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Adelante. 11. 17 Mar. 1988 ile muestra historia Don Omar, el maestro yl CONOCI OMAR DENGO momento lejana y confusa Revolución de Octubre, la marcha resonante de las botas del fascismo en sus primeras conquistas. Los mejores hombres pusieron su fe en la En 1917 conocí a Omar Dengo, mejor dicho, lo Educación, en su eficacia para desarrollar todas las cmpecé a conocer.
posibilidades del hombre y hacerlo resurgir de las cenizas.
Antes lo había visto pasar por mi casa, calle de la Don Omar estuvo con ellos y todos los controvertidos Estación, de idao de vuelta de la Capital, solo, o en compañía problemas del momento fueron tema y tección en las citadas de otros profesores de la recién fundada Escuela Normal de asambleas de los lunes, en sus artículos y publicaciones.
Costa Rica; a veces, conversando con algún alumno o Pero pronto la lección fue su vida misma.
alumna.
En 1917 Omar Dengo se casó. Lo vi pasar con su Muy joven, aún no había cumplido los treinta años; esposa del brazo, muy animado, conversando con ella. Ella alto, aunque no demasiado, erguido sin tirantez; los gestos era una muchacha morena, esbelta y fina que no usaba suaves, el rostro nobilísimo: frente muy alta y amplia, sombrero como Carmen Lyra y Lilia González, sino un coronada por una melena de cabellos castaños, suaves, sencillo pañolón que llevaba con mucho garbo.
abundantes; ojos castaños, serenos, de mirar reposado, a principios de 1918, la pareja pasó con un niño veces risueños, aunque casi siempre un poco tristes, como de recién nacido. Se les veía felices, orgullosos, como casi quien sabe y comprende; la boca de líneas griegas, sensitiva, todos los padres con su primer hijo.
sombreada por un fino bigote.
En alguna asamblea, don Joaquín y tal vez alguna Sonreían sus ojos y su boca cuando un diablillo de alumna, hablaron del grato acontecimiento: Jorge Manuel idea le andaba por la cabeza: una idea traviesa, aguda, sutil, Dengo había venido al mundo.
que a veces dejaba atónito a su interlocutor, o lo hacía estallar en risa, y las más, lo invitaba a pensar, a reflexionar.
Pero apenas uno o dos meses después, la pareja, con su niño, abandonaba la ciudad de Heredia. El Director de la Don Omar sonreía a menudo, pero su gesto natural era Normal, don Joaquín García, y con él, casi todo el serio, pensativo, con un trasfondo de tristeza: en su vida profesorado, de primero, sin duda, don Omar, habían había mucho dolor, aceptado pero no acallado. Mas su renunciado a sus cargos, por no aceptar doblegarse a las anhelo de vivir, sabia, sencilla y bellamente, se traslucía imposiciones de la Dictadura.
también en su rostro, en sus gestos, sobre todo cuando acababa de hacer algún hallazgo: un libro, una persona, una Aquella fue la magna lección de nuestros profesores y dejó huella indeleble en nuestras vidas.
idea. La pareja Dengo Obregón no volvió a pasar por mi Pasó muchas veces por mi casa y muchas veces of casa de ida o de vuelta de la Capital. En la Capital vivían en hablar de él: su figura hermosa y su personalidad no podían una casita muy humilde, vendiendo, para comer, sus regalos pasar desapercibidas. Pero en 1917 ingresé a la Escuela de boda que no eran muchos, ni tampoco muy valiosos, pero Normal y entonces comencé a conocerlo de veras, porque ese sí muy queridos. Don Omar no tenía trabajo, las gentes Omar Dengo comenzó a ser mi maestro. No me dio clases pero sí, lecciones: en las asambleas de los lunes, en el temerosas no le daban trabajo. Ya sabemos que es el miedo del pueblo más que la fuerza de los tiranos lo que mantiene Centro Ariel, en algún artículo que publicaba un periódico o y sostiene las dictaduras. una revista. principios de 1919 don Guillermo Peters llamó a Aquellos eran tiempos tormentosos: el mundo agonizaba en los dos últimos largos años de la Primera Omar Dengo y a su esposa para ofrecerles trabajo en la escuelita de La Caja. Una escuelita con sólo dos grados.
Guerra Mundial. La guerra que había consumido y estaba Nosotros los alumnos de la Normal, sabíamos de consumiendo todas las reservas del mundo: acorazados y todas estas cosas en nuestras reuniones clandestinas en casa submarinos, tanques y aviones; los alimentos producidos no de don Tranquilino Sáenz, por boca de Carmen Lira, de don ya con sudor, sino con sangre, en campos barridos por la Joaquín, del propio don Omar, o de algún alumno o metralla; tesoros históricos y pueblos y ciudades exalumno que lo habían visitado.
desaparecidos. Recuerdo la batalla. carnicería del Marne ¿Cómo actuó don Omar como maestro de niños, de y la Sonrisa de Reims mutilada; Alsacia y Lorena y la pequeños campesinos? Confieso que nunca lo supe bien: por asamblea en que don Omar leyó La última lección de lo que después lo vi hacer con sus hijos, estoy segura de que Francés. uno de los Cuentos del Lunes de Alfonso Daudet.
