Carlos Luis FallasMilitantes del PCCR

1856 11 de Abril 1956 APUNTES DEL ESCRITOR CARLOS LUIS FALLAS SIBAJA La heroica y sangrienta campaña de 1856, que terminó con la derrota definitiva de la falange norteamericana de William Walker, debe considerarse sin lugar a dudas el episodio más importante y decisivo la historia centroamericana; más importante aún que el propio movi.
miento de independencia. Nuestra liberación del yugo español llegó como consecuencia de la lucha y sacrificio de otros pueblos hermanos. Pero nuestra independencia vino a consoʻidarse de verdad en 1856, Jal liberarnos de la amenaza esclavista yanqui, vſesta liberación si se amasó con sangre y sacrificio de los centroamericanos; especialmente con la sangre y el sacrificio de los costarri.
censes.
Hácer de Centro América una colonia de esclavos yanqui no fué un sueño exclusivo de Walker: detrás de él se movían, allá en los Estados Unidos, fuerzas poderosas empeñadas en realizar ese proyecto, que era grato también a los oídos de muchísimos norteamericanos de aquella época. Por eso el gran patriota y presidente don Juan Rafael Mora, en carta a su Ministro en Guatemala, fechada en Puntarenas el de mayo de 1856, entre otras cosas decía: Actualmente se venden en los Estados Unidos acciones sobre los territorios de Centro América que Walker piensa conquistar. Veremos cuáles de di.
chas acciones se hacen primero efectivas. Los terrenos de Costa Rica se podrán adjudicar cuando haya muerto el último de los naturales. por eso la revista neoyor.
quina Collier s, del de octubre de 1906, en artículo decicado a William Walker describía así el regreso del bucanero. después de su huida de Granada: Cuando Wal.
ker vino más tarde a la ciudad de Nueva York, Broadway, desde la Batería hasta el Madison Sguare, fué adornado con banderas y arcos. Por todo el camino había rosas, rosas, resas. los techos de las casas. cubiertos de gente, parecían inclinarse. En Nueva Orleans, cuando se dejó ver por primera vez en un palco de la ópera, la representación se interrumpió por diez minutos, mientras lo aclamaban los espectadores puestos de pie. se le dió una bienvenida semejante a la que antes se había dispensado a Kossuth y en nuestros días al almirante Dewey. La ciudad estaba decorada con banderas y arcos de triunfo, y por todas partes se celebraban banque.
tes, fiestas y reuniones en honor suyo. Walker acogió estas demostraciones con modestia y en todas ocasiones manifestó púb icamente su determinación de volver al país (NICARAGUA) de que era presidente y del cual se le había sacado por la fuerza. en ese mismo artículo de.
cíase. En Costa Rica hay una estatua de mármol que representa a esa república en figura de una joven que tiene puesto el pie sobre el cuello de Waker (SE REFIERE AL BRONCE DE NUESTRO PARQUE NACIO.
NAL. Es de esperarse que alguna noche cua quier americano amante de la verdad coloque un cartucho de diramita al pie de esa estatua se escape de prisa. Sin haber sido ayudada, ni Costa Rica ni otra república alguna de la América Central habría podido sacar a Walker de su territorio. esto se atrevía a proclamar o una re.
vista neoyorquina en 1906 casi cincuenta años después de la sangrienta intentona de Walker!
Si Centro América hubiese sido sojuzgada entonces y convertida en colonia vanqui, el destino de México ha.
bría sido muy distinto y muy distinto también el desti.
no de todo el resto de América Latina. Sin embargo América Latina ignora esa heroica campaña de nuestros mayores y su trascendencia. lo que es realmente vergonzoso, lo ignoran también las actuales generaciones cos.
tarricenses, porque en nuestro país, desde hace muchos años, fuerzas extrañas, ayudadas por el servilismo ofi.
cial, se han empeñado en desnaturalizar los hechos, hasta convertir la gesta del 56 en un mito un tanto romántico.
intrascendente, bueno apenas para dar pie a versos sonoros y discurses ampu osos, en los cuales siempre se es.
camotez la verdad histórica.
