EDITORIAL Bellezas de la 2a. República El Departamento Médico del Instituto de Seguros es el más grande obstáculo que los trabajadores accidentados encuentran valer sus legítimos derechos para hacer El Gobierno de la Segunda quie re aumentar los sueldos de los empleados públicos. Eso está bien.
Pero está mal que el aumento sea sólo para los altos empleados que son los que padecen menos angustias.
Pero hay otra cosa más mala todavía: que para aumentar sueldos se aumenten las cargas tributarias del pueblo. De la clase trabajadora, muerta de hambre, se pretende secar más dinero para halagar a los empleados. Por qué no rebaja el Gobierno, aunque sea en pequeña parte, el presupuesto de 340 millones que se está recetando por año. Por qué no suprime la Escuela Militar. Por qué no elimina los gastos de militarización del país que están constitucionalmente prohibidos. Por qué no suprime el tren de carros oficiales ni los viajes de personajes privilegiados al exterior?
0Serenamente, sin ánimo de mortificar a nadie, y animados nada más que del propósito de ayudar a corregir muy serias anomalías que se están produciendo en la aplicación de la Ley de Riesgos Profesionales, escribimos estas líneas.
La ley tiene serias deficiencias que deben ser corregidas. El mecanis.
mo de indemnizaciones da lugar a las más tremendas injusticias. Casi nunca la indemnización logra restablecer el equilibrio roto por un accidente de trabajo. Las víctimas de accidentes graves son por lo general personas condenadas a la miseria y a la ruina fisica y moral, no obstante que se les indemniza. Cuando la ley se redactó habían muchos intereses creados en juego. Hasta puede decirse que se trataba de experimentar en un campo desconocido para nosotros. Se establecieron entonces disposiciones encaminadas a defender a la institución aseguradora de posibles desbarajustes económicos que pudieran nacer de situaciones entonces imprevisibles. prácticamente se estableció la ley del embudo: lo ancho para el Banco y lo angosto para los trabajadores. Todavía cuando se emitió el Código de Trabajo fue necesario hacerle concesiones de ese tipo al Banco. Pero hoy las cosas han cambiado. El Banco, ahora se llama Instituto Nacional de Seguros, está realizando muy grandes utilidades en la esfera de los riesgos profesionales. Está acumulando millones. La experiencia hecha hasta el presente demuestra que la boca ancha del embudo puede reducirse y debe reducirse. En consecuencia es posible ya modificar la Ley y mejorar la situación económica de los trabajadores. Este es asunto que trataremos en otra oportunidad. Por el momento nose interesa referirnos a otro aspecto de la misma materia.
Hemos tenido oportunidad de ver a muchos trabajadores prácticamente inválidos a quienes el Instituto ha considerado sanos; a otros, gravemente lesionados en el trabajo, pero despojados de indemnización, porque el Instituto ha considerado que sus lesiones no tienen el carácter de accidentes de trabajo; y a muchísimos otros que apenas han recibido limosnas no obstante que sus lesiones legítimamente merecen indemnizaciones mayores.
Investigando nos hemos encontrado con que en la mayoría de los casos la injusticia no procede del Departamento de Riesgos del Instituto, ni del Departamento Legal, sino del Departamento médico. Los señores médicos del Instituto, salvo algunas excepciones, resultan en la práctica más papistas que el Papa, y se encargan arbitrariamente de privar a los trabajadores de sus derechos. Es posible que en muchos casos se inspiren en un concepto errado de defensa de la Institución; que en otros, actúen por simple ligereza, sin suficiente estudio, y echando en olyido las repercusiones que sus dictámenes puedan tener en los hogares de los accidentados.
Todo eso es posible. Pero la realidad es que el Departamento Médico del Instituto que está obligado a proceder con un criterio más humano que los otros organismos de la misma entidad es el obstáculo más serio que los trabajadores encuentran cuando se trata de hacer valer sus derechos. lo peor es que la vanidad entra muy frecuentemente en juego, a extremo de que cuando un dictamen ha sido entitido es muy difícil que su autor se decida a reconocer su equivocación. El trabajador tiene entonces que ir a los tribunales a perder el tiempo y dinero para conseguir, cuando tiene suerte, que al cabo de muchos meses o de varios años se le haga justicia.
También entra a veces en juego la solidaridad médica y el temor de algunos profesionales que no están empleados en el Instituto a malquistarse con la Institución, previendo posiblemente alguna situación futura.
Reconocemos, sin embargo, que hay muchos médicos que proceden de otra manera y sólo por eso resulta posible enderezar muchos errores de los médicos del Instituto. La actual Facultad de Medicina, por ejemplo, ha. Pasa a la Pág. 3) Ahora bien: Si los que dirigen la Segunda consideran que los altos empleados deben ganar más. por qué se niegan a levantar los salarios de los trabajadores.
Le van a sacar más dinero a los trabajadores para aumentar los sueldos de los empleados. Pero se niegan a tocarles sus fabulosas utilidades a los capitalistas para mejorarles los salarios a los trabajadores. Así entienden ellos la justicia El Ministro de Trabajo dijo en la Asamblea Legislativa que ya hay en Costa Rica 15. 000 desocupados como consecuencia del mejoramiento de la técnica de producción de nuestros empresarios Si ha mejorado la técnica y los precios se mantienen en ascenso, no cabe duda de que han mejorado los beneficios de los capita listas. Por qué entonces el Ministro insiste en congelar los salarios de los trabajadores?
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.