19156 90 15 Hidunt Del al de setiembre de 1989 Del 14 Adelante Fotosíntesis: Nuestro mundo Recopilación de LUV Una fuente de la vida humana Los ingenieros más inteligentes de la antigüedad Tomado de la revista: Edad de Oro Indiscutiblemente, los ingenieros más inteligentes de la antigüedad fueron los romanos que construyeron las máquinas más complicadas para la guerra, magníficas grúas y bombas de bronce, hicieron excavaciones a grandes profundidades, produjeron vidrio, tinte y productos químicos a gran escala, lámparas de aceite y otros artículos, construyeron barcos para más de 000 pasajeros y casas con calefacción central. Convirtieron la ciudad de Roma construida de ladrillo en un ensueño de mármol por lo menos eso es lo que parecía. ya que todos esos maravillosos edificios habían sido levantados en realidad de hormigón y revestidas sus fachadas de mármol.
Sin embargo, el mayor triunfo técnico de los romanos fueron sus acueductos que conducían el agua decenas de kiiometros, sus conducciones de agua para las ciudades con uiberias de plomo y sistema de alcantarillado y principalmente sus carreteras. La red de carreteras europeas a comien zos del siglo pasado no podía compararse con la de los romanos al principio de nuestra era: 300 mil kilómetros de carretera pavimentada siete veces la redondez de la tierra de los cuales 80 mil kilómetros eran carreteras principales con una anchura de a 24 metros y un grosor de 90 a 150 centímetros. Existían mapas de carretera, transporte público regular, agencias de viajes, postes de señalización, patrullas para carretera e incluso muchos vehículos de alquiler estaban provistos de un mecanismo de rueda dentada y una cuerda de contacto con el suelo y que echaba un guijarro en una caja de metal al final de cada milla, de forma que el pasajero pudiera oir y al final del viaje saber cuántas millas había recorrido y cuánto era lo que tenía que pagar: el taxímetro más antiguo Cabe hacer la pregunta de si las técnicas de aquellos tiempos eran capaces de construir máquinas de vapor mucho más potentes que las de Hero de Alejandría, pero incluso aunque hubiera sido posible, en aquel entonces la energía del vapor no era necesaria, pues se disponía de mucha energía humana: esclavos. Los 10 millones de esclavos con que contaban los millones de griegos eran para ellos máquinas muy baratas.
JI Las plantas verdes son el eslabón principal entre la vida del hombre y su principal fuente de energía, el sol Por Odessa Trujillo, para Prensa Latina A inici impc un to resp encu (Lux Luce club son: Ton El aprovechamiento de la energía solar por parte del hombre constituyó un gran salto en la evolución de la vida. El primero correspondió a los vegetales hace millones de años a través de la fotosíntesis.
Decir fotosíntesis significa que debemos agradecer a las plantas el continuar habitando nuestro planeta, pues poco serviría la energía del astro rey si ese manto verde de la tierra no transformara la vital luz en sustancias asimilables para el hombre.
Los especialistas señalan que todos los tipos de moléculas que participan en la materia viva en el orbe se logran a partir de los productos de la fotosíntesis y algunos compuestos minerales obtenidos en el medio.
Además, del capital fotosintético se desprende la energía para que los procesos metabólicos lleguen a términos exitosos. ello se añade que los combustibles fósiles como el gas, petróleo y carbón, con los cuales se energiza la civilización actual, constituyen herencias geológicas de añejos organismos vivos que lo fueron gracias a la fotosíntesis.
Solo ciertas bacterias quedan fuera de este programa porque son capaces de utilizar directamente la energía del astro que provee el 99 por ciento de la que fluye a la tierra, pues sólo el uno restante la produce el hombre.
Aunque los elementos de la vida modema parecieran tratar de borrar el mundo vegetal, es inimaginable ignorar la dependencia del hombre de las plantas.
El sol no produce polución, está disponible siempre para la humanidad y los científicos aseguran que perdurará por tres mil años más. Precisamente su utilización artificial es el motivo de los encuentros mundiales sobre energía solar.
Los compuestos que hacen la vida posible no pueden llegar al mundo sin un suministro adecuado de energía.
Actos como la locomoción y el crecimiento suceden por este combustible extraído por las células a partir de los enlaces químicos que forman los elementos.
Las plantas convierten la energía solar en química que se guarda en las uniones entre los elementos de los determinados compuestos y, a partir de este fenómeno, otorgan carta de ciudadanía a una infinita cantidad de biomoléculas, las moléculas que forman la vida.
En el proceso es de suma importancia la presencia de la famosa clorofila, pigmento que representa la diferencia fundamental entre los vegetales y los demás organismos.
Almacenadas en las células en pequeños sacos llamados cloroplastos, está encargada de conceder al reino vegetal su color y para muchos científicos, la presencia de clorofila en una célula es signo indiscutible de pertenencia al mismo.
Clorofila posee desde microorganismos primitivos como algas verdeazules hasta las verduras que comemos y también los árboles que tantas veces destruimos. En el punto medio están las algas verdes, pardas y rojas, los musgos y los helechos, entre otros.
Las plantas superiores concentran el pigmento en las hojas, cuya estructura está diseñada para recibir la luz solar, y con el bióxido de carbono del ambiente realiza la fotosíntesis.
La fórmula de la fotosíntesis muestra cómo de la unión de dos compuestos simples, el agua y el bióxido de carbono, resulta con la intermediación de la clorofila y la luz, un carbohidrato que lleva en sus enlaces químicos el legado solar.
La luz, comprobado científicamente, solo es necesaria para romper las moléculas del agua y gracias a la clorofila transferir energía.
Esto sucede diariamente en el verde de nuestro planeta, en océanos y tierras firmes, y con igual importancia porque la microflora marina es la responsable del setenta por ciento del oxígeno que respiramos.
Según un comentario especializado, a los primeros organismos fotosintéticos que poblaron hace millones de años la tierra, cuando el homo sapiens era polvo cósmico, le debemos el haber proporcionado a la atmósfera el oxígeno suficiente para hacer posible otras formas de vida. Fue el primer gran salto en la evolución.
No son entonces pretensiones irracionales e infantiles las de aquellos que luchan con vehemencia por el cuidado de la naturaleza.
Un segundo gran salto en la evolución está ahora por cuenta del hombre que idea mecanismos y procedimientios para captar la energía en beneficio propio.
Brar cuyc Stut Kie Ate setid pasa aluan Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.