San Jose, TC de Enero de 1952 ADELANTE Queremos verlo defendiendo a los pequeños agricultores Le dice al Presidente Figueres la Liga (Campesina de 24 Millas y Bataan nuestra redacción llegó wa ros de Bagaces donde la firma Ste Nosotros los agricultores de 24 copia de la carta que le enviara wart Hermanos trata de desalojar Millas Bataan queremos verlo al Presidente de la República la Li a 200 parceleros, que hace varios defendiendo los derechos del pega Campesina de 24 Millas y Ba años vienen cultivando esas tierras queño agricultor, para asi saber si taan pidiéndole su intervención en pertenecientes a una compañía la todas esas promesas que usted ha defensa de los parceleros de Mira tifundaria extranjera ni cultiva hecho a los hijos del país de devalles. Dice así la carta: las tierras tiene en su poder, y fender sus derechos ante los moq suman varios miles de hectáreas, nopolios latifundarios extranjeros Sr. Presidente de la República ni deja los hijos del país las cul son ciertas.
don José Figueres Ferrer tiven.
Casa Presidencial.
Piense usted en situación de esos De usted muy atto y 200 agricultores que es angustiosa Estimado señor: y piense usted en la economía del Franklin Poveda Esta se dirige a usted con el ob país que también es afectada si Pesidente de la Liga Campesina de jeto de pedirle pronta interven esos agricultores van a la calle y 24 Milas y Bataan ción en el conflicto de los parcele dejan de producir.
onesnamenalan EL TALLER arrinho (NOVELA) Mantan CARLOS LUIS FALLAS DON José Medina era el dueño de la tienda de zapatos La Luz y del mejor taller de la ciudad. Alli se fabricaba y vendía toda aase de calzado: de hombre y de mujer, cosido y clavado. desde las más finas zapatillas de raso o de gamuza, hasta los fuertes zapatones de trabajo, de cuero impermeable. Pero la especialidad de la tienda era el calzado fino.
Los zapatos de la tienda La Luz tenían fama de ser los más elegantes y los de mejor calidad que se fabricaban en Alajuela. Por eso se calzaban allí las familias acomodadas que pretendían tener buen gusto y toda la gente que en la ciudad presumía de elegante.
El amplio caserón que alquilaba el patrón José Medina alcanzaba para todo. el local que daba a la calle, dos amplias ventanas y dos puertas, estaba ins talada su tienda de zapatos; el taller ocupaba el ancho corredor que corría a todo lo largo del patio interior de la casona; y en las habitaciones del fondo se alojaba él con su mujer.
Veintidós hombres trabajaban en el taller, sin contar son los tres muchachillos que estaban aprendiendo el oficio, y todos eran operarios magníficos, cada cual en su especialidad, porque el patrón, a quien siempre habíale gustado tener un personal escogido, reclutaba los buenos zapateros con el halago de sueldos mejores que los fijados en los demás talleres. Buen conocedor del oficio, tenía el orgullo de poder ofrecer a su clientela el mejor calzado de Alajuela.
Al aproximarse la Semana Santa u otra festividad importante y, sobre todo, en los últimos meses del año, la demanda de zapatos se multiplicaba. Entonces en el taller se trabajaba hasta altas horas de la noche, muchas veces. Los zapateros que ganaban por pares de zapatos entregados hacíanlo gustosamente, entre chistes, bromas y pullas picantes que algunas veces degeneraban en groserías y en discusiones violentas.
Todos, quien más, quien menos, los viejos y los jóvenes y aun aquellos que parecían más serios y formales, eran duchos en el arte de burlarse del prójimo y en el de hacer reir a expensas de los demás. Pero er especializaban Camorra y Petates, quienes constantemente estaban presumiendo de graciosos. Eram los payasos del taller. Camorra, medio gibado, muy blanco, con la nariz ancha y colorada, usaba su maleso se Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.