5 San José, 21 de Febrero de 1954 ADELANTE BRUTALMENTE GOLPEADO POR EL JEFE DEL RESGUARDO un peón de La Isabel de Turrialba diciembre último, cuando se dedicó a cortarle la corbata con una cuchilla a varias de las personas que se encontraban en el salón Juventud Deportiva Independiente.
Ya es hora de que el gobierno proceda a destituir a este señor, que tanto recuerda a la ciudadanía, con sus desmanes, los métodos empleados en El Codo del Diablo. No hay duda que el pueblo de Turrialba vería con inmensa simpatía la separación de Piyayo del puesto de Jefe de Resguardo.
De la ciudad de Turrialba recibimos la siguiente información: fines de semana próxima pasada fue detenido por el Jefe del Resguardo Fiscal de este cantón, señor Carlos Luis Quesada, alias Piyayo. un trabajador de la finca La Isabel de don Florentino Castro Soto.
Una vez detenido y conducido a las oficinas del Resguardo, el trabajador fue interrogado sobre la sustracción de una regular cantidad de café de la finca donde el trabaja. Como el señor detenido dijera que él no sabía nada sobre eso, el Jefe del Resguardo petendió que declarara indicando como autor del delito a otra persona. Como es natural, el trabajador se negó a prestarse para semejante infamia.
La negativa del peón a declarar en su contra o en contra de un compañero de trabajo, sacó de sus cabales a Piyayo quien ordenó a dos de sus subalternos que encerraran al detenido en el baño y lo desnudaran. Cuando el señor estuvo desnudo procedió él, personalmente, a golpearlo brutalmente con un chilillo que usa para amansar bestias.
Luego lo mando para la cárcel pública. Pero el pobre peón estaba tan salvajemente golpeado que el señor Jefe Político se negó a recibirlo y prefirió mandarlo para el hospital, donde se encuentra actualmente.
Este hecho, de por sí suficiente para que el Gobierno proceda a la destitución inmediata de esta autoridad, ha sacado a la superficie una serie de arbitrariedades cometidas por el mismo Piyayo. Se sabe ya que este señor ha golpeado a muchos trabajadores detenidos por acusárseles falsamente de merodeo. También se sabe en una demanda de un chofer contra el Instituto Interamericano de Ciencia Agrícolas, Piyayo amenazó con meter a la cárcel a los testigos del demandante si declaraban en favor del chofer. todavía está fresco el recuerdo del acto de matonería lle.
vado a cabo por este flamante Jefe de Resguardo en la fiesta del 31 de QUE NO SE BURLEN. Viene de la página 4)
aimpuestos señalados en el nuevo rancel de aduanas.
Desde luego, y como cuestión fur.
damental, está el problema de los salarios. El Sindicato luchará por un aumento general de salarios, contra el alza constante del costo de la vida.
Tales son algunos de los problemas que conocerá la próxima Asamblea General de nuestro Sindicato.
EL TALLER compañeros celebraban sus ocurrencias, se acercó más a don Pocho, para rematar diciendo: Sí, don Pocho, la ópera ya pasó a la historia. Va pal cajón de la basura!
Don Pocho protesto indignado, afirmando con profunda convicción. Jamás. Jamás. Esa música eterna, música inmortal. Música que le hablará siempre al alma de los hombres, por los siglos de los siglos. agregó luego, ya más calmado, con un cierto dejo burlón:Lo que pasa es que se necesita un poquitoʻe cultura y otro poquito e talento pa poder entender y saboriar esa música, que sí es música e verdá. cuando uno puede apreciarla. qué le importa entonces la idiotez del argumento?
que trabajaba Gole, sacó sus herramientas y en silencio púsose a acamodarlas. Al poco rato ya estaba majando su primer avio.
El extraño individuo resultó ser un cosedor de calzado de hombre magnífico y ligero; un peligroso rival para Beteta, quien hasta entonces había sido el operario preferido para hacer esa clase de zapato y el que siempre alcanzara los más altos salarios semanales.
Había hecho su aparición en la ciudad el día anterior. Llegó con una maleta bajo el brazo y sin un cinco en el bolsillo; se sentó a descansar en uno de los asientos del parque, le echó una amorosa mirada a los altos y frondosos mangos, y resolvió quedarse. Sí, le gustó Alajuela, aldeota tranquila y soñolienta, abierta al sol y a los vientos del verano.
Venía de Nicaragua. Nacido en Rivas, allí había vivido por espacio de largos cuarenta y dos años. esa edad, y quién sabe por qué razones, un día de tantos arrolló sus pocos trapos y sus cuatro herramientas y echo a andar camino de la frontera. así, en ese verano caturoso, devorando leguas y más leguas de caminos polvorientos, vino a dar con sus huesos al taller del Cholo José.
Eso se supo después, por su compañero de mesa, Gole, a quien el hombre se lo contara. Con los demás, a pesar de que pasaban los días, se mostraba todavia reservado, aunque siempre sonriente y dispuesto a prestar cualquier servicio que le solicitaran. Por esa actitud, y por su físico feo e imponente, ineninaba nopeio a jos CAPITULO SEGUNDO UN día llegó al taller un nuevo operario. El Cholo habíale dado trabajo porque era paisano suyo, y a los zapateros el hombre les causó una extraña impresión; era un tipo raro.
El, que se dio cuenta de la sensación que su premencia causaba, pareció cohibirse, y salu ló a todos con un. buenos días, muchachos. dicho en voz muy baja y sonriendo con cierto cortedad. Luego, por indicación del patrón, cogió un taburete y se fué a sentar a la mesa en Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.