso al nacer y muchas otras características que frecuentemente presentan los niños pobres.
Además, por lo general, las madres que consumen Crack usualmente también toman bebidas alcohólicas.
Por todo lo anterior, los educadores están evaluando a los escolares con conducta extraña. En el inventario de esta conducta poco común citan a niños que corren locamente sin freno en los pasillos de la escuela, otros que a menudo chillan y se succionan un dedo constantemente. Esta el caso de una niña que pelea con otras de modo continuo y no puede ser persuadida de hacer tareas tan elementales como ponerse el abrigo para salir al exterior en un día de frío.
Muchos de los llamados niños del Crack son incapaces de manipular tijeras e incluso lápices extraguesos caen de su manos a menudo o bien les falta coordinación al caminar.
Hay muchachos que cuesta mantenerlos sentados o refrenarles su constante belicosidad frente a los otros. Algunos tienen a los cinco años de edad, dificultades de pronunciación típicas de aquellos que están en el segundo año de vida. The New York Times advirtió que la población de las guarderías infantiles este año quizás no ofrece aún un cuadro completo de lo que espera a las escuelas dentro de breve tiempo, porque el uso de droga alcanzó proporciones de epidemia a mediados de 1980 y muchos niños nacidos entonces no acuden aún a las aulas.
La asistencia a las guarderías no es obligatoria y en muchos casos, niños de madres adictas al Crack viven transitoriamente en casas colectivas, por lo que quizás muchos de ellos no han sido matriculados en las escuelas.
El gobierno federal estima que cada año cerca de 325 mil niños son expuestos a drogas mientras están en el vientre materno y de estos, cerca de un tercio al Crack.
Según un estudio de la Asociación Nacional para Investigaciones y Enseñanza en la Adicción Prenatal, los hijos de las madres drogadictas tienen problemas de retraso mental y por lo general nacen con la cabeza algo mas pequeña que los bebes de padres normales, lo que conlleva problemas de desarrollo a largo plazo.
Estadísticas del departamento de salud de Estados Unidos indican que tan solo en ocho ciudades (Nueva York, Los Angeles, Chicago, Miami, Fenix, San Francisco, Tacoma y Fort Wayne) nacieron en 1989 casi nueve mil niños de madres adictas al Crack.
Para hacer frente al consumo de drogas ha surgido a nivel nacional una respuesta del seno de las comunidades, muchos sindicatos tienen programas antidrogas y también grupos religiosos patrullan los barrios.
El fenómeno, sin embargo, es de difícil solución pues, aunque Estados Unidos cerrara herméticamente sus fronteras, el problema del consumo de esta droga no desaparecerá porque el Crack se produce en el país.
LIMON NOS NECESITA Nuevamente llamamos con toda vehemencia a los miembros y simpatizantes del Partido a que entreguen todo tipo de ayuda a los pueblos afectados por el terremoto.
La solidaridad es un deber moral de los trabajadores.
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