MagónYolanda Oreamuno
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Don Manuel González Zeledón o la primacía de la cordialidadArce Bartolini, José María (Costa Rica) (1894-1979)

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXV San José, Costa Rica 1938 Sábado 21 de Mayo Año XIX No. 851 Núm. 19 Don Manuel González Zeledón o la primacía de la cordialidad Carlos García Prada Henri Borel Gris Carlos.
Una protesto y una fe.
El buen vecino. garantia definitivo. En elogio de Anibol Ponce.
Anibal Ponce ha muerto en México.
Homenaje a Sonin Cono, en su cu npleaños.
SUMARIO El homenaje a Sanín Cono Arce Laotzé (5. Magón Página lírica. Garcío Monge Mensaje de adhesión ol Gobierno y Pueblo meHaya de la Torre xicanos.
Jesús Silva Herzog Genios en emigración.
Felipe Cossio del Pomar Mi mujer y mi monte.
Benjamín Carrión y Tomás Monn y la próxima victoria de la DemoCarlos Vesga Duarte cracia.
Varios Alberto Gerchunoh Yolanda Oreamuro Simeon Strunsky Don Manuel González Zeledón o la primacía de la cordialidad Por ARCE Colaboración, Hanover, junio de 1937 Un año hará que se reunió a su pueblo para siempre un generoso espíritu en que alentaba lo más fecundo y risueño de nuestro pasado. Don Manuel González Zeledón era una vocación cumplida y se extinguió con la serenidad de un patriarca, entre los suyos, en el regazo de la Costa Rica de hondas querencias cuya lejana imagen había llenado su alma de evocaciones y añoranzas, cuando ya vol.
via definitivamente a su tierra después de treinta años de vida animosa en suelo extranjero.
Don Manuel, al emigrar a los Estados Unidos, por signo misterioso del destino tajó el curso de sus días en dos épocas distintas. Atrás quedaban las alegrías y desalientos de su niñez y las doradas vicisitudes de sus años mozos.
Su formación de hombre en la gran aldea que era el San José de aquel entonces se refleja con la poesía del cariño en sus cuadros de costumbres. Por arte de esta amorosa preocupación, su vida de costarricense es la más transparente que conoce nuestra historia. Todos podemos referir y casi fechar, como si hubiéramos seguido sus pasos de capitalino de fin de siglo, sus afanes y congojas de chico de casa pobre, sus tempranos entusiasmos de estudiante codicioso de saber, los empeños del aprendizaje práctico de una profesión y, más tarde, los ajetreos del periodista que reparte su tiempo entre polémicas y refriegas de partido y la virgen tarea de arrancar del natural los personajes originarios de su llevarlos con el colorido del propio escenario a sus crónicas y relatos. Estos años de formade inquietudes y realizaciones de hom.
bre ya cuadrado ante el destino son parte del patrimonio emocional de todo lector costarricense. Para Don Manuel cerraron un ciclo aparte de su existencia que él compendiaba en un nombre lleno de armonías: Costa Rica.
La segunda mitad de su vida se sume en gran parte en el silencio. No porque él, dueño de las mejores dotes de una generación egregia, no hubiera logrado conquistar en su nuevo ambiente una posición desahogada para sí y para los suyos y una serie de preeminencias entre las colonias hispanoamericanas de Nueva York y de Washington, ni tampoco porque se hubiera ensombrecido o apagado la gallardía de su temperamento, sino porque, en última instancia, sus nuevas actividades y aun sus horas de triunfo y de regocijo no resuenan en su alma como circunstancia hondamente vivida. Hubo en ello cierta ilusión de interinidad que él jamás se preocupó de desvanecer: nunca aceptó su ausencia de Costa Rica como definitiva. Para su genio esencialmente sociable, de arraigada sensibilidad, el brusco traslado de las saboreadas atenciones de patria chica en la cual él se había sentido tierra para ción y BRIXENCH Manuel Gonzalez Zeledon (Mogón en 1934)
24 de diciembre de 1864. 29 de mayo de 1930 Asegurado para caso de muerte y para caso de accidente, y más que asegurado contra decepciones por la experiencia adquirida; ni envidioso ni envidiado; hombre de pocos pero de muy buenos amigos; con vergüenza y sin miedo; con fé en sí mismo y muy poca en los demás. Dios y ni Diestra y Nunquam Retrorsum, por lemas. Sin escudo y sin escudos. De Mosón, en su autobiografia (Nueva York y diciembre de 1910)
En el Prólogo de La Propia. 2da. cdición. Son Joré de Costa Rica, 1920. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica