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Página 10 ADELANTE, DOMINGO 25 DE FEBRERO DE 1962 EL DEBER DE TODO REVOLUCIONARIO ES HACER LA REVOLUCION de las condiciones existentes en nuestra ree idad económico social, realidad que existe en grado mayor aún en un buen número de países de América Latina.
Ocurre inevitablemente que en las nacio nes donde es más fuerte el control de los monopolios yanquis, más despiadada la explo tación de ia oligarquía y más insoportable la situación de las masas obreras y campesinas, el poder politico se muestra más fé.
rreo, los estados de sitio se vuelven navitua les, se reprime por la fuerza toda manifestación de descontento de las masas, el cau ce democrático se cierra por completo, re.
velándose con más evidencia que nunca el carácter de brutal dictadura que asume el poder de las clases dominantes. Es enton.
ces cuando se hace inevitable el estallido revolucionario de los pueblos.
dirección revolucionaria y política de la cla se obrera y los intelectuales revoluciona rios, sin lo cual no podria por si sola lanzarse a la lucha y conquistar la victoria. Aplausos. En las actuales condiciones históricas de América Latina, la burguesía nacional no puede encabezar la lucha anti feudal y antiimperialismo yanqui, ha sido incapaz de enfrentarse a éste, paralizada por el miedo al imperialismo. La experiencia demuestra que en nuestras naciones esa clase, aun cuando sus intereses son contradictorios con los dei la revolución social y asustada por el clamor de las masas explotadas.
Situadas ante el dilema imperialismo o revolución, sólo sus capas más progresistas estarán con el pueblo.
La actual correlación mundial de fuerzas y el movimiento universal de liberación de los pueblos coloniales y dependientes señalan a la clase obrera y a los intelectuales revolucionarios de América Latina su verdadero papel, que es el de situarse resueltamente a la vanguardia de la lucha contra el imperialismo y el feudalism, El imperialismo, utilizando los grandes monopolios cinematográficos, sus agencias cablergáficas, sus revistas, libros y periódicos reaccionarios, acude a las mentiras más sutiles para sembrar el divisionismo e inculcar entre la gente más ignorante el miedo y la superstición a las ideas revolucionarias que sólo a los intereses de los poderosos explotadores y a su seculares privilegios pueden y deben asustar.
EL SECTARISMO DIFICULTA LA UNIDAD DE ACCION LA FUERZA POTENCIAL DE LOS CAMPESINOS El deber de todo revolucionario es tiacer la revolución. Se sabe que en América y en el mundo la Revolución vencerá, pero nc es de revolucionarios sentarse en la puerta de su casa para ver pasar el cadáver del imperialismo. El papel de Job no cuadra con el de un revolucionario Cada año que se acelere la liberación de América signifi.
cará millones de niños que se salven para la vida, millones de inteligencias que se salven para la cultura, infinitos caudales de dolor que se ahorran los pueblos. Asin cuando los imperialistas yanquis preparen para América Latina un drama de sangre, no lograrán aplastar las luchas de los pueblos, concitarán contra ellos el odio universal y será también el drama que marque el ocaso de su voraz y cavernícola sistema.
plausos. Ningún pueblo de América Latina es débil, porque forma parte de una familia de doscientos millones de hermanos que padecen las mismas miserias, albergan los mismos sentimientos, tienen el mismo ecemi go, sueñan todos un mismo mejor destino y cuentan con la solidaridad de todos los hom bres y mujeres honrados del mundo entero.
Con lo grande que fue la epopeya de la independencia de América Latina, con lo heroica que fue aquella lucha, a la genera.
ción de latinoamericanos de hoy les ha tocado una epopeya mayor y más decisiva todavía para la Humanidad. Porque aquella lucha fue para librarse del poder colonial español, de una España decadente, invadida por los ejércitos de Napoleon. Hoy le toca la lucha de la liberación frente a la metropoli imperial más poderosa de mundo, frente a la fuerza más importante del sistema imperialista mundial y para prestarle a la Humanidad un servicio todavía más grande del que le prestaron nuestros antepasados.
Pero esta lucha, más que aquélla, la harán las masas, la harán los pueblos (aplausos. los pueblos van a jugar un papel mucho más importante que entonces. los hombres, los dirigentes importan e importarán en esta lucha menos de lo que importaran en aquélla. si bien es cierto que en los países subdesarrollados de América la clase obrera es en general relativamente pequeña, hay una clase social que por las condiciones sub humanas en que vive constituye una fuerza potencial que, dirigida por los obreros y los intelectuales revolucionarios, tiene una importancia decisiva en la lucha por la liberación nacional: los campesinos. Aplausos. En nuestros países se juntan las circunstancias de una industria subdesarrolladas con un régimen agrario de carácter feudal Es por eso que con todo lo duras que son las condiciones de vida de los obreros urbanos, la población rural vive aún en más horribles condiciones de opresión y explotación; pero es también, salvo excepciones, el sector absolutamente mayoritario en proporciones que a veces sobrepasa el setenta por ciento de las poblaciones latinoamericanas.
