Bya de 1988 Adelante Alberto Salom. PSC Carece de sentido una unidad que no sea capaz de superar el aislamiento olo Coense avanzan a paso firme hacia la y Josino, coincidieron en calificar a la mienta Nueva República. en las fotos de PVI zqerda para romper el bipartidismo. venicreo que sería importante que nosotros iniciemos ese debate. mecánica de esta relación, no pensamos que la primera debe isis de Creemos que en la experiencia de Pueblo Unido hubo estar totalmente acabada para lograr la otra. La unidad de la erda ticmuchísimas más cosas positivas que negativas. La izquierda no es un sitio de reclusión de sus integrantes. Cada mos. Nexperiencia de Pueblo Unido nos permitió conformar un agrupación, en pleno ejercicio de su independencia podrá nas hora úcleo muy importante alrededor del cual aglutinar a nuestro mantener nexos con otras fuerzas. Partimos de que esto es os, qupueblo, nos permitió aumentar considerablemente nuestra saludable para todos.
rios painfluencia electoral y política; nos permitió empezar a Consideramos, por lo tanto, que la aproximación a imos qplantear aquí el rompimiento del bipartidismo. Por supuesto corrientes y grupos progresistas es una obligación ineludible, ellos que hubo errores, que hubo desaciertos, que hubo aspectos que no puede ni debe obstaculizar las alianzas entre los za noclinegativos; el sectarismo, el dogmatismo, los planteamientos partidos revolucionarios.
equivocados que se hicieron, pero eso no nos puede llevar a En nuestro país reina un gran pluralismo ideológico.
ación (desligitimar como tal un proyecto de unidad de la izquiersda Aunque la fuerza de las organizaciones de izquierda no tenga ondiciofen nuestro país.
gran magnitud, sí encontramos a socialdemócratas nenas Estamos de acuerdo que la izquierda necesita de dispuestos a participar en un proceso de transformación, rogrambuevas estrategias y de nuevas fórmulas políticas; sin encontramos a los cristianos que luchan por una embargo, eso debe surgir de nuestras tradiciones, no puede transformación social, al movimiento feminista, al sis de surgir de las tradiciones ajenas. Esas nuevas estrategias y movimiento ecologista, a los marxistas leninistas. Cada uno sede uçsas nuevas fórmulas, que consideramos necesarias, deben de estos movimientos tiene que tener espacio en un proceso ne a surgir de nuestras tradiciones y de nuestra experiencia unitario.
tampo conjunta como partidos y de nuestra experiencia individual. Nuestros partidos también son corrientes partir de ahí podremos reimpulsar el proceso revolucionarias muy diversas que reflejan de alguna manera a con revolucionario, un proceso de fortalecimiento para el pluralismo dentro de los sectores de izquierda o ontra u transformar nuestro país, que es una necesidad imperiosa que antiimperialistas del país. Concebir la vanguardia de nuestro proceso de manera unilateral es concebirla de una manera Es urgente encontrar una alternativa popular para inimaginable en este instante; concebir la vanguardia de una nuestr enfrentarla a los partidos de la burguesía; nuevas fórmulas manera pluralista es nuestra obligación.
desech para enfrentar al enemigo, para despertar al pueblo, para Consideramos necesario que nuestros partidos de por sacarlo del reformismo engañoso; no nuevas fórmulas para pasemos a tener amplias discusiones e intercambio de in nuel dejamos ir por la senda del reformismo, sino nuevas fórmulas impresiones de manera abierta, que permitan la mayor ren sol hacia las transformaciones que son necesarias.
prion para hacer un planteamiento que realmente oriente al pueblo participación posible. Es importante que podamos organizar un encuentro de organizaciones políticas, populares, Debemos vencer el sectarismo y el dogmatismo y progresistas, patrióticas, que se declaren de izquierda o no, tien toda política que ponga límites artificiales a la suma de pero que estén interesadas en enfrentar a los dos partidos de positiv organizaciones e individuos a este proceso. Nosotros no la oligarquía. Es necesario que nosotros continuemos con cir que podemos poner un límite artificial a un proceso unitario. estas discusiones y me parece que una de las cosas aquellos individuos y organizaciones que quieran importantes que podrían salir de esta mesa redonda, es la stulad llegar a él deben tener la puerta abierta para que den su aporte. necesidad de continuarlas y de ampliarlas muchísimo más.
