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9 de Noviembre de 1952 ADELANTE Texto resumido del Discurso pronunciado por el Ing. don Vítal Murillo Delegado de Costa Rica en la Conferencia de Paz celebrada en en Pekin.
Jesús predicó la paz, Es por ello que toda América, que acepta sus enseñanzas, ama la paz. Nosotros, buenos eatóli eos en aquellas lejanas tierras y que constituimos la gran mayoría, amamos la paz; y todos nosotros, unos de una manera y otros de otra, trabajamos para la realización de este gran ideal de la humanidad.
La delegación de Costa Rica, que es la veterana puesto que algunos de los que pertenecemos a ella estamos aqui desde fines de julio, ha estado en capacidad de conocer al gran pueblo chino tal como es, en numerosos detalles. He mos visto su sencilla modestia, su sagrado sentido del deber y su profunda sinceridad. Hemos visto como está henchido de un gran espíritu de progreso y de un sincero deseo de paz.
Nosotros palpamos que la propuesta de India, de que la Nueva China debía escogerse como sede de este acontecimien to, fué un positivo rasgo de ingenio porque China, además de tener esas grandes virtudes, es el centro geográfico de los países afectados por la guerra. Ella es, por consi.
guiente, y necesariamente, una de aquellas que más fervien temente desean la paz mundial. Además de eso, las grandes cualidades morales del gran pueblo chino, las cuales noso tros plenamente reconocemos, son la garantía de un ambien te honesto y sincero, que es tan importante como se necesita en ja conferencia que ahora celebramos, conferencia que está llamada a efectuar un cambio social en toda la humani dad, una transformación que convertirá las lágrimas de las madres, novias y niños, en sonrisa de felicidad y cartos de alegria, La delegación de mi pais quiso que yo, como un Cristia no y un Católico, haga una contribución aquí en cuanto al problema de la paz, sin craso fanatis. no, pero desde un punto de vista muy mío. Esta es la razón por la cual estoy aqui en esta honrosa tribuna.
La delegación de mi país comprende a muy diferentes elementos. Tenemos diversas ocupaciones; mantenemos opi niones politicas diferentes y sostenemos credos distintos; desempeñamos deberes, a veces en esferas diferentes, casi antagónicas, pero todos tenemos en común, como una devo ción religiosa, como un deber sagrado, el ferviente deseo de que la paz reine sobre la tierra, Jesús predicó la paz. Es por ello que toda América, que acepta sus enseñanzas, ama la paz. Nosotros, buenos cato licos en aquellas lejanas tierras y que constituimos la gran mayoría, amamos la paz; y todos nosotros, unos de una ma nera y otros de otra, trabajamos para la realización de este gran ideal de la Humanidad.
Pero este codiciado sueño, este precioso ideal, choca con la política de los gobiernos imperialistas. Ellos encontrán dose incapacitados para sostener la ridícuia falacia de que la paz es algo odioso, algo dañino a la humanida i, algo abo minable, han confeccionado la historieta de que el movimien to de la paz es comunista. y como tal, está persiguiendo en muchas partes de América a personas que no solamente son amantes de la paz ellas mismas, sino que tratan de trabajar por la paz. El movimiento que nos une a todos nosotros, está definido en el diccionario imperialista como un movimiento comunista.
Yo no sé, ni deseo saber quién lanzó el Llamamiento de la paz. Es suficiente para mi que sea un emplazamiento de la Historia, un emplazamiento que nos exige un buen traba.
jo y que tan urgentemente necesita todo el género humano.
Sin preocuparnos acerca de su origen, lo cual es cosa secundaria, me apresuro a apoyarlo, tal como hubiese dicho ¡Prepente! si se tratase de un asunto de trabajo cultural, de una campaña social o cualquier otra clase de empresa para el bien común.
Pero la propaganda contra todo el movimiento de paz, es muy grande. Esa es la razón por la cual en América, con pocas excepcion de, ha sido empujado a la clandestinidad.
Yo, devoto seguidor de la máxima de Santo Tomás: Ver para creer. quise venir a esta conferencia, entre otras razones, ya para confirmar o bien para dar un mentis al regre sar a casa, a las afirmaciones acerca de dudoso origen de este movimiento de paz que se desarrolla; y estoy muy satisfecho de ver como ha sido conducida esta conferencia, sin politica partidarista, sin sectarismo, apartándose de cualquier tendencia más posada de un lado que de otro; con los ojos del espíritu puestos en los sangrientos campos de batalla, sembrados de odio, miseria, aflicción y muerte; y con la esperanza del alma fija en la paz, completamente lle.
na de libertad, amor y felicidad.
Costa Rica, mi pequeño y humilde pais, en su Himno Nacional ſervientemente pide que viva siempre el Trabajo y la Paz. y este clamor, muchos miles de veces repetido por sus hijos, no sólo con los labios sino con sus corazones, ha sido oido por Dios. Paz y Trabajo han sido, y son la ina.
lienable herencia de su pueblo; sin embargo, a menudo ha sido empapada en sangre por guerras por invasores extran.
jeros, El Papa León XIII abogó, en su Rerum Novarum, por los derechos de los trabajadores y fué acusado de ser un comunista. Ahora también están calificardo de comunista el movimiento por la paz. Es simplemente casualidad que sólo las doctrinas de Marx y Lenin pueden emprender bue.
nos trabajos. Ya lo dije al Abate francés Juan Boulier, que no podría haber mejor elogio de comunismo, que decir que es el primer porta estandarte de este noble movimiento por la paz.
Yo soy un católico y no un comunista, pero pesar de mis años y de mi ignorancia, el fanatismo no ha dominado mi mente y puedo aún comprender que eso de decir que las doctrinas para crear el bienestar de los obreros y campesi.
nos, las cuales trabajan por la paz, son delirios comunistas, es una mentira fabricada para detener la llegada, muy cer.
cana ya, de esa gran aurora de la humanidad: PAZ.
La paz no significa simplemente el final de las hostili.
tados, asambleas de rapiña, odiosas dictaduras, gobiernos de las persecuciones y opresiones; significa la terminación del hambre, enfermedad y miseria, Paz es completa tranqui.
lidad; paz es casi la felicidad misma y ella nunca envolverá a la raza humana mientras haya todavía inescrupulosos tra.
tador, asambleas de rapiña, odiosas dictaduras, gobiernos que despedazan los derechos del individuo y anulan los de.
rechos naturales del género humano y convierten la liber.
tad, que es realmente un obsequi, del cielo y que pertenece Pasa a la pág Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.