Anti-communismSocialism

Informe de Vittorio Codovilla sobre la situación en los partidos latinoamericanos 1940 10 26 da, los rodeó de fuerzas armadas, equipadas en pié de guerra, emplazó ametralladoras en las azoteas de las casas circundantes al lugar de la concentración y trató de atemorizar a los manifestantes, dándoles la sensación de que al primer incidente de haría fuego contra ellos. Pero esas medidas de provocación, en lugar de asustar, enardecieron aún mas a los manifestantes. Viendo que la concentración era engrosada por el continuo llegar de columnas de manifestantes y que el espíritu de combatividad de las masas iba en aum ento, el Gobierno cambió bruscamente de táctica, e invitó a los manifestantes a concentrarse en la gran plaza del palacio presidencial, poniendo la radio a la disposición de los oradores, para que sus discursos fueran escuchados en todo el país. Qué había pasado? Que el Gobierno, que iba capitulando de mas en mas ante la reacción, que buscaba el compromiso con ella, ante el fracaso de la concentración reaccionaria y el éxito grandioso, no solo en Santiago sino que en todo el país, de la manifestación popu lar, temió ser desbordado por el pueblo. Aguirre Cerda, en lugar de levantar, como pensó hacer en un primer momento, el fusil, levantó el puño. La actitud de éste señor, me recuerda las piruetas políticas del jesuita Alcalá Zamora, en los primeros tiempos de la epública. Española. Los manifestantes comprendieron muy bien el significado de ese gesto de la última hora del Gobierno y no vivaron a Aguirre Cerda, aunque éste salió al balcón. Fue preciso que un orador socialista lo elogiara varias veces para onseguir arrancar algunos aplausos.
Las masas tienen gran olfato político. Pero aquí es cuando surgió de nuevo el enigma. Cuando subió al palacio presidencial para hablar desde el balcón, fue rodeado por el Presidente de la República, el Ministro del nterior y otros personajes, y cuando le tocó pronunciar su discurso se olvidó de la línea combativa del Pleno; de las exigencias de las masas y de las dobleces del Gobierno. En lugar de pronunciar un discurso combativo, de exigir la dimisión de los minis tros anticomunistas, la reorganización del Gobierno con ministros frentistas, dispuestos a cumplir el programa del en lugar de exigir medidas drásticas contra la reacción, contra los patrones, saboteadores de la producción, contra los hambreadores de pueblo, etc. llamando al pueblo a unirse y a organizar Milicias y Comités de y a fiarse en su organización y en su fuerza, pronunció un discurso flojo, vacío, sin contenido revolucionario, de viejo estilo. La presencia de esos altos personajes, que luego en su entourge elogiaron a por la pulcritud de su discurso. Lo habían cohibido. En cambio los otros oradores, radical socialista, democrático y socialista de la Ch. poniéndose a tono con el estado de espíritu de las masas, pronunciar on discursos combativos, popularizaron nuestras propias consignas, cosecharon los aplausos y las muestras de apro