DemocracyLiberalism

CARTAS CON TO Compañeros Alvaro Montero y miembros de la JUVENTUD VANGUARDISTA.
Presente.
Queridos compañeros: El 14 del presente mes de mayo se cumplirán grandes valores humanos que ha producido Centro Amé moria. aprovechamos la oportunidad para reproducir periódico obrero Trabajo. Ese articulo, que mantiens Lyra sobre la evolución de nuestro régimen democrático grandes jefes liberales, don Ricardo Jiménez Oreamuno y bajo el epigagfre de Cartas con ton y son.
En estos días en que como dijo alguien por ahí es un Chachalaca el director espiritual de un gran sector de la opinión pública costarricense bueno es recordar nuestros valores auténticos de la época de ascensión del liberalismo, que han prestigiado a la República.
No es mi ánimo presentar aquí a don Cleto Gonzá ez Víquez y a don Ricardo Jiménez cual a un par de santos como aquellos que en los cuadros de los famosos pintores del Renacimiento le hacían guardia a la Santísima Virgen; ni como unas milagrosas ánimas del Purgatorio que conceden los deseos de las comadres ingenuas. Creo que nada de lo humano les fue ajeno, que cometieron errores como todo mortal y que don Ricardo Jiménez fue un brillante pecador. Más de una vez el pueb o de Costa Rica sintió el peso de la mano de estos liberales, obligados por la fuerza de la historia a operar con leyes parciales en favor de los privilegios de la clase adinerada. Sin embargo, ahora que contemplamos su vida completa, nos damos cuenta de que la trama de su existencia fue hecha con hilos cogidos de una conciencia amante de la libertad.
Conviene que la juventud vanguardista y la que no es vanguardista, recuerde en los días de confusión que estamos pasando, a estos dos Presidentes de Costa Rica que murieron sin ruido y fueron enterrados sin estripito.
Don Cleto y don Ricardo tuvieron la oportunidad de dar al liberalismo, gracias a la organización económica del país todo el sentido jurídico que podía contener en su época. Ellos pudieron haberse convertido en dictadores, como ocurrió con los otros caudillos liberales de la América Central. Sin embargo, bajo sus diferentes administraciones, más bien se fortalecieron los principios democráticos consignados en nuestra Constitución, en tal forma, que no llevaron al pueblo al conformismo sino más bien a la duda ante las conquistas realizadas. Era cierto que todos los costarricenses por igual podían disfrutar ampiamente de la libertad de conciencia, de la libertad de imprenta, da la libertad de expresar sin temores su pensamiento. Acaso no era cierto que de esas libertades podían gozar sólo los que disponían de medios económicos. En realidad tenían el rico y el pobre iguales derechos ante las leyes? estas dudas fecundas inquietaron al pueblo, y empujaron a los obreros más inteligentes y conscientes a ampliar su concepto de la democracia y a formar un partido político que fuera como el instrumento y el arma que los ayudara a alcanzar un más alto nivel de vida. Me refiero a Vanguardia Popu ar.
Yo no trato de presentar a don Cleto González Víquez y a don Ricardo Jiménez como los únicos forjadores del régimen liberal en Costa Rica: ellos fueron los herederos de una magnifica tradición de libertad que no despilfarraron, sino que la encauzaron de manera que pudiera ser aprovechada por los costarricenses en nuevas conquistas de sus derechos. Con la independencia, tomaron cuerpo en Costa Rica los anhelos democráticos, que encontraron buena base en la tierra distribuida entre todos los habitantes y en la ausencia de grandes empresas, como las mineras da Perú y México, las cuales estaban sustentadas en la esclavitud y en la injusticia. a través de toda nuestra historia vemos estos anhelos mantenerse vivos a veces como llama brillante, a veces como llama que vacila. Pero siempre están allí, presentes y nunca satisfechos, porque el horizonte de la democracia se amplia conforme el hombre, sube, conforme sus necesidades son más cultas. Por la democracia luchó en Costa Rica Gregorio José Ramírez cuado se trajo la capital de Cartago devota del imperio, a San José, amante de la República, don Juan Mora Fernández cuando importó máquinas para despepitar el café, cuando impulsó el periodismo y creó Casas de Enseñanza. don Braulio Caril o cuando con mano fuerte organizó la República y echó abajo los diezmos que abrumaban la agricultura; el Dr. Castro cuando rinde culto a la libertad de imprenta, fortalece la instrucción pública con la fundación de la primera Escuela Normal para varones en Costa Rica y se interesa por la educación de la mujer; don Juanita cuando le sale al paso a Walker el invasor que trata de establecer la esclavitud en Centro América; Juan Santamaría el humilde hijo del pueblo cuando da fuego al mesón, refugio de los filibusteros; don Julián Volio cuando con don Jesús Jiménez defienden el derecho de asilo de la Reppúb ica lo cual dió a Costa Rica tánto prestigio entre los espíritus más avanzados de nuestro Continente; don Jesus Jiménez cuando abre caminos y escuelas y hace obligatoria la instrucción pública; don Tomás Guardia cuando tiende ferrocarriles que facilitan las comunicaciones dentro y fuera del país, y deroga la pena de muerte; don Próspero Fernández cuando expulsa a los Jesuitas que quieren mangonear la política; don Bernardo Soto cuando ofrece oportunidades a don Mauro Fernández el gran impulsador de la cultura en Costa Rica; el grupo de libera es que, con don Ascensión Esquivel a la cabeza, son derrotados en aquel célebre de noviembre de 1889, por una inmensa mayoría jefeada por clericales y reaccionarios; don Rafael Yglesias que si por un lado llena las cárceles de presos políticos, por otro abre las puertas al progreso con el ferrocarril Interoceánico; es el Partido Republicano quien a fines del siglo pasado y a principios del actual es sano fermento en la vida de la República; es el Dr. Carlos Durán cuando dedica sus energías a mejorar la salud del pueblo costarricense. Todos estos hombres cometen errores, y más de uno maltrata la libertad individual y la libertad colectiva. Pero tal actitud no es la que predomina: todos ellos ponen su piedra y a ladrillo en la construcción de nuestra democracia unos Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.