EL OBRERO.
HAN sido incorporados como Pero sin esperanza sufro y Noro. En esas boras de mentida calma. cual rápida sierbe silladora socios en la última reunión de la Tiene también el llanto primavera? Olvidado del mundo y la existencia, El horizonte sin cesar alcanza. Sociedad los señores: He penetrado al fondo de mi alma Cada noche, soñando un nuevo encanto, En el vapor, monarca de los mares, Don Antonio Calro Para escuchar la voz de mi conciencia Vuelvo le realidad desesperada; Que soprime ei espacio en su carrera, Guadalupe Quesada Soy joven, es verdad, mas sufro tanto, y dije: El Dios en la creación impera que entona al progreso sus cantares Mateo Fournier Que está mi triste juventud cansada. El que formó la luz, el firmamento; El que formó la luz, el firmamento; Con el ronco rugir de su caldera.
Vidal Quirós El que a los astros señaló carrera. Emiliano Padilla.
Cuando pienso en lo mucho que te quiero, Su lecho al mar y dirección al viento; En el bielo delgado y misterioso Que sean bienvenidos al seno! llego imaginar que no me quieres, Tendido por las ásperas montañas, de nnestra asociación.
Tiemblo de celos y de orgullo muero El que tendió los tules del espacio Sobre el abismo negro y espantoso (Perdónaine, así somos las mujeres. de la mar profunda en las entrañas; Como un monte de amor y de esperanza Nuestro respetado ad He cortado con mano cuidadosa Donde brilla la Estrella de topacio. Que los pueblos lejanos eslabona, Juan Ferraz ha visto desapare Esos cabellos blancos que te envío; Donde el cardedo rayo se abalanza; Que todo el mundo con su red encierra, cer de su hogar, la existencia de Son las primeras nieves de una rosa Que Fa buscar al hombre en otra zona. En ese libro sobre el mundo abierto su preciosa niña Clara, muerta Que imaginabas llena de rocío. que cubre cerrando el horizonte, Al través de los mares y la tierra.
de tos ferina.
Tú me has dicho: de todos tus hechizos Alegre la ciudad, triste el desierto, Dios sa autor la mente esclarecia Acompañamos al señor Ferraz Lo que más me cautiva y enajena, Modesto el valle y orgulloso el monte Al idear tan colosal invento y su estimable esposa en tan hon. Es la regra cascada de tus rizos Cayendo en torno de tu faz morena. El Dios de amor, de juventud y vida Dios estaba a su lado cuando hacía do pesar.
Su mandato escribió grande y sublime, Palpitar el alambre con su aliento. yo, que aprendo todo lo que dices. ese mandato con su error olvida, Dios está donde quiera su hechura También está de duelo nuestro Puesto que me haces tan feliz con ello, El triste ser que en la clausura gime.
He pasado mis horas más felices Al trabajo le rinde su bomenaje apreciable consocio y amigo don)
Mirando coản rizado es mi cabello Roberto Rioite quien acaba de Dios no puede admitir el sacrificio Dios le contempla de la inmensa altura, través de ese diáfano celaje: recibir la infausta nueva de la Mas hoy no elevo dolorosa queja, Del ser que entre las rejas se sepulta, muerte de un hermano suyo, acaeGastando en el ayuno y el silicio Dios anima su frente fatigadá, Mis canas te dirán que ya está vieja. Una existencia en el mundo oculta.
cida por accidente inesperado en Le da su fuerza la creación inmensa, Una mujer que cuenta veintiún años.
unas minas de Thomas Ville, esta Dios está. donde fije su mirada Ni le agradad las horas solitarias do de la Carolina del Norte. Serán, para tu amor, mis canas nieve?
Pasadas en la celda y la vigilia. El ser bendito que medita y piensa.
Nos hacemos partícipes de su Ni imaginarlo en mis delirios llego. Esas horas de inútiles plegarias Dios es amor, es vida, es movimiento, justo duelo. Quién negarme sin piedad se atreve Comunicado.
Robadas al amor de una familia Que es una nieve que brotó del fuego? á él se acerca el mortal, grande y sublime No le place el silencio y el misterio. Cuando concibe un noble pensamiento Cuando su hermano del dolor redime.
Con el presente número termini Lo niegan los principios de la ciencia, una antitesis lóca te parece?
