SECCION LITERARIA Hubo una una Casa Apuntes Sobre mi Viaje a la Nueva China Por CARLOS LUIS SAENZ Por CARLOS LUIS FALLAS LA HISTORIA DE LI YUA: Hasta el Monte de la Cruz han suibdo a la verbena con familiares y amigos esta mañana, Manuela y Marcelino, su novio, labrador de pura cepa.
Alejada de los otros y en busca de confidencias se va por entre potreros muy alegre, la pareja.
Marcelino es el vaqueano; lo sigue, dócil, Manuela; él conoce cual sus manos toda la extension cerrera.
Andando así, a la aventura, hasta un protrerillo llegan y junto a un yurro clarito se topan con la sorpresa de las ruinas de una casa, que se notan por las piedras esparcidas, de lo que antes cercado o paredes fueron.
Los dos detienen el paso y en silencio las contemplan. Ver los restos esa casa me da a yo mucha tristeza. eso por qué, Marcelino. Porque aqui vivió mi agüela.
Ispiá, todavia entre el zacate hay alguna quiotra piedra de las que traiban del riu pal corredor y las cercas.
Onde ves a ese helecho macho jué la cocina, y aquella grada, la ves. medic hundia, jué la grada de la puerta.
De chacalin yo venía a esta casa, pa las fiestas: me traiba mi tata en ancas subiendo por esas peñas, dende San Pedro de Barba onde viviamos. Apenas tengo un recuerdo borrao di una vez que en una vela Tatica Manuel, jumao, repartió cutacha, y vieras, enainas quema la casa porque botó las candelas.
Lo que más tengo presente es el jardín y sus yerbas.
Habia matas muy bonitas de cala y de yerbagüena; dos granadilas tendías que servían de enredadera; por todas partes se vían las maticas de violeta, ésas de ojito morao y de prejumen de esencia, y unas rosas de Castilla, que nunca he güelto yo a velas, amarilliticas siempre lo mismito que las yemas, o recién salios pollitos que tienen plumita nueva. esas sí que olían a jlor en las mañanas de niebla. Marcelino, allí no ves una mata e rosa de esas. Caray, sí. Ve qué milagro, entoavia una rosa queda.
En la punta de una rama le veo una jlor abierta, casi escondía entre la braña y tapada por la yerba.
Ve qué cosas hace Dios, ésa la sembró mi agüela.
Quién iba a decile que a los veinte años de muerta cuando no hubiera ni casa y en este protrero ella naditica le quedara de lo que tanto quisiera, tuviera que recordala y traela a mi presencia sólo por una jlorcilla medio enterrada en la yerba.
Recémole un Padre Nuestro y una Ave Maria, Manuela. Amén, dice la muchacha, Dios en su gloria la tenga. la pareja de novios en medio potrero reza.
Enseguida Marcelino coge la rosa y la besa y la prende en el escote de la novia, mientras piensa que pa dejar un recuerdo no precisa en esta tierra más que sembrar una mata de jlores; pa los que vengan; Según una antigua leyenda, hace muchos, pero muchos siglos el rey de y el rey de Wa, vecinos y enemigos, resolvieron en cierta ocasión dirimir sus querellas por medio de las armas. El rey de era un hábil y esforzado guerrero. El de Wa, un erudito aficionado al vino y al amor. Por eso en todas las primeras batallas resultaron siempre victoriosas las huestes de Ante la inminencia del desastre, un joven oficial de Wa, llamado Uang Li, decidió poner en juego la belleza y el talento de su amante, la gentil ShiShs, para evitarle a su rey la humillación de la derrota. La bella Shi Shs, simulando huir de los suyos, llegó a las tiendas enemigas, fingiose enamorada del rey de U, y hechizando al esforzado guerrero logró con sus encantos hacerlo abandonar la dirección de las batallas, de tal manera que sus huestes fueron entonces fácilmente de rotadas y debandadas por el enemigo. raíz de su inesperada victoria, el rey de Wa hizo a Shi Shs concubina suya y le ordenó a Uang Li abandonar el reino. Uang Li fingió acatar la orden de su rey. Pero una noche raptó audaz mente a la gentil Shi Shs y se vino a esconder con ella en este apacible y apartado rincón del lago.
Esa es la leyenda. De ahí que al sitio se le llame hoy Li yuá (El Jardin de Li. Como nosotros queriamos navegar un poco y también visitar esa misma mañana un sanatorio, nuestros aimgos habían dispuesto la continuación del paseo por agua, cruzando un ancho golfo del Tai jú, y el barco nos estaba es perando arrimado a un pequeño muellecito de madera. Ya con todos a bordo, la embarcación se alejó trazando una amplia curva en la tranquila superficie del lago, y muy pronto, al rebasar una isla, perdimos de vista el muelle las arboledas y los esmaltados kioscos del Li yuá. Pequeñas nubes inmóviles, revoloteo de aves, velas cuadradas de pacientes pescadores. En una orilla del golfo, diques y canales; en la otra, bordeándola, una calzada con sus dos hileras de árboles; y allá al fondo, apiñados en la azulada lejanía, multitud de montes redondos como inmensas jorobas de camello.
Desembarcamos en un sitio donde nos estaban esperando los automóviles, que minutos después ascendían por una calzada estrecha y zigzagueante, faldeando el monte en cuya cima se hallaba enclavado el sanatorio, un bello edificio vecién construido, de tejados verdes y brillantes y rodeado de jardines artísticamente escalonados.
Cuando llegamos al sanatorio, todos los pacientes más de trescientos obreros que acababan de almorzar, hacían su hora de reposo en los dormitorios, muy amplios, confortables y de una limpieza extremada. Según nos informó el Director, allí se aplicaba la medicina moderna y también la medicina tradicional china. Hidroterapia, ejercicios respiratorios, gimnasia, etcétera. aire puro y alimentación sana y apropiada. Buenos médicos y eficientes enfermeras. Planta eléctrica, cocina moderna, magnífica instalacin de rayos X, salas de lectura, salas para juegos de paciencia. desde las terrazas del segundo piso, un golpe de vista maravilloso, abarcando toda la serena inmensidad del lago. Allá, siempre a la orilla del Taijú y en la Montaña Ta chi, un hospital para cuadros del Partido. a lo lejos, la planta de agua que abastece a la ciudad de shi.
Comisariato. DE MOISES FALLAS ALBERTAZZI SIEMPRE SUS ORDENES QUEPOS COSTA RICA o0o (Pasa a la Pág. 78) Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.