Communism

de Setiembre de 1953 ADELANTE Panorama Internacional La Conferencia de Paz ¿Por qué cayó Mossadeg?
sobre Corea y la invitación a la India El jefe de la delegación norteamericana a la ONU, Sr. Lodge, se apuntó, al decir de las agencihs noticiosas, un triunfo. por la no inclusión de la India entre los países que han de participar en las Conferencias de Paz sobre Corea. Tal triunfo fue obtenido con los votos de la mayoría de los delegados latinoamericanos a la ONU, y con el voto en contra y la abstención de los votos de los delegados de Europa, Africa, y Asia. En pocas palabras, una minoria de votos, de países dependientes de Norteamérica, representativos de una pequeña minoría de la Huma.
nidad, logró bloquear la participación de la India en el conclave de paz.
Para quién tiene aunque sea una pequeña experiencia en política, era difícil aceptar el sorpresivo triunfo del golpe reaccionario contra Mossadeg, en Irán. Cómo podía haber sido derrotado un caudillo nacionalista, respaldado por el pueblo en las calles?
La razón la vimos nosotros, y así lo dijimos desde este periódico, en que Mossadeg había perdido el respaldo popular, y que la masas andaban en la calle, no respaldando al primer ministro, sino demandando una política más enérgica contra la monarquía y contra el imperialimo.
Nuestra opinión se ha confirmado plenamente: Acaba de publicar el diario La República un análisis del comentarista internacional José Antonio. y también ha hecho una larga crónica la revista Tiempo. en los que se confirma plenamente, como hemos dicho, nuestra aseveración.
Los detalles son los siguientes: Mossadeg tuvo temor cumplir las demandas de las masas populares que le demandaban la rápida liquidación de la monarquía y la expusión de las misiones yanquis que operan en el país. Mossadeg sospechó que si cedía a esas demandas, tendría que continuar marchando por el camino de una revolución total del régimen que vive Irán.
Prefirió entonces perseguir al partido que encabezaba las manifestaciones populares, al Partido Tudeh, partido mayoritario en el cual militan los comunistas.
Como consecuencia de esa medida Mossadeg perdió el respaldo de las masas populares que se manifestaban con entusiasmo en las calles.
El Sha, o mejor dicho, la reacción monárquica de Irán, aprovechó esa debilidad del caudillo nacionalista y por un golpe de sorpresa lo derrocó.
El famoso comentarista yanki, Walter Lippman, se refiere así a este triunfo. Me doy cuenta de que hay muchos individuos a quienes no le importa si tenemos o no el apoyo de la opinión pública en el exterior. Parece que piensan que será mejor que nos dejen solos con el Presidente Rhee para lidiar con los comunistas chinos y norcoreanos.
Con esta frase, en señor Lippman quiere decir, sin duda, que la actitud de Lodge en la ONU, encontrará el repudio de la opinión pública mundial, pues se ha opuesto a que la ConfeTencia no se celebre sólo entre las partes beligerantes, ha imdedido que países neutrales, como la India, verdaderamente interesados en encontrar uno fórmula de arreglo, participen en la Conferencia. En pocas palabras, Lodge ha decretado, por an.
ticipado el fracaso de la Conferencia de Paz sobre Corea.
Refiriéndose al mismo tópico, comenta Lippman que con la fórmula de Lodge, ocurrirá lo siguiente: Los norcoreanos no aceptarán, como es natural, la unida de Corea a base de un gobierno de Rhee; el Presidente Rhee no aceptará la unidad bajo ningún gobierno que no lo tenga a él como Presidente; Rhee continuará amenazando con volver a desatar la guerra; las tropas chinas no podrán, por tanto, retirarse de Corea; las tropas norteamericanas tampoco se retirarán de Corea, ni aun a cambio de que se retiren las chinas, porque en tal eventualidad las tropas norcoreanas aplastarán la agresión de Rhee. En dos platos, los Estados Unifios, por conducto de su representante Lodge, han bloqueado por anticipado la Conferencia de Paz sobre Corea y han decretado la permanencia en suelo coreano de un peligroso foco de guerra.
Más, la culpa de que las esperanzas de paz se hayan, por el momento frustrado, debe echársele también a los gobiernos peleles de la América Latina por su incondicionalidad con los Estados Unidos. Si los países de América Latina usaran más de su independencia, entonces Lodge no hubiera bloqueado la participación de la India, y la posibilidad de un tratado de paz para Corea estaría a la vista. Así, la política exterior de nuestros gobiernos secunda la política de guerra de los Estados Unidos, en momentos en que la mayoría de los más importantes países del mundo bucan afanosos la paz. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.