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VIA LIBRE Núm. 11.
RE TRADUCCIÓN ESPECIAL PARA VIA LIBRE Ilia jinoso LA RUSIA ROJA se pue.
So emtenía enido a zón, la de un 102, el y la inspi.
de sus ucción ancias aceite, ps que Suimente ada. alzado dadelos acremos de lo pa an de 12 El primer lugar habitado donde llegamos después de cruzar la frontera entre Estonia y Rusia, fué a Yamburgo, aldea de 000 habitantes, que en el otoño pasado, había adquirido alguna fa.
ma gracias al Ejército Blanco de Yudenich, que había hecho de ella su cuartel general con el propósito de marchar sobre Petrogrado. El tren uvo en la estación de Yamburgo, donde nos esperaba una muchedumbre de campesinos, iños y soldados rojos. Casi todos ellos se habian alineado en formación mi litar a lo largo de la estación. Nadie se apartó de su puesto para acercarse al tren, como lo hu biera hecho una muchedumbre semejante en Italia. Por donde quiera se veían estandartes y banderas rojas. De pronto se oyó un canto so.
lemne, todos se descubrieron, los soldados hicie.
ron firmes, y, tocándose el kepis con las manos, cantaron con los demás. Era la Internacional; la cantaron en voz alta y sostenida, con una expresión casi religiosa en sus caras y voz, que me hizo recordar los himnos religiosos en la Iglesia de Reval. Todos escuchamos con profunda emoción.
Los más escépticos de nosotros sentimos que los ojos se nos humedecian. Pensamos los prolongados, crueles e indescriptibles sufrimientos del publo ruso, una parte del cual estaba aqui representado, en el umbral de la República Soviet.
Cesó el canto. Alguien, un comisario del soviet local, grito en voz alta algo que entendimos ser un saludo al socialismo italiano, y la muchedumbre contesto de igual modo.
Siguió luego un discurso de bien venida. Un soldado nos la dió en nombre del Ejército Rojo, un trabajador en nombre de sus compañeros de fábrica, un comunista en nombre del partido, el Presidente del Soviet local en nombre del gobierno local. Serrati contestó en nombre de todos y un camarada ruso tradujo.
Pensamos que el tren continuaría su marcha, pero no fué asi. El soviet quiso que fuéramos sus huéspedes una hora por lo menos. Nos mezclamos con la muchedumbre, se formó una manifestación y proseguimos por las anchas calles rectas de la aldea con sus casas pequeñas de madera o ladrillo rojo, y por las avenidas sembradas de árboles, con su verde y delicado follaje. La manifestación avanzó cantando. Otra vez vibraba la Internacional en el aire claro y fresco de la primavera, Nada de gritos ni alboroto. Nada que nos hiciera recordar las manifestaciones políticas de las masas de raza latina. Si en lugar de banderas rojas hubiéramos visto estandartes con sim.
bolos sagrados habríamos creido contemplar una procesión religiosa en una aldea veneciana.
En la Casa del Pueblo había una mesa de banquete con cubiertos para unas treinta personas, sobre la cual veianse montoncitos de reba.
nadas de pan negro, mantequilleras repletas, excelente queso fresco y un samovar monumental para el té.
Después del almuerzo inspeccionamos el edificio. Era una amplia residencia burguesa. Su dueño había huido con su familia, sabe Dios dónde, y el soviet había tomado posesión de ella. Allí estaba la pequeña sala. Todo estaba en su lugar en perfecto orden y escrupulosamente mpio, dos cómodos divanes, mecedoras, sillones, espejos de pared, y en un rincón un piano.
En él tocaba la hija del propietario. Ahora eran y habló a los soldados y al pueblo. Es un orador de naturaleza, uno de esos hombres que tienen la virtud de dominar las masas.
Aparte de lo que tuvo que decir que nos fué traducido brevemente por un intérprete su éxito como orador estaba en la claridad de şu voz, en sus gestos resueltos y respetables, en los hijos e hijas de los trabajadores, que también su mirada de hombre a quien nada le arredra, estudiaban música en las escuelas del soviet, en toda su figura, una elocuente expresión de eran los que lo utilizabao.
poder, convicción, valor y voluntad, que en las En las tardes del largo invierno esta salita está dei argo invierno esta salita esta batallas animan e inspiran a los desalentados.
siempre llena de gente. Alli juegan y bailan. Hubo otros oradores, simples obreros. Sin Hay otros cuartos: el re lectura, el de fumar y embargo, ninguno logró borrar la impresión otros pequeños acondicionados para dormir. Lasqne nos había dejado el metalúrgico, el jefe del camitas dan la impresión de que aguardan quién ejército. Comprendimos como con hombres así, las ocupe. Buen número de ellas están guardadas forjados al ardiente calor de la Revolución, surpara los camaradas, que hacen aqul posada, gidos casi violentamente de una clase que ayer debido a que no hay hoteles en Yamburgo.
no más estaba condenada a que la muela cruel Le pregunto a un viejo campesino cuya cara de la eterna esclavitud destruyera todos los termina en una barbilla gris y crespa, y que me valores morales y espirituales que poseía, ha mira con un par de ojos vivos e inquietos: podido este pueblo, a pesar de los obstáculos «Quedan todavía algunos burgueses en Yamque la historia le ha presentado, para probar su burgo. Ya lo creo. contesta. les han tenacidad y su capacidad para la victoria de la quitado las casas, muebles y sus tierras. Oh, raza o de la clase, salir triunfante.
nol Las tierras si, porque no las trabajaban; Cuando escuché a Lashkcvich me pareció que pero ellos se han quedado en sus casas y nadie la elocuencia, ese maravilloso instrumento que los molesta. sirve para comunicar nuestros pensamientos, Luego le pregunté si estaba satisfecho con la corrompida sólo por la retórica y las mentiras Revolución. Replico. Tengo dos hijos en el de una enervada archirrefinada civilización.
