BourgeoisieCommunismCommunist PartyImperialismWorkers Federation

Carta del SSA al Comité de Santiago del PCCH y a todos los miembros del partido 1929 08 00 yanqui, el cual exige del gobierno nacional una presión constante sobre las masas trabajadoras, para poder explotar con tranquilidad las fuentes de materias primas y arrojar una parte de los beneficios a los agentes nacionales.
Esa explotación infame de las masas, abrumadas por jornadas de trabajo interminables, que tienen condiciones de vida miserables, que producen su degeneración física, obligando a la misma burguesía nacional a pedir para ellas un trato más humano y una mayor alimentación hace que las masas trabajadoras estén en un continuo estado de efervescencia, y únicamente la presión brutal que ejerce sobre ellas el aparato estatal de reacción, les impide manifestar su descontento a través de acciones violentas.
La burguesía chilena y con ella el imperialismo sabe perfectamente que abandonando esa presión sobre las masas trabaja doras, estas volverían nuevamente a agitarse, como en 1924 1925, a efectuar grandes movimientos huelguísticos. Pero esta vez, contando con la experiencia adquirida a través de la lucha contra la reacción, y bajo la dirección del Partido Comunista que se ha fogueado en el combate y que ha recogido también grandes experiencias, formándose una conciencia revolucionaria y teniendo perspectivas claras, las luchas proletarias no se limitarían solamente a las pequeñas reivindicaciones parciales, ni tampoco a apoya a los grupos demagogos de la pequeña burguesía, para que u na vez en el poder traicionen, como ya lo han hecho anteriormente los intereses de las masas trabajadoras, sino que lucharían directamente con su programa propio, por la revolución antiimperialista y por el gobierno obrero y campesino.
Dada esa situación, es ilusorio creer que en Chile es probable el restablecimiento de las antiguas libertades burguesas que permitan la organización y el funcionamiento de nuestro Partido, como de la Federación Obrera como afirman compañeros de la dirección del Partido chileno ya que eso presupondría que alguna fra cción de la burguesía chilena, la demócrata tal vez pueda hacer desde el poder una política independiente, contra los intereses imperialistas, que sería capaz de realizar una consecuente lucha antiimperialista.
El imperialismo ha penetrado en tal forma la economía, las finanzas, el comercio y la política de Chile, que ni ngún partido político burgués, ya que todas están ligados a uno u otro imperialismo puede escapar al control del mismo. Por consiguiente, la luc ha contra el gobierno nacional fascista de Ibáñez, debe ser una lucha contra todo el régimen que lo ha generado; contra la burguesía nacional, agente del imperialismo, y por ende, ontra el imperialismo que coloniza y esclaviza al país. Las fuer zas motrices de esa lucha anti imperialista son solamente las masas obreras y campesinas, dirigidas