LA REVOLUCIÓN Un sueño De la conquista del pan El pueblo sufre y pregunta. Qué hacer?
La luz de una vela de cebo luchaba rodillas a su patrón que le volviera a Reconocer y proclamar que cada cual con las tinieblas de aquel cuarto húme dar trabajo, despertó en ella una estiene ante todo, EL DERECHO DE VIVIR do y sombrío. El olor acre del tabaco peranza que su imaginación turbada y que la sociedad debe repartir entre todo el almacenado hacía insoportable aquella convirtió en realidad.
mundo, sin excepción, los medios de exisatmósfera de suyo irrespirable.
Con el primer dinero que su maritencia de que dispone. Obrar de suerte que Pálida, con esa palidez verdosa do ganara irían pagando poco a poco desde el primer día de la revolución sepa el de los enfermos incurables, la mujer las muchas deudas que tenían; luego, trabajador que una nueva era se abre ante aquella era la encarnación del sufri una vez libres de ellas, buscarían un él; que en lo sucesivo nadie se verá obligado miento su cabellera grisácea y desgre alojamiento un poco más desahogaa dormir debajo de los puentes, junto a los nada dibujaba una sombra fantasmal do en el cual se instalarían; y como palacios, a permanecer en ayuno mientras en la pared opuesta: los ojos hundidos, su esposo era un obrero honrado y haya alimentos, a tiritar de frío cerca de los de un mirar apagado, se quedaron fi trabajador, no tardaría su patrón en comercios de pieles. Sea todo de todos tanjos un momento sobre un montón de aumentarle el sueldo, con lo cual ya cigarros que estaba sobre la mesa. podrían ocuparse de la educación de to en realidad como en principio, y prodúzcase al fin de la historia una revolución que En su boca, ya ajada por la copa del sus hijos. Ya le parecía verlos ir a la piense en las necesidades del pueblo antes dolor, apareció una sonrisa amarga; escuela, vistiendo en lugar de aquellos todo un día de trabajo no le reporta andrajos, unos trajes limpiecitos que de leerle la cartilla de sus deberes. Esto ba sino unos pocos céntimos con los ella les compraría, y además, también no podrá realizarse por decretos, sino tan cuales tenía que pagar el albergue y les traería juguetes cuando llegara la sólo por la toma de posesión inmediata, la comida de sus hijos. Al pensar en Noche Buena; qué alegres se pondrían efectiva de todo lo necesario para la vida sus hijos su mirada se dirigió a un los pobrecitos, que no sabían lo que de todos; tal es la única manera verdaderarincón del cuarto, donde sobre un ca era un juguete. ella, qué feliz sería mente científica de proceder, la única que mastro miserable dormían dos niños viéndolos jugar contentos; entonces comprende y desea la masa del pueblo de cuerpos enfermizos y facciones de procuraría curarse de la tuberculosis Tomar posesión en nombre del pueblo macradas. La mirada de aquella ma incipiente que tenía, para gozar de la sublevado, de los graneros de los almace dre acarició unos instantes a sus hijos felicidad de los suyos. Con cuánto ca nes atestados de ropa y de las casas habique dormían con el sueño tranquilo de riño aguardaría el regreso de su espo tables. No derrochar nada, organizándoquien no obstante sufrir, no compren so del taller; sentada en la ventana o se enseguida para llenar los vacíos, hacer de todavía lo que es el sufrimiento, de esperaría todas las tardes, teniendo a frente a todas las necesidades satisfacerlas quien no sabe que la causa principal su lado a sus hijos que jugarían sanos todas; producir, no ya para dar beneficios del sufrimiento es la miseria, y que y contentos. cuando lo divisara por sea a quien fuere, sino para hacer que viva ésta proviene del egoísmo criminal los cristales, se escondería tras de la feliz y se desarrolle la sociedad.
de esos hombres que lo quieren todo puerta para darle una sorpresa cuando para sí, y nada para los demás; de esos entrara. Al abrir la puerta.
miserables que creen poseer las rique La puerta se abrió y una mujer anzas por derecho divino, y que no com drajosa entró gritando ¡Corre, corre, Gandhi que han matado a tu marido porque prenden que llegará pronto el día en une de la página que esas riquezas almacenadas con las hirió al patrón que no le quiso dar nos grandes Principes indios, no están de lágrimas del pueblo, serán repartidas trabajo!
acuerdo con Gandhi. Un periódico de uno entre el mismo pueblo. Cuándo? La infeliz abrió desmesuradamente de estos días, reprodujo el retrato de uno de Cuando ese pueblo cansado de tener los ojos, su palidez se hizo más in ellos, cubriéndose con las manos el rubor sólo deberes exigirá los derechos que tensa, y cayó al suelo sin exhalar una del rostro. Pobres hombres! No sabemos le corresponden?
si merecen una maldición o una mirada de queja.
Pronto se sumió aquella madesprecio Principes indios. Hombres de sangre dre desolada en hondas y tristes azul! Esos son los que no quieren que su meditaciones: patria se liberte. Están muy acostumbrados Qué sería de aquellas criaturas si Se nos dice, que en varias casas a hacer genuflexiones y quieren seguirlas ella moría. Quién las recogería? ricas de esta ciudad se han presenhaciendo ante el Rey de Inglaterra y no ante su imaginación debilitada por las netado casos de viruela, y las autorila bandera de la libertad.
cesidades forjó escenas de crimen y dades se han limitado a poner un ¡Oh la sangre azul! Siempre ha sido esmiseria en las cuales los protagonistas carnio de la justicia y hoy lo es también de eran sus hijos, pero recordando que su policía a la puerta de esas casas.
la dignidad humana!
Preguntamos: la Casa del esposo había salido en la mañana con el propósito de rogar aunque fuera de Radio es sólo para los pobres?
IMPRENTA ALCO HERMANOS Injusticia Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica,