EL EXTRAÑO ASESINATO EN SOUTH GATE Por Mueller, antiguo Jefe de Policía de South Gate, Cal.
según relato hecho a Jack Van Clute.
Traducción exclusiva para la Revista de Máster.
Detective. por el Pedro Rivera Flores En el mes de febrero de 1933, la se tera cerca de su casa situada en el nú cuatro se detuvieron en el porche, en.
ñorita Marjorie Barr, de 17 años, jo mero 10500 de la avenida de Santonces Marjorie dijo: ven morena muy atractiva y su con Gabriel, South Gate, California, como Bueno, entremos, deben ser algudiscípula Rose Hammond, de 20 años; a doce millas al sur. este de los Ange nás visitas de los Stephens.
igualmente agraciada, fueron atraídas les.
Rose habrió la puerta y penetraron por el perfido canto de la sirena y aban. Movido por la compasión, enfrenó en la sala, quedándose sorprendidas.
donaron su pueblo natal; Long View; el carro e invitó a las muchachas a su Las inuchachas vieron a cuatro desWashington emprendiendo el camino bir a el, quienes aceptaron gustosas. conocidos que vestían el uniforme de los hacia el sur de California. Las mucha Por la conversación que tuvieron, marineros; blusa y pantalón azul, ribechas, carentes de experiencia, pero con Stephens se dio cuenta del predioa teados de blanco: cuatro marineros, la avidez propia de la juventud habían mento en que se encontraban, las lle.
pero. dondo estaban los Stepheus?
soñado llegar a convertirse en estre. vó a su casa, y le explicó la situación Upo de los inarineros tenía en la llas de cine, sin considerar natural a su esposa, quien escuchó el relato mano un vaso a medio llepar; en una mente la enorme cantidad de dificul: con interés maternal.
mesa cercana estaba otro vaso también tades de todo género, que tienen que Bueno, muchachas, si quieren que con algo de líquido; el olor que despevencer todos los aspirantes a ocupar darse aquí, pueden hacerlo; tendrán dian, indicaba que los desconocidos un puesto prominente en el mundo de casa y comida a cambio de que me habían pasado las últimas horas ale.
la hoja de plata. Si ellas hubieran po ayuden en el trabajo de la casa, hasta gremente y que estaban ya borrachos.
dido preveer la suerte que les designa que encuentren algo mejor. ofreció. Dos de ellos ya estaban en el último ba el destino, nunca hubieran intenta La invitación fue aceptada como período; los otros dos, estaban sentado emprender el descabellado viaje. una bendición del cielo, y desde ese dos frente a un aparato grande de raMarjorie Barr no se imaginaba cuan día las dos muchachas trabajaron y dio que estaba en un rincón de la sala.
do abandonó su pueblo nativo, que vivieron en la casa de los Stephens ¿Donde estaban los señores Ste.
nunca había de regresar a él; y Rose donde fueron tratadas como si fueran phens. preguntó Marjorie.
Hammond no prévió que iba a recibir de la familia.
Se fueron hace un rato contesto una de las lecciones de su vida, que tarjorie y Rose, dotadas de cuali. uno de ellos.
quedaría indeleble en su memoria dades además de su personal atracti Entonces que están haciendo ueLlenas de optiinisino y auxiliadas vo, pronto se hicieron querer de sus tedes nqui? preguntó Rose.
por varios automovilistas galantes que benefactores, así como de las relacio No te pongas difícil, hermana las transportaron de trecho en trecho, nes de éstos, con el resultado de que contestó un marinero rubio de Daria se dirigieron a la metrópoli del cine y en un breve plazo hicieron muchas un tanto aquilina. Somos viejos en unos cuantos días alcanzaron la de nuevas amistades.
amigos de la familia y estamos espeseada meta, para darse cuenta de que Después de dos semanas de perma rando a que regresen, quieren uns un gran número de aspirantes al estre nencia en la casa de lo Stephens, copa ya sabes que no es bueno mosllato habían fracasado y se encontra Marjorie y Rose aceptaron una invita trarse hostil con los viejos amigos.
ban en condiciones económicas muy ción que les hicieron Bert Fahrney y No, gracias respondieron aludilastimosas, por haber creído, como Hugh Mallet, estudiantes del Colegio sono las dos muchachas.
ellas, que el señuelo de que habían si Long Beach Junio, para ir en automó Los acompañantes, que no habín do víctimas podla tornarse en realidad; vil a San Diego, el domingo de mar penetrado a la sala propusieron que encontrándose de pronto sin ocupa zo, los cuatro regresaron del viaje de seria mejor esperar el regreso de los ción alguna que les produjera para vi noventa millas, poco después de las Stephens dentro del automóvil que esvir, sin fondos, y sin ninguna probabi. ocho de la noche taba estacionado frente a la casa, si las lidad de obtener trabajo en los estudios Al llegar a la casa, notaron que a muchachas no encontraban inconyaa pesar de que diariamente se aglome pesar de que las cortinas de las venta niente.
raban a las puertas de las oficinas de nas estaban bajadas, se veían rayas Todos volvieron al carro y se entreturepartos. Pronto se dieron cuenta de de luz, lo que indicaba que alguien es vieron charlando, mientras los marineque era preciso vivir de alguna ma. taba en la sala. Las muchachas y sus ros seguían divirtiéndose dentro de la acompañantes se bajaron del carro y casa.
Una mañana, durante la última se se acercaron a la puerta del frente de Es curioso que los Stephens se hamana de febrero, Delbert Stephens la casa, sorprendiéndose al escuchar yan ausentado de la casa precisameniba rumbo a su trabajo a bordo de su voces de hombres desconocidos, acom te cuando tienen visitas. observó automóvil; vió a dos muchachas capañadas de roncas risas que provenian Rose, mientras dirigía una mirada a la minando trabajosamente por la carre de la sala, Por algunos momentos los nera.
Casa.
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