Ni ese vano sacrilego combate na el primer año de nuestra pu Pues es una verdad de la experiencia Por encontrar la paz del cementerio Que agradan más Dios que la tristeza blicación. Cabeza que se quema se emblanquece. Mientras la sangre en las arterias late: la piedra, el ayuno y el silicio, Suplicamos a nuestros amables En toda su magnífica grandeza.
suscritores cubran el recibo quel Amar con fuego, y existir sin calma. Nise esconde en las bóvedas oscuras Las potencias del alma en ejercicio!
les enviamos correspondiente ao Del templo melancólico y sorabrío, Soñar sin esperanza de ventura, Dar todo el corazón, dar todo el alma. Ni se ostenta al amor de sus criaturas. JOSÉ GUTTER BENITEZ, este último trimestre ya vencido.
En un amor que es germen de amargura; Con fantástico y vano poderio.
Esperamos seguir recibiendo del)
público el faror que hasta ahora Soñar la dicha en medio la tristeza Ni aparece con sangrienta saña ha dispensado nuestra hoja y Sin dejar que sea tuya el hado impío; Las obras de su amor pulverizando con eso quedaremos satisfechos. Llena de blancas hebras mi cabeza Ni se muestra tampoco en la montaña trae una vejez, la del hastío.
Relámpagos y rayos fulminando, Enemiga de necias presunciones, En el hogar honrado y apacible, Cada cana que brota, me la arranco. Y auaque empeñe tus gratas ilusiones, Cien raras de la esquina NE del Par.
Donde los rayos de la blanca luna, que Central.
Te mando, ya lo vez, un rizo blanco.
Vela la madre, la mujer sensible, Licores del país y extranjeros vinos Al tierdo infante en la tranquila cuna. leo legítimos y puros.
Lo guardarás? Es prenda de alta estima, NIEVE DE ESTIO.
Servicio puntual y esmerado. es volcán este amor que me entrego. Allí está el Dios de paz y de cariño, Tiene el volcán sus pieves en la cima, Qué perdona del hombre los agravios; Como la historia del amor me aparta Pero circula en sus entrañas fuego.
Cuando en los ojos del dormido niño De las sombras que empañad mi fortuna Yo de esa historia recogí esta carta Posa la madre sus amantes lábios.
JUAN DE Dios PEZA.
CERSE RTCO EN POCO Que he leído a los rayos de la luna: En el taller del escultor que anhela Dios una Monja. Yo soy upa mujer muy caprichosa.
Amancar su secreto la natura, TIEMPO. que me juzgue tu conciencia dejo: el sueño del amor que lo desvela Para poder saber si estoy hermosa Aquí mil veces y en callada tarde Bacerlo eterno con la piedra dura.
Vendo la herramienta, maquinaria, Recurro la franqueza de mi espejo. Mientras reposa la creación tranquila y demás útiles que constituyen mi el sol ponience en los espacios ardė El dirige talvez la diestra mano taller y alquilo del primero del entranHoy, después que te ví por la mañana. el rayo de loz, tímido oscila.
te Junio en adelante por largo tiemAl consultar mi espejo alegremente, Copia el cielo, la tierra, el océano, po el local que ocupa, y que consta Como un hilo de plata ví una cana He buscado la sombra y el misterio fija la expresión de una mirada.
de un salon de 25 varas de largo por Perdida entre los rizos de wi frente. en el templo sin luz, grave y sombris seis de ancho con otro que forma marDel silencioso antiguo monasterio Y Dios templa la lira cadenciosa tillo de por 8, con piso de madera, Abri, para arrancarla, mis cabellos, Sintiendo en mi alma dolorosas luchas; Deje vagar el pensamiento mío.
propios para consti ucción de muebles, Con que imita el dulcísimo poeta, un corredor para depositar material y ¿Y cual fue mi sorpresa al ver en ellos Del ruego la palabra temblorosa aspirando el perfume delicado un galeroncito aparente, para colocar y el acento torante del proíeta.
Esa cana crecer con otras muchas?
Quc en leves ondas hasta el techo sube una fragua. La maquinaria está moY yue vaga en el ámbito sagrado ¿Por qué se pone mi cabello cáno?
vida por un pequeño motor hidraúliAnima el alma varonil y fuerte ¿Por qué está mi cabeza envejecida?
Como en el eter blanquecina nube; co que economiza la fuerza de tres oDe ese oscuro cantor desconocido, perarios por lo menos. Por qué cubro mis flores tan temprano De ese noble adversario de la muerte Con las primeras nieres de la vida?
Oyendo tras las dobles celosías José, avenida central Este no 98.
Que su nombre rescata del olvido.
El rumor de las preces y los llantos, Gerardo Matamoros. No lo sé! Yo soy tuga, yo te adoro Del órgar o las graves molodías En la ardiente y veloz locomotora Con fe sagrada, con el alma entera; los sere ros religiosos cantos; Que envuelta en humo trepitando aranza, Totia. La PressA LIBRE.
AVISOS EJ GLOBO. VARIEDADES.
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