Private Property

2 ADELANTE San José, 12 de Julio de 1953 SAN JOSE (Crónica de un viaje a la Primavera de los Pueblos. PEKIN Por ADOLFO HERRERA GARCIA comsas NOTA: Se repite integro este artículo a limpio de edificios, despejado, que es una paloma que solicitud del autor, porque en la va a echar a volar! tiene veintipico de pisos.
entrega anterior equivocadamente Corremos velozmente en el carro, y pareciendo que no se corrigió.
ya llegamos, transcurren muchos minutos. treinta creo yoy todavía no pasamos frente a ella. Cuando llega ese Volvimos al avión, y cuando nos dimos cuenta, ya esmomento, cuando ya la dejamos atrás, siempre la setábamos en el aire, sobre Minsk, con la proa puesta a guimos viendo, con su grácil airosidad, con su Moscú. Miramos por las ventanillas hacia abajo: todo binación obsesionante de fuerza y de levedad.
está cultivado. Vemos de vez en cuando las casitas de Por fin, más allá, comienzan a verse algunas calas aldeas, de los koljoses, en medio de los trigales; de madera, de ventanas estrechas. Estamos ya se ven las bodegas, los silos, los edificios colectivos, en los alrededores de Moscú. Estas casas viejas son la escuelita, entre aquella inmensa esmeralda que esde antes de la revolución. Me imagino entoces los cien pejea bajo el sol otoñal. Es posible ver a simple vista días que conmovieron al mundo. Pienso que de estas casas, en una neblinosa noche de noviembre, sanieel plan de conservación del suelo que se sigue aquí: los cuadros de cultivos están bordeados de hileras de ron los obreros de Moscú hacia el centro, a tomar el bosques, y los ríos, las lagunas, las fuentes, tienen poder, callados, caminando suave, como un ladrón en la noche.
vallas espesas de florestas. Desde el avión se aprecia la planificación esmerada y amplísima, bajo la que se han La señora americana me señala un gran edificio.
tomado las providencias científicas para que el sueDice que es un hospital. Está rodeado de jardines con estatuas. Yo no lo miro mucho. Me obsesionan las calo no se agote, no se vaya, no se erosione, ni por el sas viejas de antes de la revolución. Miro sus aleros.
escurrir del agua de las lluvias, ni por las ventoleras de Miro sus puertas. Miro sus ventanas. He leído tanto de aquellas llanadas. veces, se ha dejado exprofeso aquellos días, que me parece que yo conozco esas casas, sin cultivar un gran pedazo de suelo. En vez de laesas esquinas viejas, esos edificios en los que creo que brarlo, se ha hecho crecer el bosque para que los arvoy a ver las escarapeladuras de los balazos del de boles produzcan sus beneficios en toda la contornada.
noviembre.
La planificación es gigantesca, como sólo puede hacerce en un país donde no se encuentren las trabas que HOTEL NACIONAL.
siempre opone a planes semejantes la propiedad privada, Ya el carro salió de la carretera y se metió en una primera causa de la erosión del suelo.
calle de Moscú Un edificio alto, de portalón inmenso, con una corona de estatuas en todo lo alto, me llama a EN MOSCU AL FIN.
atención. las cuatro de la tarde, con un sol que es como Es una de las puertas del Metro de Moscúel de diciembre en Costa Rica, bajamos en el aeropuer me dice aquella señora que se me sigue pareciendo a una to de Moscú. Una comisión del Comité de la Paz ruso maestra mía de segundo grado.
está esperándonos. Hay un ruso, bajo, delgado, de unos El carro ha enfilado por la calle, recto. Hay edifi50 años que toma nuestras maletas y ordena en Ja cios nuevos, de alto; hay casas viejas. Pero conforme se aduana que no se registren. Hay una mujer enérgica, avanza hacia el centro esa calle de los aledaños se enbondadosa. se me parece en su cara a Luisa González sancha, y por fin, corremos por una avenida de dascienque nos lleva a un automóvil alargado, grande, negro, tas varas de anchura, con bellísimos edificios nuevos a cómodo, de siete asientos. hay una profesora ame uno y otro lado, con una hilera de árboles al centro, ricana, que vive en Moscú. cara de institutriz idea despejada y clara, sobre la que los aires lavados de Moscú lista que se acomoda a nuestro lado mientras el carro mueven en los mástiles unas banderas rojas. el más lujoso en que me he montado hasta el moAl doblar una esquina, sobre un puente, vemos las mento arranca potente por una carretera recta, an. murallas del Kremlin a mil varas, con sus torres, en chísima, en la que se han sembrado a todo lo largo, cuyas puntas se encienden las estrellas, y las otras, las a uno y a otro lado, miles y miles de árboles ornamen torres doradas en forma de cebolla, que se recortan tales. Vamos para el centro de Moscú. Cinco kilome nítidamente contra el celeste de la tarde moscovita. E!
tros después, sobre la carretera solitaria no hay ca el otro lado de la calle. una rúa anchísima, tan ancha y sas ni edificios a su lado en un larguísimo trecho tan clara que da sensación de desahogo, se detiene el comienzan a evolucionar ocho auto. giros. La americana, carro. Nosotros bajamos. Estamos en el Hotel Nacional.
en inglés, nos explica: La puerta es de cristales. Se empuja. Un ujier uniform a Están rociando de insecticidas los sembrados de do, de cabellos blancos, nos saluda, nos toma las maleese lado.
tas, y nos lleva a la oficina. Hay una mujer de cuarenta Parecen moscas gigantescas que se detienen en el años y una muchacha de 20. Las dos sonríen. Nos piden aire, que se elevan, que se bajan, que retroceden. Nos los nombres, y luego nos mandan al ascensor. Subimos quedamos viéndolos. No es sino hasta ahora que los al cuarto. Es una suite con oficina, sala, baño y dormiconocemos. Pero ya, en ese momento, a la derecha, le torio. Los muebles tienen una rancia aristocracia antajana y aparentemente cerca empieza a verse la Univer ñona que sin embargo, sin haberla disfrutado yo nunca, sin dad de Moscú. Es de tal belleza su edificio, que saber por qué, me es familiar. Pongo las maletas en el obsesiona. No podemos despegar los ojos de su fábrica suelo, me dirijo a la ventana, la abro y miro. Frente a monumental, airosa, grácil, liviana en su majestuosidad. mí está el Kremlín, que comienza a encender sus estre¡Tiene la solidez del cañón y la gracia de la Giral llas rojas, en la dulce agonía del véspero otoñal.
da! Da la idea, acentada Esteldbcurhan esbiopiedalicəbonete NaQanai ribada Obręgah Aceh del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
CONTINUARA