Strike

SE CUESTRO CAPUCH POR SALVADOR CAYETANO CARPIO Domingo. Medianoche. Temprano me regresaron la sopa. Hace un rato como a los once se llevaron a Cea ¿Volverán con él. Se quedará en el tormento? Estaba muy grave el compañero. Casi a rastras lo sacaron. Estamos casi al filo de las doce. Se está acercando un grupo de personas. Se han detenido frente a la celda. Están abriendo. Traen de regreso al compañero. Físicamente viene peor. Cuatro veces más le han aplicado la tortura de la asfixia. Se les quedó. Les costó trabajo volverlo a la vida y dispusieron traerlo al calabozo. Menos mal. Me siento aliviado del peso que me oprimía. Arriba, levántate.
Vamos. Como resuena, en esta hora, en este tétrico edificio, cada paso de mis acompañantes. Me parece que cien ojos están clavados en nosotros, agazapados detrás de cada reja, me parece que todos se están dando cuenta y que si no regreso, cien, más de cien testigos podrán de.
cirle mañana a mi pueblo, a los trabajadores: Nosotrue vimos que al noche lo sacaron y que ya no regresó.
dirán los nombres de quienes llegaron por mí. Pero tai vez no, tal vez cada uno esté oyendo, aguzando el oído al máximo, escuchando, contando cada paso, esperando, perisado: Será mi turno? y luego al oir como se aleja Iris pasos de la comitiva: ia quién llevarán?. pero siempre, más de alguno se da cuenta.
Entramos a la sala de archivos, es la que en el segundo piso forma el ángulo noreste del edificio. Al frente, separada sólo por la calle, la Iglesia de La Merced, levanta sus viejas cúpulas de lámina. Pocos metros nos separan del campanario histórico, desde el cual nuestros proceres lanzaron el primer grito de la independencia de Centro América, en rebeldía contra el coloniaje español. Al acercarme a las ventanas de esta sala, podía verlo.
Se respira un ambiente raro, distinto al de hace dos días en la cuadra de agentes. Allí, desde el instante en que entré, sonaron los insultos, las amenazas, los bofetones. Aquí, en cambio, todo es quietud, serenidad, aqui ni siquiera los ojos de los verdugos se ven cargados de odio, preñados de furor. Parece que han preparado todo esto para impresionar, para dar la sensación de una severidad solemne, majestuosa, pero al mismo tiempo sombria, sobrecogedora. Los pasos de los agentes suenan quedos, apagados, como si se tratara de no despertar a alguien de importancia que estuviese dormido por allí, en cualquier rincón. Allá era como el desenfreno de hic.
nas disputándose la oportunidad de dar las primeras dentelladas a su presa; aquí, como el silencioso rodar de panteras alrededor de la misma.
La sala no es muy grande. Al fondo, un escritor. o.
Varias mesas y archiveros matálicos distribuidos como un cualquier oficina. Me detienen frente al escritorio principal. Un reflector de luz potente enfocado sobre el ros tro me hiere la vista, me encandila. Me ordenan que abra bien los ojos. No puedo. El izquierdo no se abre.
El derecho está semicerrado. No insisten.
Tras el escritorio están tres personas. Mirándome fijamente. Del rostro sólo la frente y los ojos quedan libres. El rostro se lo han cubierto de la nariz para abajo, con sendos pañuelos, al estilo de los gansgters. No quieren ser identificados más tarde. Tamediatamente so advierte que son de muy alta jerarquia por la manera respetuosa y servil con que son tratados, los agentes se cuadran frente a ellos, coa solicitud; están pendientes del menor gesto. Se adivina su deseo de agradarlos, de quedar bien. Ese trato no lo reciben ni siquiera los más altos jefes de Policía. El que está en medio, parece ser el jefe principal: moreno, de muy robusta complexión, de anchos hombros y espaldas, mirada fría y penetrante, pelo lacio y cortado a la usanza militar, habla primero.
CONTINUARA SE NOTIFICA AL PAIS LA. Viene de la Pág. El Código de Trabajo dispone que ese derecho de la Ley, setenta y dos horas después de la notificacion huelga debe hacerse efeetivo dentro de los veinte días que acabamos de hacer. que en el curso de estas se siguientes a la resolución favorable de los Tribunales de tenta y dos horas (tres días) estamos dispuestos a escuTrabajo. Por eso los trabajadores de Puerto González char, sin intransigencias de ninguna clase, las proposicioacabamos de notificar a la Secretaría de Trabajo nuestra nes que la Chiriquí Land Co. y los personeros del Godeterminación de ir a la huelga, y le hemos pedido ade Sierno de Costa Rica nos quieran hacer.
más, de acuerdo con la Ley, la protección y el apoyo que Por delegación de los trabajadores de Puerto Gonen estos casos las autoridades nacionales deben prestar zález Víquez, a los huelguistas.
ELADIO GUIDO SANCHEZ Hacemos saber que la huelga deberá iniciarse, según Golfito, de setiembre de 1955 PLAN DE DESARME. Viene de la Pág. armamentos convencionales debe de una agresión. 69 Que en tanto se lle.
lograrse cuando el restante 25 por ga a un acuerdo sobre la prohibición ciento de la reducción de armamentos de las armas nucleares debe de haacordada entre en vigencia. 59 Que ter una prohibicin de las pruebas de debe haber una prohibición inmedia. dichas armas.
ta sobre el uso de las armas nucled ¿Cómo contestarán las grandes pores a no ser para la defensa contra tencias a este emplazamiento? Recu.
rrirán de auevo a las evasivas, proculSEIS rando embrollar las sencillas y tras cendentales cuestiones planteadas por ios soviéticos?
El cacareado plan de inpección aérea, propuesto por Eissenhower en Cinebra, se ve ahora sometido a una p:ueba crítica, pues es claro que poco o nada se gana con que las potencias se inspeccionen mutuamente, mientras no haya una serie de compromisos serios como los enunciados con las seis preguntas de Soboley, que garanticen el desarme mundial y la proscripción de las armas nucleares.
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