Communism

Carta de Orestes Ghioldi a Moscú 1936 10 20 Conjuntamente con este informe, va uno largo, tal vez demasiado, de los compañeros paraguayos. Yo quisiera agregarles mi opinión personal.
Sobre las posiciones, de nuestros compañeros antes de la caída de Ayala creo que hay poco que agregar, y que en líneas generales fueron justas. Contra Ayala, por la reconstrucción nacional, por el Frente Nacional. Su posición frente a Franco entonces fue también justa; oponiéndose a su deportación y tomando la iniciativa su candidatura a la presidencia de la república.
En el momento de la caída de Ayala, nuestros compañeros apoyaron a Franco. en general, lo hicieron bien. Aquí cabe señalarles, que en Paraguay no hubo en verdad un frente nacional, a pesar de que se habl mucho de él.
Nuestros compañeros ganaron la legalidad, lo que les permitió reorganizar los sindicatos que hoy constituyen una fuerza muy grande y de mucho peso y llevar el hasta todas las localidades mas importantes, inclusive a zonas donde hasta el presente nunca había habido ni ni movimiento sindical, ni nada por el estilo. El número de afiliados aumentó mucho. En Asunción, de 60 pasaron a 400 y ellos aseguran que mas. Cuáles fueron, a mi juicio, los errores de los compañeros paraguayos? Ellos no comprendieron bien cuales son las tareas de un movimiento revolucionario en Paraguay, en esta etapa. No vieron a fondo cual es la situación de Paraguay, pequeño, sin grandes recursos económicos, agotado después de una guerra y en condiciones geográfic as muy desfavorables.
Nuestro debió tomar la iniciativa del programa de eso que se llamó la revolución paraguaya. allí coger el toro por los cuernos: dar claramente nuestro punto de vista frente al latifundio, que no expropiaremos y frente a las empresas imperialistas que no serán confiscadas. Dar así el programa de medidas económicas y sociales a aplicar, medidas mínimas y posibles. De esta manera, hubiéramos dado una salida a Franco mismo, que durante todo el primer tiempo vaciló fuertemente no sabie ndo que hacer. La presión argentina fue muy fuerte. Planteó el problema del reconocimiento de una manera imperativa: o Vd. deporta a los comunistas y a las izquierdistas o nosotros no reconocemos al nueve gobierno. Franco no cedió a primera intención, pero terminó por ceder. nosotros no hicimos nada para hacer fracasar esa gestión argentina. Nuestro dio, es cierto, una serie de consignas mínimas, posibles, pero todo ese ligado con una serie de consignas de propaganda como la de la revolución antiimperi alista, lo que nos creaba la desconfianza de ciertos sectores de los cuales aun no podíamos separarnos. El