Descontando los terratenientes que muchas veces residen en las ciudades, el resto de esa gran masa libra su sustento trabajando como peones en las haciendas por salarios misérrimos, o labran la tierra en con diciones de explotación que nada tienen que envidiar a la Edad Media, Estas circuns tancias son las que determinan que en Amé rica Latina la población pobre del campo constituya una tremenda fuerza revolucionaria potencial Los ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional, que son la fuer za en que se sustenta el poder de las clases explotadoras, cuando tienen que enfrentarse a la lucha irregular de los campesinos en el escenario natural de éstos, resultan absolutamente impotentes; pierden 10 hombres por cada combatiente revolucionario que cae, y la desmoralización cunde rápida mente en ellos al tener que enfrentarse a un enemigo invisible e invencible que no le ofrece ocasión de lucir sus tácticas de academia y sus fanfarrias de guerra de las que tanto alarde hacen para reprimir a los obreros y a los estudiantes en las ciudades.
La lucha inicial de reducidos núeleos combatientes, se nutre incesantemente de nuevas fuerzas, el movimiento de masas comienza a desatarse, el viejo orden se resquebraja poco a poco en mil pedazos y es entonces el momento en que la clase obrera y las masas urbanas deciden la batalla. Qué es lo que desde el comienzo mismo de la lucha de esos primeros núcleos los hace invencibles, independientemente del número, el poder y los recursos de sus enemigos? El apoyo del pueblo, y con ese apoyo de las masas contarán en grado cada vez mayor.
El divisionismo, producto de toda ciase de prejuicios, ideas falsas y mentiras: el sec.
tarismo, el dogmatismo, la falta de arnplitud para analizar el papel que corresponde a cada capa social, a sus partidos, crrani zaciones y dirigentes dificultan la unidad de acción imprescindible entre las fuerzas democráticas y progresistas de nuestros pueblos. Son vicios de crecimiento, enfermedades de la infancia del movimienio revolucionario que deben quedar atras. En la lucha anti imperialista y anti feudal es posible vertebrar la inmensa mayo:la del pueblo tras metas de liberación que unan el esfuerzo de la clase obrera, los campesinos, los trabajadores intelectuales, la pequeña burguesía y las capas más progresistas de la burguesía nacional. Estos sectores com prenden la inmensa mayoría de la población y aglutinan grandes fuerzas sociales capa ces de barrer el dominio imperialis lista y la reacción feudal. En ese amplio movimiento pueden y deben luchar juntos por el bien de sus naciones, por el bien de sus pueblos por el bien de América, desde el viejo militante marxista hasta el católico sincero no tenga nada que ver con los monopolios yanauis y los señores feudales de la tierra (Aplausos. Ese movimiento podrà arrastrar consigo a los elementos progresistas de las fuerzas armadas, humillados también por las misio nes militares yanauis. la traición a los intereses nacionales de las oligarquías feudales la inmolación de la soberania nacional a los dictados de Washington.
Allí donde están cerrados los caminos de los pueblos, donde la represión de los obre ros y campesinos es feroz, donde es más fuerte el dominio de los monopolios yanquis, lo primero y más importante es com.
prender que no es justo ni es correcto entretener a los pueblos con la vana a. comodaticia ilusión de arrancar, por vias ie.
gales que no existen ni existirán, a las cla.
ses dominantes, atrincheradas en todas las posiciones del Estado. monopolizadora de la instrucción, dueñas de todos los vehículos de divulgación y poseedoras de infinitos recursos financieros, un poder que los monopolios las oligarquías defenderán a sanpre y fuego con la fuerza de sus policras y de sus ejércitos.
ESTA EPOPEYA LA ESCRIBIRAN LAS MASAS Esta epopeya que tenemos delante la van a escribr las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados, la van a escribir las masas progresistas; los intelectuales honestos y bri llantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina; lucha de masas y de ideas; epopeya que llevarán ade lante nuestros pueblos maltratados y des preciados por el imperialismo. aplausos)
nuestros pueblos desconocidos hasta hoy, ya empiezan a quitarle el sueño. Nos consi deraba rebaño impotente y sumiso; y ya se empieza a asustar de ese rebaño; rebaño gi.
gante de doscientos millones de latinoamericanos en ios que advierie sus sepultureros el capital monopolista yanqui. Aplau sos. Con esta humanidad trabajadora, con es.
tos explotados infrahumanos, paupérrimos, manejados por los métodos de fuete y mayoral no se ha contado o se ha contado poco. Desde los albores de la independencia sus destinos han sido los mismos: indios, gauchos, mestizos, zambos, cuarterones, blancos sin bienes ni rentas toda esa masa humana que se formó en las filas de la patria que nunca disfrutó, que cayó por millones, que fue despedazada, que ganó la independencias de sus metrópolis para la burguesía, ésa que fue desterrada de los repartos, siguió ocupando el último escalón de los beneficios sociales, siguió muriendo de hambre, de enfermedades curables, de desatención, por que para ella nunca alcan zaron los bienes salvadores: el simple pan, la cama de un hospital, la medicina que salva, la mano que ayuda.
LA BURGUESIA NO PUEDE ENCABEZAR LA LUCHA Pero el campesino es una clase que, por el estado de incultura en que lo mantienen y el aislamiento en que vive, necesita la Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.