Los grasientos llamó Walker a las improvisadas tropas costarricenses. Pero en Santa Rosa, en Rivas, en San Juan y en todos sus encuentros con las fogueadas huestes invasoras, esos grasientos hicieron derroche de bravura, de heroísmo y de abnegación en aras de su patria y de su libertad. Tan bueno fué el comportamiento de nues.
tras tropas en esas ocasiones dice el historiador Fernández Guardia que Wells y otros escritores filibusteros sostienen que entre ellas había numerosos soldados veteranos europeos, especialmente ingleses, porque su soberbia de raza no puede admitir que simples milicianos grasientos mostrasen tanto valor y disciplina. De todos estos encuentros, el más enconado fué el del glorioso 11 de abril de 1856. Sorprendidos totalmente por su enemigo audaz y ducho en las artes de la guerra, nuestros abuelos tuvieron que empapar con su sangre generosa las calles de la ciudad de Rivas para contener a Walker ese día y derrotarlo decisivamente al amanecer del día siguiente (300 heridos y 500 muertos fueron las bajas de los costarricenses en Rivas. Mil hechos de valor y de heroísmo realizaron allí los costarricenses. Pero el más notorio, por sus inmediatos resultados, fué el realizado por Santamaría, el tambor alajuelense, al incendiar el principal reducto de los invasores. Un acto sencillo en su misma trascendencia, como sencilla en su grandeza fué la muerte del héroe. surgió de un grupo aislado de soldados anónimos, sin jefe en ese momento, porque quien lo era, el sargento mayor Corrales, había muerto al intentar llevar refuerzos. Así ocurrió. Por eso nuestros grasientos resolvieron simbolizar en el acto heroico de ese soldado humilde todo el heroísmo derrochado por ellos en Rivas, en San Juan, en Santa Rosa, en toda la gioriosa campaña de liberación de 1856.
De allí que Santamaría resulta el símbolo de la abnegación humilde y del sincero patriotismo de los auténtieos costarricenses; símbolo de amor a la patria; símbo: lo de liberación símbolo de Tucha contra la penetración de fuerzas extrañas y esclavizantes.
Contra ese símbolo sagrado se ha hecho, claro está, una campaña intensa, interesada y criminal. Muchos costarricenses han co aborado y colaboran en ella: unos por calculado servilismo; los más por pura estupidez. Pero allí está, entre otros muchos documentos probatorios, el redactado por el general don Victor Guardia, y que en lo relacionado con Santamaría dice así: Más tarde presencié el acto heroico de Juan Santamaría. Lo vi desprenderse del cuartel de Corrales con una tea, atravesar la calle y aplicarla al alero de la esquina sudoeste del Mesón. Regresó sano y salvo. poco lo vi salir de nuevo y hacer lo mismo; pero esta vez, al retirarse, cayó hacia media ca le. Yo conocía a Juan Santamaría como a mis manos. Siendo niño viví largo tiempo en Alajuela.
Santamaría era tambor en el cuartel y ya desde entonces se le daba el mote de El Erizo. Cien veces me bañé con él y otros granujas en los ríos que corren en las cercanías de la ciudad. Tanto en los días inmediatos a la batalla como en la retirada del ejército (RETIRDA DE PARTE DEL EJERCITO PARA EVITAR EL FLAGELO DEL COLERA. el nombre del héroe alajuelense estaba en todas las bocas. Esto yo o afirmo y lo certifico y me hago la ilusión de creer que alguna fe merece la palabra de un viejo militar de setenta y ocho años, que ama la verdad por encima de todas las cosas.
Esta es la verdad histórica, que nunca se menciona.
en todos sus alcances en la intrascedente charanga anual que nos recetan cada 11 de abril en los actos oficiales, por negligencia de unos y servilismo de otros.
Página CUATRO Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.