La emplaza a Inglaterra para cese la agesión a Egipto Moscú, Kremlin. de noviembre de 1956 Estimado señor Primer Ministro: El Gobierno soviético estima necesario llamar su atención acerca de que la guerra de agresión a Egipto, desencadenada por la Gran Bretaña y Francia y en la que Israel ha desempeñado el papel de promotor, esta preñada de consecuencias muy peligrosas para la paz universal La sesión extraordinaria especial de la Asamblea General adoptó el acuerdo de que se suspendieran inmediatamente las operaciones militares y se retiraran las tropas extranjeras del territorio de Egipto. Sin terer en cuenta esta decisión, la Gran Bretaña, Francia e Israel intensifican las operaciones militares, continúan ios salvajes bombardeos de las ciudades y pueblos egipcios y han desembarcado tropas en territorio egipcio, convirtiendo en ruinas sus poblaciones y matando a ciudadanos pacíficos.
De este modo, el Gobierno de la Gran Bretaña junto con los Gobiernos de Francia e Israel, han emprendido el camino de una agresión no provocada contra Egipto.
Los motivos que aduce el Gobierno de la Gran Bretaña, para justificar la agresión a Egipto, son absolutamente inconsistentes. Primero, el Gobierno inglés declaró que intervenía en el conflicto entre Israel y Egipto para no permitir que el Canal de Suez se transformase en zona de operaciones militares. Después de la intervención anglo francesa la zona del Canal de Suez se ha convertido en teatro de operaciones militares y la navegación por el canal ha quedado alterada, lo que perjudica los intereses de los Estados usuarios del canal.
Las tentativas de justificar la agresión, invocando el interés de la Gran Bretaña y Francia en la libertad de navegación por el Canal de Suez, tampoco resisten la crítica. Comprendemos su interés especial en el canal. Pero eso no les da a ustedes derecho a librar operaciones militares ocntra el pueblo egipcio. Al mismo tiempo, los Gobiernos de la Gran Bretaña y Francia no pueden asumir el papel de jueces en cuanto a los medios de garantizar la libertad de navegación por ei exnal de Suez, ya que en ello no están menos interesados otros muchos Estados, que condenan las acciones agresivas de la Gran Bretaña y Francia y exigen e!
mantenimiento de la paz y de la tranquilidad en el Cercano y Medio Oriente. Además, es bien sabido que Tgipto aseguraba por completo la libertad de navegación por el canal de Suez.
La cuestión del canal de Suez ha sido únicamente el pretexto para la agresión anglo francesa, que tiene objetivos distintos y de gran alcance. No se puede ocultar que, en realidad, ahora se despliega una bandidesca guerra de agresión contra los pueblos árabes con el fin de acabar con la independencia nacional de los Estados del Cercano y Medio Oriente y restaurar el réginien de esclavitud colonial recbazado por los pueblos.
No se puede justificar de ningún modo que las fuerzar armadas de la Gran Bretaña y Francia, dos grandes potencias que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad, hayan atacado a un país que alcanzó hace poco su independencia estatal y que no tiene suficientes medios para su defensa. En qué situación se encontraria la propia Gran Bretaña si la atacasen Estados más fuertes que dispusieran de todos los tipos de modernas armas de exterminio? Esos países podrían también en la actualidad, no ya enviar flotas navales aéreas a las costas de Inglaterra, sino utilizar otros medios, por ejemplo, las armas cohetes. Si el arma cohete fuese empleada contra la Gran Bretaña o Francia, usted lo calificaria seguramente de barbarie. Pero ¿en qué se diferencia el inhumano ataque cometido por los fuerzas armadas de la Gran Bretaña y Francia contra el casi inerme Egipto?
Hondamente preocupados por el desarrollo de los acontecimientos en el Cercano y Medio Oriente y guiándonos por los intereses del mantenimiento de la paz universal, consideramos que el Gobierno de la Gran Bretaña debe prestar oído a la voz de la cordura y cesar la guerra en Egipto. Nos dirigimos a usted, al Parlamento, al Partido Laborista, a los sindicatos, a todo el pueblo inglés diciéndoles: cezen la, agresión armada, detengan el derramamiento de sangre. La guerra en Egipto puede propagarse a otros países y transformarse en la tercera guerra mundial.
El Gobierno soviético se ha dirigido ya a la Organización de las Naciones Unidas y también al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica proponiendo hacer uso, junto con otros miembros de la ONU, de las fuerzas navales y aéreas para detener la guerra en Egipto, para refrenar la agresión. Estamos completamente resueltos, mediante el empleo de la fuerza, a plastar a los agresores y restableecr la paz en Oriente.
Esperamos que en este momento crítico usted manifieste la debida cordura y saque de esto las conclusiones correspondientes.
Con sincera estimación. A. BULGANIN Su Excelencia Sir ANTHONY EDEN, Primer Ministro de la Gran Bretaña.
Londres. N ECA SAN JOSE COSTA RICA LA CLASE OBRERA. Viene de la Pág. 8a)BIB se respete el derecho sindical, así como que los dirigentes sindicales sean atendidos sin discriminación de nirguna clase.
el mismo salario que a los adultos cuando desempeñen labores de cierta categoría; Que a los menores de edad no se les ponga a trabajar por tarea y que no se les force, en el trabajo, además de que debe aplicarse la jornada ordinaria que esta blece el Código de Trabajo para los mismos; Que se llame la atención al encargado José Calvo para que no injurie a ningún trabajador y menos a los menores de edad, y de no corregirse despedirlo inmediatamente.
Además, presentaron otras impor tantísimas demandas tales como justos aumentos en sus salarios y que Página Siete Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.