CapitalismWorld War

e vos 14 Adelante DE Latinoamérica en la encrucijada Julio Carranza Valdés, para Prensa Latina (El autor, economista cubano, trabajo como analista en el Centro de Estudios sobre América)
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de CIL cic ac di de 1086dades latinoamericanas. Sin embargo, paralelamente se conformó una economía sin integración nacional, dependiente financiera y tecnológicamente, con un alto grado de transnacionalización y sin capacidad suficiente para autosostener su crecimiento y desarrollo. pesar del crecimiento industrial se continuaba dependiendo de las exportaciones de un grupo de productos primarios. 2 0lo se E: ci OI 1970 pi m CI р tc 1985 1975 1980 PNB (Producto Nacional Bruto) de los países latinoamericanos PNB per capita Alacercarnos al final de la década, la economía latinoamericana atraviesa una compleja y profunda crisis. Luego de un período sostenido de crecimiento promedio superior al por ciento anual por casi treinta años, el Producto Interno Bruto de la región comenzó una fuerte desaceleración que llegó a marcar signos negativos en los años 1982 y 1983, entre 1984 y 1987 se produce una ligera recuperación sobre los ya deteriorados indicadores anteriores, nunca superior al 3, por ciento y para el año 1988, según las estimaciones de CEPAL el crecimiento fue apenas 0, por ciento.
Economía y población Si relacionamos este indicador con elcrecimiento de la población latinoamericana observamos resultados aún más negativos.
En efecto, la tasa de crecimiento del Producto Interno per capita comenzó a marcar signos negativos desde 1981 hasta 1983, la recuperación entre 1984 y 87 fue siempre inferior al 1, por ciento y para 1988 se reportó un nuevo decrecimiento del 1, por ciento.
Como es conocido, este deterioro de la producción, además del consecuente crecimiento del desempleo y el subempleo ha estado acompañado de fuertes procesos inflacionarios y de un crecimiento impresionante de la deuda externa que rebasó la cifra de 400 mil millones de dólares, cuyo servicioocupa proporciones crecientes de las exportaciones regionales.
Durante los primeros años de esta crisis muchos pensaron que se trataba exclusivamente del efecto producido sobre la región por el impacto del deterioro sufrido por las economías de los países capitalistas desarrollados. Sin embargo, la recuparación posterior de estos países no trajo consigo una salida para la crisis latinoamericana que, contrariamente, se ha continuado agravado.
Desigualdad en el consumo Desde el punto de vista social, este modelo produjo una desigual distribución del ingreso.
El mercado interno favorecido para estimular el crecimiento industrial, se apoyó en el consumo de los sectores más ricos conjuntamente con los estratos superiores de las capas medias, en desmedro del consumo de los más amplios sectores populares.
Las políticas de carácter neoliberal, que en una buena parte de los países de la región vinieron a sustituir en la Idécada del 70 el viejo modelo de sustitución de importaciones, reforzaron las deformaciones estructurales ya presentes en la economía latinoamericana.
Estas políticas, rescatando las viejas concepciones que reconocen en el libre juego del mercado el mecanismo ideal para regir la economía, han buscado la reorientación de la producción nacional y una nueva inserción en los circuitos internacionales del comercio y las finanzas en función de los nuevos intereses del capital internacional y de los capitales locales asociados a éste.
a viejos agentes representantes de los intereses del gran capital internacional.
Fracaso de los ajustes estructurales Estos agentes habrían de ocupar desde entonces un lugar muy importante en la imposición de las políticas económicas con que se ha intentado hacer frente a la presente crisis, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Las llamadas políticas de ajuste impuestas por estos organismos no han logrado siquiera equilibrar las balanzas externas de la región, cuestión que había sido reconocida como un objetivo primario. En la práctica estas políticas han avanzado en la restructuración de las economías de la región en función de los nuevos intereses del gran capital transnacional, de espaldas a las necesidades e intereses de los pueblos latinoamericanos.
ofrecer respuestas a los problemas de hoy cuando, por citar sólo una de las complejidades de la situación actual, la revolución tecnológica que tiene lugar en el mundo desarrollado con grandes avances en la biotecnología, la electrónica y la robótica, reducirá seguramente los espacios en el comercio mundial a los productos primarios que exporta la región, lo que además se ve reforza.
do por las políticas proteccionistas sostenidas por los países occidentales. Estos he chos, entre otros, hacen inviable un modelo apoyado esencialmente en la exportación de un conjunto de productos primarios al mercado mundial.
Además tanto los viejos modelos sustitutivos y más aún las propuestas neoliberales y las actuales políticas de ajuste prosuponen altos niveles de concentración del ingreso que deprimen a niveles ya insoportables el nivel de vida de las grandes mayorías, lo que produce una gran explosividad política en toda la región.
Replantear el desarrollo latinoamericano Se profundiza la dependencia Crisis de estructuras Este hecho ha dejado claro que no estamos en presencia de una simple crisis coyuntural o exclusivamente inducida por factores externos, sino que el deterioro de esos factores externos vino a desencadenar el desarrollo de una profunda crisis estructural que ya de antes venía configurándose en América Latina.
De manera que se trata de la crisis de las estructuras generada por la forma particular que adoptó el capitalismo dependiente en nuestra región.
El impulso dado durante todo el período posterior a la Segunda Guerra Mundial a la llamada industrialización por sustitución de importaciones, en un contexto económico mundial de expansión, permitió el crecimiento y cierta modernización de las socieDe aquí ha resultado una profundización de la dependencia económica de la región y la destrucción de una buena parte de su planta productiva, incapaz de competir con la producción de los países capitalistas desarrollados que ha llegado sin restricciones a América Latina gracia a las virtudes del libre funcionamiento del mercado.
El impacto de estas políticas sobre los salarios y el empleo ha sido tremendamente fuerte, incrementando los niveles de depauperación y marginalidad. La imposición de una política de tal naturaleza, que golpeaba no sólo a los más amplios sectores populares sino incluso a las capas medias y a ciertos sectores de las burguesías locales, requirió en muchos países la instalación de férreas dictaduras militares.
El desencadenamiento de la crisis a principios de los años 80, y sobre todo el nivel alcanzado por el endeudamiento externo, les abrieron nuevos espacios en América Latina Como consecuencia de todo este proceso hoy América Latina se encuentra en una encrucijada decisiva. La continuación de las políticas que el capital transnacional quiere imponer a través de sus agentes, reforzaría la subordinación de nuestras sociedades a intereses ajenos y consolidaría una estructura económica incapaz de conducir a un desarrollo consecuente con las necesidades de nuestros pueblos.
El momento requiere soluciones urgentes y profundas que permitan, con suficiente voluntad política, replantear al desarrollo latinoamericano en función de los intereses de nuestros pueblos. Más allá de las alternativas concretas que podría adoptar cada país, queda claro como premisas indispensables para cualquier estrategia viable la solución definitiva del problema de la deuda, la lucha por imponer un nuevo orden económico internacional, el desarrollo de la cooperación entre los países del Tercer Mundo y la integración económica de toda nuestra región.
Viejas propuestas de industrialización no son la salida El retorno a las viejas propuestas de industrialización sustitutiva tampoco podría Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.