Nuestro Comité Central ha dicho en octubre de 1987: La unidad de la izquierda es un eslabón insustituible nido? de la unidad con otras fuerzas. No tenemos una concepción marco del Congreso del Partido Vanguardia Popular se nos ha convocado a este debate sobre La lucha por la unidad popular y de las fuerzas de izquierda.
Lo primero que quiero decir aquí es que los socialistas saludamos de verdad, que en esta ocasión el PVP haya abierto un debate tan importante en el propio marco de su Congreso, pues algunas de las más interesantes y recientes aportaciones críticas al quehacer de los partidos de izquierda en Costa Rica, tales como el libro de Roberto Salom sobre la crisis de la izquierda, o la reflexión de José Manuel Cerdas y Gerardo Contreras sobre las alianzas de los comunistas costarricenses en la década del 40, no han merecido hasta el momento, la menor alusión en el órgano de difusión del Partido Vanguardia Popular.
La ausencia de debate y de reflexión sobre la realidad nacional en la izquierda costarricense ha sido una constante. Tuvo que producirse una dolorosa y acre división en el seno de los comunistas costarricenses, para que se encendiera el debate en tomo, por ejemplo, a los hechos de 1948 y otros temas que trascienden hasta el presente, porque se consideraba que tales debates eran el coto y el derecho privado de unos cuantos dirigentes, o quizás ni siquiera de ellos. La falsa premisa de que la discusión pública de estos y otros asuntos sólo llevaba agua al molino de los encmigos del pueblo, se derrumba ahora que el debate se enciende sin tener para nada en cuenta las consideraciones anteriores. nuestro modo de ver necesitamos un debate vivo, como una de las premisas para comenzar a superar la crisis en la que ha caído la izquierda costarricense.
Este debate debe poner a prueba la aparente solidez de nuestras conclusiones, de nuestra formación científica como revolucionarios; porque muchas veces hemos creído que basta con recubrirse con una prestigiosa doctrina para tener razón, aunque no conozcamos de ella su esencia, aunque conozcamos de ella conclusiones valederas sólo para un contexto y una época histórica determinados. En efecto, muchas veces la discusión entre nosotros ha estado puesta en términos del dogma y no del conocimiento exhaustivo de la realidad. Ha sido frecuente, inclusive lo es hoy todavía en alguna medida, que algunos dirigentes se sientan satisfechos y tranquilos con que su partido proclame el apego a la doctrina, aunque en la práctica esos mismos dirigentes no muestren la misma preocupación porque los cuadros estudien y conozcan de verdad la teoría científica y la realidad nacional. Por fortuna estamos viviendo una época en la que ciertas supuestas premisas de la teoría han saltado hechas añicos, revelándose como verdades pertinentes tan sólo a épocas determinadas de la historia y valederas sólo para ciertos países.
Recordemos por último antes de entrar directamente en materia, que en América Latina misma, sin que querramos convertir esto también en una verdad universal, han triunfado revoluciones sin haber proclamado a voz en cuello su apego a determinada doctrina. La vida demuestra entonces, que no es porque se proclamen determinados principios que se está en capacidad de provocar transformaciones sociales. Esto deberíamos tenerlo muy en cuenta para los efectos de la discusión que hoy nos ocupa.
Cuando se habla de la unidad de las fuerzas populares, uno piensa en dos órdenes de ideas: por un lado pensamos en la unidad de todos aquellos sectores de nuestra sociedad que han sido marginados, segregados del desarrollo económico y social. Pensamos en la necesidad de unificar a estos sectores para que se conviertan en sujetos, en protagonistas de su historia. Pero cuando enfocamos la realidad, nos encontramos que la inmensa mayoría de las fuerzas sociales que deberían participar en el torrente de fuerzas por la transformación social, están dispersas, desorganizadas y en muchos casos carecen de verdadera voluntad de lucha. Sin querer idealizar las condiciones del sigue página rtante demanda nuestro pueblo.
esa cri viej unciar Todos ación Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.