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EDITORIAL La Crisis de la Tercera Posición La caída del régimen de Perón en la Argentina na vuelto a poner sobre el tapete el tema de la llanada tercera posición. Aunque los que en América Latina se auto sindican de tercera posición no forman una corriente homogénea, ni mucho menos, sinembargo, tienen algunos elementos comunes que permiten analizar su ideolología.
En Costa Rica, por ejemplo, entre los elementos que ejercen el Poder, el señor Figueres inclusive, hay muchos que se colocan en la llamada tercera posición. Veamos brevemente como piensan estos señores.
En materia de política exterior, ellos dicen estar todos con los Estados Unidos, es decir, con la polí tica imperialista de los Estados Unidos en materia internacional. Por eso, el representante del Gobierno de Figueres en la ONU siempre ha votado ciegamente en favor de la tesis sustentada en esa organización por Foster Dulles y Cía. Así esperan ganarse el favor yanqui.
En materia de politica interna, ellos son partidiarios de ofrecer cierta resistencia a las Compañías Imperialistas, pero dentro del espíritu de conseguir acuerdos amistosos con tales compañías. Tal política está bien esbozada en el conocido artículo de Figueres titulado Un Programa Nuevo y Audaz. En es.
ta orientación ellos dicen al oído a los monopolios wanquis, que son sus amigos, pero que, por su proha conveniencia, deben permitirles hacer cierta demagogia anti imperialista, a fin de que las masas poþulares latinoamericanas, que odian al imperialism. se sustraigan a la influencia comunista y los sigan e ellos.
En la práctica, ha resultado que las masas populares han tomado en serio el anti imperialismo de estos demagogos de la tercera posición. Así, en ma.
yor o en menor medida, se han puesto contra los monopolios yanquis. Como consecuencia, las Compañías Norteamericanas, y el propio Departamento de Estado, no simpatizan con sus amigos de la tercera posición y, aunque comen a menudo en la misma mesa que ellos, cada vez que pueden les meten una zancadilla y se los apean.
En los últimos tiempos hasta el mismo Perón, que había osado hablar más alto que otros demagogos contra el imperialismo yanqui, cuando se sintió inseguro en el Poder optó por moderar el lenguaje y orientarse por un claro camino de entrega. Pero, se ha visto, de nada le sirvió su cambio de rumbo.
Los señores de la tercera posición dicen a los imperialistas: entiéndanse con nosotros, que somos buenos muchachos, porque de lo contrario van tener que vérselas con los comunistas. Pero los señores imperialistas, que no entienden más que de aumentar ganancias, ponen oídos de mercader, y siguen prefiriendo entenderse con las oligarquías de terratenientes y con las camarillas militaristas, antes que con sus amigos de la tercera posición. En pocas palabras, el imperialismo prefiere a los Somoza y a los Pérez Jiménez que a los Figueres a los Be.
tancourt y a los Paz Estensoro. Obsérvese si no que, por más zalamerías que Betancourt les ha hecho, los imperialistas no lo quieren. Se limitan a utilizarlo como un agente para dividir el movimiento obrero venezolano y para tratar de impedir que las fuerzas democráticas de ese país se unan contra la dictadura, invocando el resobado estribillo de que no quieren alianzas con los comunistas.
Al dirigirse a sus partidarios bien intencionados los líderes de la tercera posición han justificado su negativa a hacer el frente único con los comunistas alegando que en la América Latina, donde reina a sus anchas el imperialismo, la alianza con los comunista es fatal. El ejemplo de la caída del régimen democrático de Arbenz es usado para ilustrar este criterio. Ellos dicen: fijémonos en la experiencia de Guatemala y no cometamos el error de tener una alianza formal con los comunistas. Al contrario, afirman, hay que levantar también la bandera del anti comunismo. Pero ahora esa teoría ha quedado por el suelo con la caída de Perón. Este no sólo no tuvo nunca ninguna alianza con los comunistas argentinos, sino que los persiguió por todos los medios a su alcance y uso de la fuerza para erradicarlos por lo menos de la dirección del movimiento obrero.
Todavia en vísperas de su caída, el régimen de Perón estaba asesinando comunistas. Y, de qué le valió?
La experiencia de la Argentina enseña que el imperialismo ataca a los gobiernos que no sean absoluta.
mente dóciles a sus intereses, que no son de su agrado, tengan o no el apoyo de los comunistas. la experiencia de la Argentina, lo mismo que la de Guatemala, enseñan que los gobiernos que no gozan del favor imperialista solamente pueden afianzarse en el Poder mediante el apoyo de las masas, especialmente de las masas armadas. Arbenz, primero, y Perón despés, confiaron en el ejército y se negaron a armar a las masas. El resultado está a la vista.
como Al mismo tiempo que propugnan la táctica del anticomunismo para asegurarse contra las confabulaciones yanquis, los gobiernos y político de la tercera posición abogan por la táctica de no dar combate frontal a las compañías norteamericanas, por conseguir de ellas por las buenas, mediante conversaciones amistosas, las reivindicaciones nacionales.
La experiencia de la Argentina y de la propia Costa Rica enseñan que el imperialismo sólo cede cuando se le da combate frontal y que los gobiernos que tratan de conseguir ventajas mediante negociaciones y sin lucha, se exponen a ser derrocados y no consiguen nunca las concesiones que pretenden. La ley fundamental del capitalismo es la ley del máximo beneficio, y las compañías norteamericanas no son precisamente la excepción de esta ley. Por el contrario, las compañías norteamericanas se ajustan como pocas a las leyes del régimen. Para prueba un botón. Juan Rafael Solís creyó que iba a conseguir concesiones de la Bananera servidas en bandeja, a cambio de prestarse de instrumento divisionista, y fracasó; en contraste la FOBA tuvo razón cuando sostuvo que sólo mediante la lucha unitaria de los trabajadores podía tener éxito contra la campañía. Por supuesto, todavía falta por saber si los trabajadores bananeros lograrán mantener la unidad hasta el fin.
a Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.