Resolución del Comité Central del PC peruano sobre la carta del 1932 04 07 Sobre esta cuestión, el Comité Central acuerda abrir inm ediatamente una lucha enérgica contra las desviaciones de derecha tan reciamente como contra las tituladas de izquierda. corrigiendo así una de las fallas fundamentales de la dirección y de todo el Partido. En la dirección del Partido se ha planteado a la orden del día la discusión de la insurrección. El BSA. ve en esto un peligro que califica de formidable. Tal apreciación se debe sin duda a informes deficientes, o a una mala interpretación de lo que verdaderamente se ha planteado. El Central, al conocer la Tesis elaborada sobre el Perú por el resolvió iniciar una amplia discusión, a través de la cual se llevará a cabo la lucha por el leninismo, en todo el Partido. Para realizar mejor tal discusión se acordó dividir la discusión general en varios puntos, tomando como base la Tesis del La división de esta en varios puntos fue elaborada precisamente siguiendo las sugerencias del propio Bureau. En tal división sugerida, no estaba considerada la insurrección como punto aparte y especial. El creyó conveniente hacerle y puso a la orden del día la discusión de la insurrección como punto especial. El sigue creyendo que es necesario discutir la cuestión de la insurrección, dándolo una gran importancia y muy especialmente para combati y extirpar las groseras apreciaciones de la gran masa del partido y también de elementos de dirección, sobre este problema. La masa obrera, como las masas campesinas y pequeña burguesía revolucionaria en general, en el Perú, y estamos seguros que en muchos países de América Latina, tienen la experiencia de los cuartelazos, como única forma de cambio político, conocen los métodos, la gestación y el estallido de los golpes de Estado, mediante pronunciamientos militares, que aquí se califica siempre de Revolución. La gran masa del Partido, lo mismo que las amplias masas obreras y campesinas, asimilan de hecho la insurrección a la idea del cuartelazo, Revolución y golpe militar, para ellos es cosa parecida.
Es preciso además librar una campana profunda y pertinaz contra la concepción ampliamente difundida entre la masa por el aprismo. Según éstos la Revolución Social no es otra cosa que un golpe militar, con la estrecha colaboración de los jefes apristas, quienes luego entregarían el poder a los productores a los trabajadores manuales e intelectuales. para que estos utilicen inmediatamente la maquinaria del Estado, reformándola, mejorándola. haciéndola mas eficiente. haciéndola servir ya no a los fines de los explotadores civilistas sino a los de los trabajadores manuales intelectuales. En nuestros propios elementos de dirección no existe una concepción clara de lo que son los Consejos, sobre esta cuestión, como sobre muchas otras, cada militante tiene su opinión y su punto de vista propicia a través de