Ejército Rojo, y sólo siento no tener mas o no recuperaba su papel como constructora de poder ir yo mismo al frente. Me dicen que estoy la historia. No puedo concebir este poderoso viejo y que hago más trabajando en la fábrica. Eiército Rojo, tan grande, tan bien discipli.
Sin duda la Revolución no es un pasatiempo, nado, tan heroico y paciente, que desde Irsino que es necesaria. Yamburgo ha sido tres kutsk a Arcángel, desde Persia hasta Crimea, veces teatro de batallas, y ha estado dos veces desde Berezina hasta el Ural ha peleado y pelea en poder de los Blancos. si hubiéramos de todavia, destruyendo constantemente una mul.
estar otras dos veces bajo su dominio, diria siem. titud de enemigos que se renuevan cada dia, pre que la Revolución es sagrada. no puedo, repito, concebir este ejército proleOtro, un joven trabajador, oficial de la guarnitario, compuesto de hombres que saben que ción, me explicó mejor lo que significaba haber ofrecen la vida por la libertad y por el más alto estado bajo el poder de los Blancos: mujeres ideal que haya tenido jamás cabida en la mente violadas, hombres torturados y fusilados, casas y el corazón de los hombres, sin una pléyade incendiadas y provisiones requisadas.
de oradores como este que oi, capaces de man«Pero eso ya pasa, continuo, Yudenich no tener el corazón de los soldados en ardiente volverá. La última lección fué decisiva. pasión por la Revolución, por la cual es bello. Supón que viniera otro Yudenich. vivir, pero por la cual es bello también morir. Entonces peleariamos otra vez contra él, como peleamos ahora contra los polacos, hasta VINCENZO VACIRCA que les quebremos las costillas, Hablaba con un joven de veinte años, rubio, de ojos azules y de cara fina. Hablaba con calma. desapasionadamente, como si estuviera relatando un cuento leido en un libro.
Después de algunos discursos más y de alSAN JOSE: GONZALO MORACA.
gunas otras manifestaciones de alegria, salimos CARTAGO: MARCIAL ROSSI.
de Yamburgo, despedidos otra vez con los acorALAJUELA: CARLOS CALVO FERNÁNDEZ.
des de la Internacional, con manos que se PUNTARENAS: FRANCISCO HUEZO.
alargaban y se movían en adiós, mientras el LIMON: VÍCTOR SALAZAR.
tren se alejaba poco a poco con dirección al LIBERIA: ALBERTO CORTES.
Este.
HEREDIA: RAFAEL ELIZONDO.
En Gatchina el tren hizo dos altos. rimero SAN RAMÓN: NAUTILIO ACOSTA.
en los suburbios, donde otra vez nos saludo la SANTA ANA: JUAN MÉNDEZ CHAVES.
muchedumbre, más numerosa y festiva que en SIQUIRRES: LESMES SAURES.
Yamburgo; y luego en la estación principal NARANTO: HUGO BLANCO MATA.
Aquí había una inmensa muchedumbre. El LA MANSIÓN: JOSÉ PÉREZ Pérez.
entusiasmo era más intenso. Las mujeres, jó SAN MATEO: JACINTA DE CASTRO.
venes alguras y otras de más edad, aparecian GUADALUPE: JOSÉ CHAVES.
en gran número. Mostraban más elegacia, y MINA AGUACATE: RAFAEL CAMPOS ya uno sentía la proximidad de Petrogrado. Lo VILLA QUESADA: DOMINGO ESQUIVEL CH.
que nos sorprendia era la larga fila de soldados TURRIALBA: JAIME MARIN que formaban una especie de muralla que im. SANTA BARBARA: PEDRO SANCHEZ pedia. que la muchedumbre se desbordara. Es ATENAS: ABEL VILLEGAS pléndidamente equipados, con las bayonetas PACAYAS: MALAQUÍAS VEGA.
caladas, saludaban solemne y anhelosamente SANTO DOMINGO: VÍCTOR RODRIGUEZ.
nuestra llegada. Era una división del Ejercito LA CRUZ (Guanacast. OTONIEL VEGA.
Rojo, cuya perfecta disciplina vimos y com MIRAMAR: RAFAEL GARITA prendimos.
NOTA. Se vende en las librerías TORMO, El Comisario del Sétimo Regimiento, Lash MONTERO ALSINA a 15 CÉNTIMOS ejemkevich, obrero metalúrgico, subió a una banca, plar.
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