DIRECTORIO DE Revista Quincenal Ilustrada Rogisiede en je ministración de Correis de la Cue Véxacema spliculesc Clase ele busi del ines CONFEDERACION REGION II, UBRERA VEXICA EDUARDO JUVED Scuteland en Bestici: EDMUNDU. DAROE مثل. الف ALFREIX) VILA! 11ENCIA, COLABORADORES: CHESTER. WRIGHT LUIS BUSTAMANTE ROBERTO HABERJAN JESTSAMAY TRANQUILINO TORRES.
JUAN LOZANO PADILL EZEQUIEL SALCEDO JOSE ORTIZ PETRICIOLI SCHUI KAAN COLCHI WOODMAN ALFREDO WILLHELM LACRO CARRILLO 14. SOTO POJAS TREINTA DE NOVIEMBRE la vuelve a rechazar sistemáticamente la máxima autoridad del municipio. Ante tal obsecación, ante la actitud fría e incomprensiva del Presidente Municipal. se organiza una manifestación encabezada por los elementos de los periódicos y la situación no se resuelve.
Pasan más días. Las cosas en statu quo. Ni una declaración, siquiera por la prensa, que calme los ánimos enardecidos. Un desprecio frío e irrazonable se desprende de la Comuna. Es entonces cuando la Confederación Regional Obrera Mexicana organiza su manifestación de protesta. Se lleva a cabo por la tarde.
Empieza a oscurecer y los manifestantes desfilan. medida que los trabajadores se acercan al Palacio Municipal, la manifestación. se va engrosando hasta alcanzar un contingente verdaderamente respetable. Las informaciones locales, dijeron que los manifestantes pasaban de treinta mil. Llega la cabeza de los protestarios, al zócalo; es designada una comisión que a nombre de los presentes, hable con Alonzo Romero para reiterarle la ayuda ofrecida en días anteriores y le entregue un pliego en el que se da a conocer en que puede esa ayuda ser prestada. Entra la comisión al palacio y automáticamente las puertas se cierran. En la calle se oye una descarga de armas de fuego y esa es la señal para que empiece la refriega. Empleados de Alonzo Romero disparan sus pistolas desde los balcones del edificio, sobre la muchedumbre. Los trabajadores no pueden contestar con un fuego nutrido porque carecen de armas; algunos logran protegerte penetrando al Palacio Municipal, mientras otros responden con disparos aislados.
Minutos más tarde, el incendio empieza apoderarse del recinto oficial. y gracias a la oportuna intervención del cuerpo de bomberos, no quedó convertido en cenizas lo que en ese entonces, había sido reunión de criminales. Cuentan que el Presidente Municipal sintió miedo; como lo sienten todos los cabardes al ver consumado su delito, y huyó por una de las puertas laterales, para escapar al disgusto popular, De esta manera terminó la tragedia: Seis cadáveres tendidos en la Federación de Sindicatos del F, fueron testigos mudos de la felonía de Alonzo Romero. Miles de trabajadores desfilaron ante los sacrificados compañeros. en todos los rostros leímos la maldición lanzada al asesino.
Luego desfiló por la ciudad la caravana doliente de hombres rudos, cargando los despojos para dejarlos en sus tumbas en el Panteón de Dolores. cuando la comitiva regresó, México estaba inundado de agua. De todas las válvulas de incendio instalaen las esquinas, raudales de agua purísima se escapaban y tal parecía que los cuerpos de nuestros camaradas fueron los manantiales de donde aquellos brotaron. La sangre se licuó en una hermosa transformación.
Por eso, al recordar la fecha que se aproxima, al volver los ojos hacia el pasado sangriento, y rememorar las trágicas escenas del 30 de noviembre, dedicamos un pensamiento de amor de los hermanos sacrificados y un gesto de odio hacia el asesino.
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