164 REPERTORIO AMERICANO Haya de la Torre, candidato Envio de la autora San José, Costa Rica, de setiembre de 1930.
llos y Don Joaquin Garcia Monge, Director de Repertorio Americano, Presente.
Mi muy querido amigo: La buena nueva de que el Partido Nacionalista del Perú lanzó la candidatura de Haya de la Torre para Presidente de aquel pais, me la da Rebecca Kaye en la información adjunta que me envia para Repertorio Americano.
Una palabra sobre Miss Kaye.
Es una de las fuerzas vivas del Civic Club de Nueva York, organización que me acogió en su seno al llegar yo desterrado a esa ciudad.
Miss Kaye y muchos otros miembros de ese Club, único en América, se interesan profundamente en los asuntos de nuestros países y su simpatía por nuestros ideales es sincera. La gran mayoría de los miembros del Club son intelectuales, artistas, etc. Gente cerebral. Saben pensar. Por eso tienen el corazón tan bien puesto. Hay varios que saben nuestro idioma. Su Repertorio les parece admirable. con razón.
Le abraza su affmo.
en masa con SA Salomón de la Selva Haya de la Torre Junto al bronce de Bolivar, en el Parque Bolivar, San José, Costa Rica. 1928.
diantes hasta que éstos amenazaban a las puertas de la Casa de Gobierno.
Sin inmutarse por esto, el Presidente dictador, que es aficionado a las carreras de cabaposee magnífico establo propio, concurrió como de costumbre al hipódromo de Santa Beatriz. Un grupo pequeño de amigos lo saludó con aplausos al llegar él al palco de honor.
Esa fué la última vez que en suelo peruano se le aclamaba. Abandonó el hipódromo como a las seis de la tarde, siendo conducido a su residencia en automóvil que resguardaban policías. Los estudiantes le siguieron un dilatado clamar contra la dictadura. Era la hora cuando las muchedumbres que habían ido a los teatros de cinematógrafo por la tarde, salían de ver los espectáculos. Sin embargo, el Presidente pudo llegar a su palacio sin ocurrirle percance alguno. Leguía conferenció inmediatamente con su estado mayor, y después de media hora anunció que el Gabinete saliente seria remplazado con un Ministerio a cargo del General Pedro Pablo Martínez. Al recibir esta noticia, un grupo de oficiales del ejército hizo saber al Presidente que el General Martínez no era grato. Leguía entonces nombró ai General Fernando Sarmiento Primer Ministro de su gobierno, y confirió las demás carteras a Don Julio Goicocha, al Coronel Roberto López, al Coronel Montague, al Coronel Germán Yañez, y al Centralmirante César Bielich. Hacia la media noche el Presidente concurrió a la Casa de Gobierno a juramentar al nuevo Gabinete. Ya para concluirse esta ceremonia irrumpió dramaticamente una comisión militar que declaró que las fuerzas de la República no aceptaban ningún Consejo de Ministros encabezado ni por el General Martínez ni por el General Sarmiento.
Llevaba la palabra en nombre de la comisión el General Leonidas González. Al oirle, el Presidente Leguía visiblemente palideció. Haciendo un esfuerzo de determinación, quiso seguir con la ceremonia. El General González le increpó. Juan, el hijo de Leguía, se colocó delante de su padre como para defenderlo contra cualquier ataque a mano armada. El Dictador declaró entonces que acataría las exigencias de la comisión militar, y con eso se dirigieron todos al Despacho del Presidente a conferenciar sobre dicho asunto.
Con fecha del 25 de Agosto el corresponsal de la Prensa Asociada en Lima, Perú, envío a los grandes diarios de su organización, informes detallados de los sucesos que culminaron con la caída del dictador Augusto Leguía, informes que publica hoy el Times de Nueva York. En parte dicen así: La caída de uno de los más fuertes jefes de estado de Suramérica ha sido dramática. fines de la semana pasada se rebeló la guarnición de Arequipa, bajo la jefatura del Teniente Coronel Sánchez Cerro, y el movimiento rápidamente se extendió por la región sureña de la República.
Nada ocurrió Lima; pero la ciudad tenía ayer un aire de inquietud, que se acentuó cuando el Gabinete, que presidía Huaman de los Heros, renunció en cuerpo en vista de los acontecimientos de Arequipa. Desde el viernes, según se dice, los ministros se habían distanciado del Presidente Leguía por haber ellos propuesto, y Leguía rechazado, el nombramiento del Coronel Sánchez Cerro como Comandante del Ejército. En esta capital se inició el drama con la manifestación organizada por los estudiantes, quienes recorrieron las calles gritando «Muera el Dictador. Viva la Libertad. La policía no se atrevió a dispersar a los estuReflexiones sobre asuntos de América. De Eurindia. México Vuelve a tener la fuerza de un llamado a los intelectuales europeizantes de América Latina aquello que Rodriguez, el maestro de Bolivar, escribía en el primer Cuaderno de Sociedades Americanas, con su estilo originalísimo: en Medos pensemos En lugar de pensar: en Persas en los en Egipcios Indios en Lo que ha faltado a nuestros intérpretes de la realidad indoamericana de la pasada generación, es una base cientifico económica sobre la cual erigir sus investigaciones. La historia como episodio, como romance es bella y gallarda, pero no es estructura fundamentalmente aplicable a nuevas concepciones realistas y sólidas en Sociologia o en Politica La inmensa importancia que se da ahora a los estudios antropológicos tiende a orientar mejor el estudio de los conglomerados sociales. Una ciencia desconocida casi en nuestra América, pero imperativa de conocerse en ellos, es la que pareciendo muy difícil por su nombre, es fascinante y admirable en sus métodos de investigación: la Antroposociogeografia.
Nos salvaria de confusionismo de interpretación de que ahora se padece en América un concepto claro de la gradación varia de las intensidades. La intensidad en la producción de un pueblo industrial europeo, es muy distinta de la intensidad en la producción de un pueblo de los nuestros. El indio usando de la llama para el transporte y el indio que maneja un camión marcan dos grados de intensidades, ejes de dos radios de evolución histórica.
El grado de intensidad de los Estados Unidos económicamente considerados es un grado superior y diferente del (Pasa a la página 175. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica