4 ADELANTE San José, de Junio de 1953 SAN JOSE.
PEKIN (Un Viaje a la Primavera de los Pueblos)
Por ADOLFO HERRERA GARCIA EL VIEJO BORGES.
Estuve en Checoeslovaquia y me quedé con las ganas de ver un borracho. Hay muy pocas cantinas. En ellas se bebe cerveza, la legítima Pilsner, y un vino maravilloso que me hizo quebrantar mi promesa de no provarlo. No tuve más remedio, al solo aspirar su Bouquet. que pedirle a Antonio, el camarero del Flora. que me trajera una copa bien llena. Cuando Eduardo, con grandes risas, me llamó la atención acerca del incumplimiento de mi promesa me sentí tan feliz, que le contesté con un brillante plagio. La mejor manera de vencer una tentación, es sucumbir a ella. tal vez por efecto de aquella copa de vino rojo, cuando visité un palacio rodeado de altos árboles, me sentí sentimental. El palacio está dentro de un bosque de álamos y castaños. Hay cuadros de césped con flores silvestres. Rosales blancos lo perfuman todo. Ya el otoño está herrumbrando la arboleda. Se ven árboles rojizos y árboles dorados y hojas de oro cayendo lentamente en la brisa de la tarde, bajo la dulce melancolía de un otoño suave y blando como la caricia de una mano lánguida y fina. El palacio es blanco. hay tal, quietud, tal silencio, tal frescura entre la arboleda que besa su techumbre roja, que uno se siente capaz, ahí, con esa tranqulidad, con esa dulsura, lejos de todo lo que es agobio, de escribir la Biblia en versos endecasílabos. De quién era este castillo. De una familia noble y millonaria. ahora de quién es. De los escritores y periodistas.
Asi me anuncia la interprete la prop edad actual de aquel castillo. Me explica que es un lugar de recreo para los escritores y periodistas de Checoeslovaquia. Allí van a descansar. Allí van a escribir sus obras.
cuando necesitan reposo y paz; allí van a conversar, a hacer sus planes; állí se dictan conferencias y sillos a los que asisten, endomingados, los obreros, ansiosos allá como aquí de que los intelectuales les digan la verdad, cuando son ellos los que, naturalmente, la tienen.
Una temporada aquí como nacer de nuevo Jorge Amado, un escritor latinoamericano, vivió aqui tres años.
Caminando por aquella arboleda, en aquel otoño en Praga, no sé porque razón se me vino a la memoria, con sus toses, con sus dolencias, con sus grandes virtudes, con sus grandes defectos, el viejo don Fernando Borges, el periodista más periodista que ha tenido Costa Rica, si al lado de él ponemos a Jaime Carranza. Pensé en Borges, corriendo detrás de una noticia, sudando en los pasillos del Congreso, subiendo las escaleras de un ministerio, regresando a la redacción, bajo de un aguacero, a las once de la noche, sin comer, despedazado por el asma, tosiendo, agarrándose de las paredes en cada ataque, mojado, triste, sin dinero, viejo.
y diciéndome en la puerta del periódico, ya sin ganas de luchar. Herrera: estos cabrones nos van a matar.
Ahora, viejo Borges, esos cabrones de Checoeslovaquia no pueden matar así a ningún periodista. Ahora, esos cabrones de Checoeslovaquia no pueden obligarte a trabajar con asma hasta altas horas de la noche; ahora, viejo Borges, en la tercera parte del mundo no se explota así a nadie; ahora en la tercera parte de la tierra, tú no tendrías que matarte escribiendo gacetillas idiotas, sino que estarías en un castillo como este, en reposo, escribiendo tus memorias tan interesantes, o haciendo otra recopilación sobre el teatro, o realizando aquel utimo plan tuyo de escribir un. bro con este título sensacional: Cincuenta años de Periodismo. en vez de verte como te ví en el hospital co?
los ojos turbios, te veo aquí de blanco, feliz y rezongante, en una mecedora, bajo estos árboles, en el oto.
ño de Praga, contando, en el descanso de asueto, alguna vieja picardía tuya con los políticos de la época o alguno de tus golpes de periodista intuitivo y vertinose (Cuando en Costa Rica yo le contaba a Margarita escenas del viaje, se quedó viéndome asombrada cuanyo le dije que en Praga, en un castillo, dentro de un bosque, yo. había pensado en el viejo ges. eures VIDA NUEVA Pero no solo los periodistas y los ecritores descansan anualmente. En las casitas de las montañas, en los paraderos de los bosques, en los hoteles de los pueblitos, en otros castillos ex feudales, en los albergos de las florestas, descansaron con todo pagado en 1950 cerca de un cuarto de millón de personas. hay datos como éste: en 1937, el Seguro Social de Checoeslovaquia gastó 295 mil millones de coronas; y en 1950, en cifras que miden un metro de alto en las calles. Se proclama que se gastaron por el mismo concepto 33. 82 mil milones de coronas. En 1938, por término medio, cada checo consumía 827 calorías; en 1949, ya consumia 575. En 1933, de cada 14 estudiantes universitarios, era pobre; en 1950 de cada 14 universitarios, pertenecen a familias obreras a las que antes la universidad cerraba sus puertas. Un obrero me hizo el presupuesto en un papel que conservo conmigo, Apuntó esto: Gano mil coronas. Alquiler de casa: 100 coronas; comida: 900 coronas al mes. El resto me sobra. Los mineros ganan 15 mil coronas. Continuará)
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