era capaz de interesar a un niño, de mantenerlo atento, de En la gran sala se podía oír el agitado palpitar de muchos encantarlo.
corazones angustiados. Eso, al principio, después fueron Tere me contaba que él cerraba la puerta de su clase tantas las batallas, tan incontables los tesoros destruidos, y para que ella no lo oyera dar lecciones.
más incontables aún los muertos, los heridos, los mutilados. Usted sabe dar clases a niños pequeños, usted es maestra. Para mí ésta es una experiencia nueva: me siento Ese era el panorama de 1917. 1918. En el fondo de torpe, inseguro. Le decía. por eso no permitía que ella él, una remota esperanza, mantenida por hombres como don escuchara.
Omar, como don Joaquín: de tan terrible caos debía surgir un Eso sí, en aquella escuelita apacible y tranquila, leyó mundo mejor, más digno de la dignidad del hombre, más y meditó mucho sobre los nuevos valores y los nuevos justo, pacífico y bello. Aquella guerra monstruosa debía rumbos en Educación. Allí escribió artículos como El siglo llevar al hombre a enfrentarse consigo mismo, con su de la Escuela en el que apenas iniciada la paz en el mundo, cultura, con sus creencias, a medir los abismos en que podía habla de auscultar entre las sombras el corazón de los hundirse, a reaccionar, a decir no para siempre a la violencia, tiempos. y este corazón late para él en publicaciones como al odio y a la crueldad. La guerra del 14 debía ser la última Reconstrucción, la Nueva Escuela, La Escuela Futura, guerra para el hombre civilizado. Todos sabemos qué vana Nuevos Ideales en Educación, etc. habla de que, en aquel ſue esta esperanza, y como en la Segunda Guerra Mundial y trágico momento, uncia la aurora en algo tan humilde en las guerras que la han seguido, la humanidad como el Pesebre legendario: la escuela. Sólo porque en ella supercivilizada ha dado la medida de su capacidad mora la asedada inquietud del niño, esa cosa maravillosa ante destructiva, de su crueldad inaudita, de su avidez insana.
la cual conoce el hombre lo único que le explica el milagro Don Omar ya no vio eso, pero acaso lo presintió.
de la vida: el Porvenir.
Si el panorama ultra fronteras era oscuro, en Costa Rica, además de las calamidades, de la crisis provocada por En aquella escuelita se interesó por el campesino costarricense, nuestra raíz y nuestra fuerza, lo conoció de la guerra, se vivían los momentos trágicos de la Tiranía de los cerca, en sus problemas, en sus aspiraciones, en su Tinoco: odio, violencia, conculcación de los derechos idiosincracia.
civiles, soldadesca y matonismo. se encariñó con su escuelita, con sus alumnos Fue en esos días que la figura de Omar Dengo empezó a cobrar sus dimensiones, en que su voz y su ejemplo se campesinos, con la seguridad y la paz que aquel rincón tan sencillo y humilde le había significado.
alzaron en el ámbito del país, para señalar rumbos y combatir Por eso, cuando a fines de 1919, a la caída de la abusos, atropelios, injusticias.
Tiranía, fue llamado para dirigir la Escuela Normal, dudó en En realidad, lo más significativo de la obra y de la vida aceptar: No quería abandonar a sus pequeños alumnos sin de don Omar se desenvolvió en la larga década del 17 al 28.
terminar el curso. Se decidió al fin, con la condición de que Una década nada más, llena para el mundo, al que él se Carlos Luis Sáenz viniera a sustituirlo.
asomaba constantemente, de las duras experiencias de la Gran Guerra, de las miserias de la posquerra, de presagios oscuros y débiles esperanzas, tan tenues como lucecitas antes. Hubo el amañado Pacto de Versalles; la en aquel DON OMAR, EL CIUDADANO Don Omar fue un ciudadano ejemplar, un gran ciudadano. Esto yo creo que está, o debiera estar en la conciencia de todos los costarricenses.
Precisamente esta fue su grande y principal preocupación: Hacer conciencia cívica. Salió de las aulas, como los maestros que admiraba, a predicar su credo: en la mente, los jóvenes maestros, y en el altar de su alma, los intereses de la patria.
Discutió, polemizo, siempre con altura, siempre con honradez y sinceridad. No buscó desacreditar a nadie, sino señalar errores y mostrar caminos de mejoramiento. No le importó, para señalarlos y fustigarlos, que los errores hubieran sido cometidos por amigos, así como tampoco, que los aciertos que encomió con generosidad y desinterés fueran de sus oponentes o enemigos. En sus lecciones, en sus discursos, en sus escritos, hacía conciencia ciudadana, buscando la luz, viniera de donde viniera.
Su visión siempre fue certera, de avanzada.
inteligente. Decía que todos, cuando de los intereses del país Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica