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El pueblo costarricense no cree en la INDEPENDENCIA politicamente interferido por el Departamento de Estado.
El pueblo se da cuenta de que los llamados politicos, que son los personajes que expresan el pensamiento de nuestra gente de plata en los torneos eleccionarios, no son otra cosa que satélites de Washington. Todos luchan por obtener la simpatía de los dirigentes del imperialismo yanqui antes que por obtener la simpatia de nuestro propio pueblo. Para ellos la carta de triunfo está en Washington y no aquí. Así lo piensan, asi lo dicen, y no ocultan su pensamiento ni ponen sordina a sus palabras. el pueblo oye y saca conclusiones.
El pueblo vió al Gobierno de los EE. UU. obligando a Teodoro Picado a entregarle el poder a don José Figueres sin condiciones de ninguna especie. ha visto luego todas las maniobras puestas en juego por el mismo Gobierno para conseguir la más completa sumisión de todos los políticos burgueses de nuestro país. el puebio blo ha sacado conclusiones.
El pueblo se da cuenta de que la United Fruit Company tiene más poder en nuestro país que el propio Gobierno de la República. Sabe que el petróleo de Costa Rica ha sido entregado a un monopolio yanqui, el mismo que intervino en el golpe de Estado de los Tinoco y en la guerra civil de 1948; que todo nuestro sistema de transportes aéreos es monopolio y negocio de otra compañía yanqui; que las comunicaciones radiográficas también están controladas por capital yanqui; que nuestros ferrocarriles, con excepción del de Puntarenas, también son propiedad de inversionistas yanquis; que nuestro comercio exterior es también actividad controlada por las mismas fuerzas del Norte. Todo eso y mucho más sabe el pueblo, y saca conclusiones, Es así como se ha formado ese estado de conciencia social, nada propicio para la conmemoración de una independencia en la que no se cree. En la que no cree nadie, ni los de arriba ni los de abajo.
Sin embargo. hay que afirmar una cosa: y es que eu la misma medita en que se duda de que la independencia exista, se fortalece la convicción de que hay que luchar por ella. Nadie puede poner en duda la existencia de muy importantes corrientes de opinión de nuestro pueblo, que cada día se fortalecen más y que se orientan hacia la defensa de nuestra verdadera independencia y de nuestra verdadera soberanía.
En la clase trabajadora especialmente, que no tiene ligas con el imperialismo, se está gestando el verdadero movimiento de nuestra independencia.
Seremos independientes, cuando seamos dueños de todas nuestras riquezas y directores soberanos de nuestros destinos políticos.
Nosotros también repudiamos la maniobra figuerista ble la reacción de protesta que se está produciendo en todas las esferas sociales del país.
Sin embargo, debemos establecer diferencias entre la reacción del señor Ulate, y la reacción, por ejem plo de los estudiantes universita rios. Es necesario que las establez camos para que el pueblo se oriente y pueda diferenciar la demagogia de lo que realmente es posición idee lógica sincera.
Cuando se acercaba la fecha de las últimas elecciones presidenciales el figuerismo resolvió poner fuera de ley al Partido Progresista Independiente. Necesitaba consumar este crimen para transformar las Juntas Electorales, que ya estaban integradas, con miras al fraude que ya se preparaba. El señor Ulate era el Presidente de la República y necesariamente estaba enterado de todas esas cosas.
El figuerismo planteó su demanda de nulidad ante el Tribunal Supremo de Elecciones, pero no consiguissu propósito. Entonces llevó el asunto a la Asamblea Legislativa donde desde el primer momento se observó una situación nada favorable para la tesis figuerista ya que el figuerismo no contaba con los dos ter cios de votos que exigía la Constitución para poder poner fuera de ley a un Partido político.
Ulate tenía en sus manos la solución del problema en un sentido e en otro. Ulate sabía que detrás de la nulidad del Partido Progresist Independiente se ocultaba un golpe al sufragio, el cual podía impedir Pero prefirió hacerle el juego a Fi gueres y escudarse detrás de una neutralidad en la que nosotros nunca creímos. fue así como su lugarteniente en el Parlamento, don Mariano Sanz, apoyó la tesis figuerista y dió a conocer en esa forma la verdadera voluntad del Presidente.
Pero el apoyo de Ulate al fraude no resultaba todavía suficiente. Varios diputados sintieron escrúpulos democrtáicos y no obstante que adversaban al Partido Progresista se negaban a prestarse para completar los dos tercios de votos que necesitaba Figueres. Entonces comenzaron las maniobras parlamentarias Sin una sola protesta de Ulate ni de sus amigos en el Parlamento, se jugó con las sesiones desvergonzadamente, se impidió mediante amenazas casi públicas que varios diputades hicieran acto de presencia en la votación final, se impidió la entrada al recinto parlamentario del diputado don Moisés Aguilar pretex tando que ya el suplente ocupaba su curul, y por fin se consiguió a nulidad. Es decir, que se puso en práctica una maniobra del mismo tipo, aunque de mayor gravedad, que la que ahora tiene a don Otilio santamente indignado.
De esta vez la maniobra sólo tendrá un resultado inmediato: que el Presidente de la República se haya ido a Europa a gastar sesenta mil colones de los fondos públicos. Pero en la otra ocasión tuvo un resultado peor: eliminó de todas las juntas electorales a los representantes del Partido Progresista, dejó las Juntas en manos del figuerismo, y se crearon las condiciones para que toda la votación fuera falsificada.
Cuando todo estuvo consumado Ulate se lavó las manos con un discurso hecho exclusivamente para la exportación. Como Presidente de la República pudo haberle hecho honor a sus convicciones impidiendo que el crimen se consumara. Pero no movió un dedo. fue asi como con su apoyo indiscutible el Partido Liberación Nacional creó una forma de lucha parlamentaria que ahora ha usado una vez más.
Tenemos entonces razón cuando decimos, que la protesta que ahora formulan el señor Ulate y quienes con él fueron cómplices de la disolución del Partido Progresista Independiente, no es sincera sino demagógica.
Página SEIS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.