LA REVOLUCIÓN Directores MUARDA GATO CONTE SEMANARIO DEMOCRATA APARTADO No. 1386 Numero suelto 10 cts Año San José, Costa Rica, Sábado 19 de Abril de 1930 No. La visión del Cristo El Subversor Queremos aprovechar esta oca Todos sois iguales ante Dios todos sois sión en que los pueblos civilizados del hermanos; no son los grandes los que puemundo dedican homenajes más o me den entrar al Cielo, sino los justos aunque nos solemnes a Jesús, el gran galileo, sean esclavos.
para presentar a nuestros lectores, li Aparte de la gran visión que revebres de todo misticismo, uno sólo de lan esas palabras no comprendidas los aspectos de ese luminoso varón. quizá hasta hoy, cos imagináis el efecY es que hemos llegado a pensar, que to que hicieron al ser pronunciadas en un periódico que sustenta las ideas en una época en que había una clase del nuestro; que donde la norma es de hombres que eran menos que anicombatir las injusticias y velar por los males en una época en que los granintereses de las clases oprimidas no des creían que habían recibido del debe dejar de rendírsele homenaje, cielo derecho para gobernar sobre los apartando todo prejuicio, a aquél que débiles, para explotarlos y hasta para fue paladín más grande de aquellas disponer de sus vidas a su antojo, en ideas. Dejemos al Cristo de las viejas una época en que se creía que los dioregiones, envuelto en oropeles que no ses eran los autores de tan espantosas sirven sino para ocultar el brillo de su desigualdades.
rostro, y veamos al Cristo verdadero, Ved un aspecto del panorama: al que aún sin necesidad de ser Dios. En los ratos de ocio, los señores sopuede declararse el bienhechor más lían ensayar su puntería en los pechos grande de la humanidad.
de sus esclavos. para eso, colocaban Hace algunos siglos, la humanidad a cierta distancia, dos, tres, diez infelillegó a vivir una época de tinieblas ces de aquellos, y disparaban sin pendonde las lágrimas, la sangre y la or sar en que eran hombres como ellos.
gía, casi puede decirse que constituían así, en medio de sus carcajadas rolas bases de las sociedades.
daban por el suelo, ensangrentados, Esa fue la época en que vino Cristo los desgraciados, mientras allá, una al mundo, y ese fue el escenario en que madre débil e impotente, con los ojos se delineó como el revolucionario más inundados en lágrimas elevaba al cielo grande de todos los tiempos, una oración de súplica y de protesta.
Poseido de una fe colosal y de una en los días de fiesta, los grandes resolución sublime, en esa época de coliseos se llenaban de espectadores paganismo y de barbarie, se levantó se levanto que delirantes de entusiasmo, veían que delirantes de entusiasmo, veian sobre todos sus contemporáneos y ha retorcerse sobre la arena los cuerpos bló a los pueblos de un Padre Celestial de los esclavos mutilados por los dienjusto y bueno, lleno de amor para to tes de las fieras, y los oían gemir sin olan gemme sin dos sus hijos, de un Dios que no hace que para ellos hubiera conmiseración; distinción entre los poderosos y los por que estaban convencidos de que humildes, entre los reyes y los escla los esclavos no valían nada, no comvos; de un Padre que tiene listo para prendían que un esclavo y un hombre todos un Paraíso espléndido y maravilloso, de una espiritualidad inmensa igualmente derecho a vivir. Oh! toal revés del mahometano, para entrar das aquellas monstruosidades eran 16al cual sólo se necesita ser bueno, ser gicas para aquellos hombres feroces; puro, ser santo, llevar dentro del pecho eran naturales; no se discutian. Pero una hoguera inextinguible de amor no hubo un hombre que sí las discuPasa a la piginador Abril se enluta con mañanas oscuras y frías; los cielos se hacen tristes bajo el manto de nubes dormidas, como si recordaran con dolor profundo la tragedia milenaria del Gólgota.
Todo parece llorar en estos días en los cuales se rememora la muerte del Gran Subversor. Un hálito de duelo pasa por los campos florecidos y las ciudades que dormitan en la bruma, de los montes lejanos parece descender uno como quejido tristísimo de muerte: el que dio Aquel cuya vida fue una sola lucha por el bien del pueblo y al cual el pueblo dio por pago una cruz.
En estos días de rememoración se viven en la imaginación escenas sepultadas en el fondo de los siglos. Nos parece ver la silueta ascética y bella del Cristo, todo amor y bondad, pasearse disertando en medio de una multitud de desheredados a orillas del tranquilo Tiberiades. Pastoreando aquel rebaño de harapientos que le oían embelesados en la dulce calma de la tarde muriente. En aquellas vidas que la miseria hacía sombrías y fúnebres, su palabra era cual faro salvador en una noche de tempestades y angustias infinitas.
Cuando aquella multitud, formando olas tumultuosas a su alrededor le manifestaba sus dudas, él subido en una roca tranquilizaba y cautivaba con la melodía y sapiencia insuperables de su palabra; de aquella su elocuencia prodigiosa con la cual consolaba los dolores de los hijos de la miseria que lo seguían, o bien fustigaba con frases de fuego la avaricia inquebrantable de los poderosos. sus palabras de consuelo en aquellas tardes tranquilas y perturbadas a orillas del quieto Tiberiades, eran un bálsamo para aquellos corazones llagados por el abandono; para aquellas vidas oprimidas las cuales trazo un nuevo derrotero.
Su doctrina era para los que sufrían, para los infelices; y como éstos constituyen el pueblo, su doctrina era para el puenan Pana a la página cuatro 21 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.