EngelsLeninMarxStalin

Apuntes Sobre mi Viaje a la NUEVA CHINA por CARLOS LUIS FALLAS nos Ese mismo día, en la noche, asistimos como invitados a una gran fiesta popular, en el Parque Imperial. En la época de los emperadores, para el pueblo chino siempre estuvo prohibida la entrada a este bellísimo parque, extenso y rodeado de altas murallas. Hoy, el Parque Imperial, como todo lo bello que posee China, está al servicio del pueblo.
Qué visión maravillosa surgió de pronto ante nuestros asombrados ojos! Avenidas y callejuelas interminables, pequeños kioscos de mil colores como brillantes burbujas entre las arboledas, fantásticos juegos de iluminación y, desbordándose en todas direcicones, la abigarrada y alegre multitud.
Avanzábamos como en un sueño aladinesco, detrás de nuestros guias. al paso de los invitados extranjeros brotaban las salvas de aplausos, como sincero homenaje de amistad y simpatia a nuestros pueblos lejanos. También nos dedicaron esa noche el espectáculo principal Nos sentamos frente a un amplio entarimado, en sillas plegables, y con nosotros se sentaron allí millares de ciudadanos chinos, luciendo casi todos ellos la modesta chaqueta de corte militar tan en boga hoy en China. Poco antes de iniciarse el espectáculo llegaron, en grupo varios altos dirigentes chinos, que fueron recibidos con una salva de aplausos. Mao Tse tung de chaqueta también, como todos sus compañeros. recorrió casi toda la primera fila sonriendo y estrechando manos amigas. Los costarricenses nos habíamos acomodado en la tercera fi.
la. hasta allí llegó el camarada Chou En Lai saludando amigos y a visitantes. Nosotros también estrechamos su mano cordial, y lo vimos luego acomodarse por ahí cerca, como un simple ciudadano más.
Como primer acto, el imponente baile de los leones Luego, un mago de excepcional habilidad. Por cierto que pude observar como el camarada Mao reía y, al parecer intrigado, comentaba animadamente con sus vecinos las sorprendentes suertes del artista. continuación un notable imitador de pájaros y de toda clase de animales, que nos hizo reir a carcajadas. malabaristas, contorsionistas, un precioso baile de infantes, una danza regional, etc.
Después fuimos a recorrer el parque. Aquí y allá, por todas partes, en entarimados unos y otros en el propio césped, decenas de espectáculos artísticos para entretener a la enorme concurrencia. Malabaristas, gismastas, músicos, bailarines, narradores de cuentos, siluetas chinas, y magníficos conjuntos de danzas y cantos regionales venidos de todos los rincones del país. Los mejores artistas de China recreando al pueblo esa noche con sus fantásticas exhibiciones al aire libre! Además, juegos de paciencia; y alegres bailes de jóvenes, sobre el césped, en todos los espacios libres, entre las perfumadas arboledas. Hasta nosotros tuvimos que bailar. en los kioscos, té, refrescos y golosinas. Pero ni una gota de licor por ninguna parte.
Sana alegría de un pueblo que se sabe libre y dueñc de un luminoso porvenir. ooo ¡19 de Octubre, día de fiesta nacional en la Nueva China, celebrado en Pekín con un gran desfile popular!
Desgraciadamente, esa mañana, cuando nadie lo esperaba, el cielo se cubrió de nubes negras y comenzó a caer una lluvia terca, que arreciaba por momentos. Pero esa lluvia no podía enfriar el entusiasmo patriótico de ios manifestantes, pues cada uno de ellos consideraba su participación en el desfile un honor altísimo, conferido a sus méritos personales y a los méritos conquistados por la organización que representaba. es que, efectivamente, no pueden en China tomar parte en un desfile de esos todos los que lo deseen. Sería algo imposible, un desfile interminable. Con sólo permitir un delegado por cada cooperativa agrícola existente, ya tendríamos desfilando frente a la tribuna de Tien An Men a un millón de ciudadanos!
Nos facilitaron impermeables y en automóvil trasladamos a la tribuna de la plaza de Tien An Men, un antiguo y hermoso edificio de dos plantas, con graderías al frente y a ambos lados para los espectadores. Subimos a la segunda planta y buscamos sitio allí entre centenares de asistentes, de pie todos, pero al abrigo del agua. En primera fila, de pie también, a cielo abierto y desafiando la lluvia, los más destacados líderes politi cos chinos, y, entre ellos, a la izquierda de Mao Tse tung el Presidente de Indonesia, Sukarno, de visita por esos días en China. frente a la tribuna, la extensa plaza, adornada con banderas y con cinco inmensos retratos: la izquierda, Marx y Engels, a la derecha, Lenin y Stalin; y allá en el fondo, Sun Yat sen.
Cuando logramos situarnos convenientemente, ya estaban desfilando, en representación del Ejécito, escogidos regimientos de tanques, de artillería y de infantería, magníficamente equipados. Debido a la lluvia fueron suspendidas las maniobras aéreas programadas. después, los civiles, los héroes de la ciencia, de la cultura y del trabajo, en lun gigantesco desfile de mil colores y cadenciosos movimientos. Delegaciones de sabios, de poetas y pintores; conjuntos artísticos luciendo sus trajes regionales y danzando al compás de sus exóticos instrumentos. Carrozas aladinescas; dragones inmensos revolviéndose en un mar de banderillas azules. Enormes leones bailando al compás de los cimbalos y tamboriles; miles de jovencitas vestidas de blanco, de azul, de rojo, con racimos de globos de colores que soltaban al pasar frente a la tribuna, para que fueran a mecerse allá en las alturas, coloreando el cielo gris. grandes carrozas şimulando locomotoras, tractores, usinas eléctricas, fábricas, laboratorios, con las cifras alcanzadas en el victorioso cumplimiento del Primer Plan Quinquenal. Mao. Mao. Mao. clamaba la multitud agitando los brazos y deteniéndose frente a la tribuna. Mao Tse tung sonriendo levantaba su mano derecha en un lento saludo, surgía entonces de la plaza un poderoso y prolongado retumbo, y la multitud continuaba avanzando. así por largas horas y a pesar de la lluvia.
Esa noche, ya sin lluvia, con la silueta de sus más bellos edificios ribeteada por millares de bombillos eléctricos y con su cielo iluminado y coloreado por la magia de los fuegos artificiales, Pekin lucía fantasmagórico y misterioso, como auténtica ciudad de Las Mil y Una Pasa a la pág. 5)
Página CUATRO Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.