Anti-communismFascismURSSWorking Class

3 San José, 11 de Octubre de 1953.
ADELANTE EL OTRO LADO DE LA MONEDA.
ecclár les osallation La Norteamérica Progresista de Hoy Por HOWARD FAST Destacado escritor norteamericano MAJD Hace cinco o seis años que en muchos países se habla de la otra Norteamérica. Es una denominación muy acertada. Sin embargo, incluso nosotros aquí, en los Estados Unidos, nos inclinábamos hace unos cuantos años, a considerarla con cierto escepticismo.
Cuando un día y otro veíamos cómo nuestros amigos y camaradas eran arrojados a la cárcel, conducidos a los tribunales injustos, estigmatizados en distintos comités de investigación, cuando al primer empuje de terror policíaco descubríamos a los cobardes y a los traidores, nos inclinábamos a dudar de la importancia y de las fuerzas de esta otra Norteamérica.
Eramos, sin duda injustos y miopes, pues subestimábamos a los valientes y a las intrépidos que afrontaban con tanta firmeza el terror, y al mismo tiempo, concedíamos demasiada importancia a los cobardes y a los traidores. Pero los representantes del pueblo norteamericano son los primeros y no los segundos.
Por desgracia, carecemos de medidas absolutas para calibrar la potencia y la magnitud de la Norteamerica progresiva. Los participantes del movimiento progresivo no tenemos medios para organizar plebiscitos que comprendan a toda la población del país. La prensa nos está cerrada. Podemos hacer nuestros cálculos basándonos únicamente en conjeturas y suposiciones, que en el mejor de los casos no pasan de ser aproximadas.
Yo tengo que escuchar a menudo incluso demasiado a menudo que el pueblo norteamericano ha sido corrompido e influenciado adecuadamente por la propagando antisoviética, anticomunista, de los últimos siete años propaganda sin igual en la historia, pero yo no puedo aceptar tal punto de vista. Naturalmente, este Niagara de fango surte algún efecto. Sería increible que ocurriera de otro modo. Pero ¿se puede decir ahora que el pueblo norteamericano conjunto sienta inclinado positivamente hacia la guerra o hacia en insensato delirio de las conquistas atómicas? Yo no pienso que sea así, y toda mi experiencia me dice lo contrario.
Me está prohibido traspasar los límites de mi país, pero viajo mucho por los Estados Unidos. vaya donde vaya, en todas partes veo que el pueblo habla de la paz sueña con la paz, ansía la paz. Tal vez mis observaciones sean sujetivas, más no pecan demasiado contra la verdad. En todas las ciudades que he visitado Chicago, Detroit, Filadelfia o en ruta me han recibido, en la mayoría de los casos, hombres acogedores y bondadosos, y me siento penetrado de una fe nueva y de un hondo amor a estos hombres, a su franqueza, a su sencillez y decencia interior. Es posible que los norteamericanos que viajan por Europa en calidad de turistas sean hombres de otra naturaleza; tampoco es envidiable el papel de de muchos norteamericanos obligados a servir en los ejércitos de ocupación. De igual modo no quiero excusar en grado alguno el infierno que ha arrojado sobre Corea el ejército norteamericano. Pero en lo que se refiere al norteamericario medio aquí, en nuestro país, ésa es mi sensación.
Hace poco participé en la campaña electoral en un barrio obrero. Hablé en más de cien mitines callejeros y en ninguno de ellos fuí acogido con hostilidad. La mayoría de los obreros que me escuchaban no votaron por mí; quizás oyeron sólo una pequeña parte de lo que les dije, pero me escucharon con interés y con calor.
Algo parecido se puede observar también en las Universidades. No creo que exista un sitio en Norteamérica donde reine la atmósfera de terror y de intimidación que reina en nuestras universidades. Centenares de profesores y de catedráticos se han visto separados de la vida académica a consecuencia de la caza de brujas y han sido víctimas de la persecusión de distintos comités de investigación. El temor es un habitante indispensable de todas las instituciones de enseñanza superior del país, y son muchos los profesores que han estado ya en las cárceles como reclusos políticos. La enseuanza libre o liberal ha pasado ya a la historia. Las investigaciones abiertas y multilaterales se hallan en entredicho.
Todo ello influye sobre los estudiantes, y no en pequeña medida. a pesar de todo, el año último hice uso de la palabra en una buena docena de universidades y de colegios. Hablé de diversas cuestiones a miles de estudiantes, y no manifestaron la menor animosidad. En su conducta, a despecho de cierta dosis de miedo, se siente coriosidad y ansia de conocer la verdad de lo que ocurre en la otra mitad del mundo. Claro está, carecen de toda noción de los elementos más simples de geografía y de historia, se les ha inculcado una gran cantidad de falseda.
des y de verdades a medias. Y, con todo, no sienten odio, y en todas partes su estado de ánimo es que Rusia y nosotros podemos vivir en paz, De esta breve y limitada descripción se puede comprender que no es tan fácil alquilatar la fuerza y la magnitud de la Norteamérica progresiva. Millones de obreros norteamericanos conservan su espíritu combativo, su dignidad, su odio a la arbitrariedad de los amos. Si se ponen en movimiento, constituirán una enorme fuerza para la Norteamérica progresiva. Pero no se han puesto en movimiento. Para apreciarlos con exactitud y ver qué reservas de fuerza y de progreso poseen, hay que saber cuántas veces han sido traicionados, vendidos y utilizados por los corrompidos renegados, los líderes sindicales. Más para todo hombre objetivo o imparcial que haya observado o intervenido en algunas de las múl: tiples huelgas de los últimos cinco años, se halla claro que sólo está podrida cierta parte de la cúspide de los sindicatos y no los simples obreros. Quien mezcle estos dos elementos conoce mal a nuestra clase obrera.
He expresado ya conformemente y subrayo de nuevo ahora mi honda fe en nuestro pueblo trabajador.
Cualesquiera que sean sus ilusiones, nunca ha consentido ni apoyado el fascismo. Hace poco un grupo de redactores de periódicos norteamericanos de provincia ha visitado la Unión Soviética. ha sido una auténtica revelación ver con qué alegre emoción han sido acogidas sus declaraciones. Pasa a la página 7)
en su se Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.