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PRESOS POR FORMAR EN LA SELVA VIRGEN SUS FINQUITAS 44 CAMPESINOS DE SAN ISIDRO DE PEÑAS BLANCAS, AL NORTE DE SAN RAMON, FUERON DETENIDOS, LLEVADOS LA CARCEL SUS CASITAS INCENDIADAS. ULTIMA HORA EL PRESIDENTE ORLICH ORDENO LA LIBERTAD DE LOS PRESOS LA ASAMBLEA LEGISLATIVA ORDENO DE INMEDIATO UNA INVESTIGACION Ahora es que el Partido Liberación Nacional en el Poder tiene su primera oportunidad práctica para demostrar que no fueron insinceras las promesas que les hizo a los campesinos desde las tribunas políticas cuando les ofreció defenderlos de la rapiña de los grandes acaparadores de tierra.
Por haber obrado el Resguardo de pronto y por encontrarse el expediente judicial de desalojo fuera de San José, no pudimos esta semana estudiarlo para abordar hondamente este otro caso del problema de posesión de la tierra. Lo haremos en el próximo número.
ULTIMA HORA.
LAS REJAS PARA QUIENES TRABAJAN NO PARA QUIENES DAN SABUNDRAZOS Grupo de campesinos de San Isidro de Peñas Blancas, a quie.
nes se les quemó sus casitas, y se les encarceló por haber formado finquitas en la selva virgen. Las puertas de la cárcel se abren para los campesinos que siembran, pero no para quienes cometen cabundrazos. El Sr. Presidente Orlich ordenó después la libertad de los 49 detenidos Quienes niegan que en Costa Rica existe el problema de la tierra están negando que la noche es negra. La fuerza misma del discurrir de la vida los desmiente todos los días. Además de los casos gravísimos que el país conoce, tanto en el sur como en el norte del territorio nacional, se ha sabido de otro en San Isidro de Peñas Blancas, al norte de San Ramón, donde un grupo de campesinos costarricenses, honrados y trabajadores, se metieron en plena selva a hacer sus abras para obtener de su trabajo maiz y frijoles, criar gallinas y formar poco a poco finquitas de y manzanas. Allí levantaron sus casitas.
Después de un tiempo de estar en posesión pacífica de sus parcelas, ya cultivadas y produciendo, el dueño de la selva pidió ante los tribunales su desalojo.
Se nos informa que este pleito no estaba aún fallado en forma definitiva. Sin embargo, el Resguardo Fiscal fue el martes a desalojarlos con violencia.
Les tiraron a la calle sus mueblecitos, lanzaron al camino a sus familias, y se los llevaron presos para la cárcel de San Ramón, donde fueron entrevistados por un radio periodista, contando toda su tragedia.
Sus casitas fueron pasto de las llamas.
La Asamblea Legislativa nombró en la sesión del martes una comisión especial para que estudie este nuevo problema de la tierra, que además de los 44 campesinos presos, afecta a más de 350 personas que allí viven.
Ya redactada la anterior información, nos llega la noticia de que el Presidente Orlich ordenó la libertad de los campesinos detenidos y al mismo tiempo anunció que el Gobierno entrará en negociaciones con los terratenientes señores Pinto para comprarles el latifundio y constituir en él una colonia con los campesinos despojados. Los terratenientes, sin embargo, están empeñados en que sea desalojado hasta el último campesino, para hacer respetar su derecho de propiedad. Esto quiere decir que los campesinos tendrán que esperar unos cuantos meses, a la intemperie, lejos de las fincas que hicieron con su esfuerzo, a que el Gobierno compre las tierras y organice la colonia.
Esto es grave, y es injusto, sobre todo si se toma en cuenta que las autoridades han procedido a ejecutar una sentencia que no está firme. De todas maneras, es muy discutible este asunto del derecho de propiedad de unos acaparadores de montañas vírgenes. No pueden ser más propietarios de esas montañas los Pinto, que nunca han trabajado esas tierras y que ni siquiera las conocen, que los campesinos que las trabajaron y las convirtieron en fincas. No entendemos cómo unos señores de la ciudad pueden ser dueños de varios miles de hectáreas de montaña virgen.
Ni el señor Figueres en su segunda administración, ni el señor Echandi en la suya pusieron nunca las autoridades al servicio de los terratenientes; y tuvieron que aguantar ataques por eso. Nos parece que el señor Orlich ha cometido un error al variar esa línea de conducta y lo instamos a que permita que los campesinos vuelvan a sus fincas y a que sancione a las autoridades que hayan incurrido en arbitrariedades.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.