14 Adelante crvers and enero de su Se lo come todo Si Mafalda odia la sopa es por culpa de su mamá, eso es lo que se deduce de las más recientes investigaciones sobre las preferencias acerca de la comida, según las cuales en los problemas que muchas personas tienen con respecto a la comida hay factores sicológicos ocultos. eso explica por qué a la consabida llamada cotidiana a comer sigue un coro que indica ¿qué es la comida. Los investigadores aseguran que en la formación de los hábitos alimenticios juegan un papel clave algunas de las tácticas empleadas por los padres para obligar a los hijos a comer, las cuales pueden convertirse en un factor que lleva a los niños a rebelarse y por consiguiente frustrar cualquier intento para que lleven una dieta más sana.
En el primer año de vida el niño regula lo que come de acuerdo con las necesidades nutricionales de su organismo, pero a los dos años las fuerzas sociales comienzan a influir y eventualmente pueden llevar a preferencias exóticas en materia de alimentación.
Sin darse cuenta, los padres son con frecuencia los causantes. Táctica universal de ofrecer una recompensa si el niño termina la comida del plato, o el consabido te doy postre si te comes las espinacas. solo funciona a corto plazo. largo plazo lleva a que el niño le tome antipatía a la comida, pues le sugiere que debe haber algo malo en ese alimento.
Por otra parte, tal recurso lleva al niño a preferir siempre a aquella comida que se ofrece como recompensa. Otra forma en que los adultos distorsionaban en sentido infantil de cuanta cantidad de comida pueden consumir, es servirles porciones de adultos, juzgando erroneamente qué tanto debe comer un niño. los dos años, un pequeño puede quedar satisfecho con dos cucharadas de granos y no con una taza. Por eso, es contraprudacente obligarlo a que termine la comida sin dejar nada en el plato. En esto, dicen los entendidos, la coerción funciona como un bumerán.
Los especialistas han descubierto que muchas personas adultas con tendencia a la obesidad, y que viven haciendo dietas relámpago, pasan por alto las señales que el organismo envía sobre hambre y saciedad. En general, dicen los expertos, son hijos de padres que odiar ciertos alimentos. Una persona que se enferma cernarla en lugar de liberarla en forma de energía.
utilizaron la coerción para que finalizaran la comida y después de comer tiende a tomarle antipatía a ese Otra noticia descorazonadora para quienes hacen que fueron muy rigurosos en el horario.
alimento, cualquiera que sea, independientemente de dietas es que, en experimentos recientes, se ha mostrado Eso puede llevar a que la persona olvide las señales que tenga a no algo que ver con el malestar.
que las personas que se sienten hambrientas paradójinaturales y atienda a factores externos a la hora de Una teoría sostiene que en ello radican muchas de las camente tienden a ser melindrosas en asuntos de alimendecidir cuándo y qué cantidad comer. eso puede crear adversiones que desarrollan los niños hacia ciertos tación, prefirieron comidas con mucho sabor, que por lo problemas de peso para toda la vida. Por el contrario, alimentos.
general son más altas en grasas y azúcares.
aquellas personas que comen en forma natural, es decir, Pero independientemente de la importancia de fac Pero en cuanto a malas noticias sobre dietas, hay más: que lo hacen cuando tienen hambre y dejan de hacerlo tores sicológicos, la biología permanece como fuerza según una investigación con ratas a las que se sometía a una vez que se sienten satisfechas, raramente tienen dominante en los hábitos alimenticios. En efecto, frecuentes dietas y luego se las liberaba, los animales problemas de sobrepeso.
muchos de los problemas de las dietas modernas derivan experimentaban descensos en su ritmo metabólico, que Según el estudio, la presión social tiene un gran de una persistente fuerza de los mecanismos biológicos a cada suspensión se hacía más lento, lo cual significa efecto en las preferencias acerca de la comida. Por lo que alguna vez funcionaron.
que el organismo quema menos calorías.
general, los niños aceptan los alimentos familiares y Por ejemplo, la grasa, el azúcar y la sal son malos para es una noticia terrible saber que el organismo no rechazan ensayar los que parecen extraños. Por ello, el organismo de la vida civilizada. Pero en la evolución está diseñado para peder peso. Según los investigaaceptar el inicial no quiero significa que el niño nunca fueron benéficos para los seres humanos cuando los nu dores, el organismo trabaja contra la efectividad de las más intentará probar ese alimento. De ahí que sea trientes esenciales eran difíciles de conseguir en la dietas relámpago. Así, las personas que son hacedoras necesario familiarizarlo desde muy pequeño con toda naturaleza.
crónicas de dieta aumentan, sin querer, la necesidad de clase de alimentos.
Los científicos consideran que los modemos sustitu alimentos altos en calorías a medida que disminuyen lo Mientras muchos piensan que el organismo desa tos del azúcar, edulcorantes artificiales, tienen la conse que comen habitualmente.
rolla naturalmente la necesidad de comer alimentos cuencia no buscada de aumentar el apetito. Aunque los De igual modo, cuando suspenden la dieta tienden a nutritivos, lo cierto es que los sentidos del gusto y el estudios que lo confirman han sido realizados con ratas escoger alimentos ricos en calorías que las llevan a olfato no detectan directamente la presencia o ausencia de laboratorio, hay quienes estiman que las personas recuperar rápidamente el peso perdido.
de los nutrientes en los alimentos. En este sentido, solo que los utilizan para perder peso, sin darse cuenta Lo que queda claro de las últimas investigaciones es la sal y el azúcar se pueden detectar directamente. tienden a comer más.
que el gusto por la comida, como la caridad, empieza por En cuanto a preferencias, las cosas parecen funcionar Probar dulce, aunque sea artificial, lleva al orga casa y que, si no se quiere ser la mamá del gordo. debe en dirección opuesta, condicionando a la persona a nismo a liberar insulina que, a su turno, lleva a alma olvidarse de aquello de se lo come todo.
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